Una crónica de: @danipuerto6
Dijo Tomjanovich una vez que “no se puede subestimar el corazón de un campeón”, pero viendo el inicio en el Buesa, bien lo podía haber dicho Pablo Laso.
El Madrid salió como un ciclón al parquet, sosteniéndose en ataque a través de Causeur, Yusta y la dirección de un gigante con un cuerpo minúsculo como el Facu Campazzo. Mientras, en una defensa colectiva de mucho nivel, sobresalía un motivadísimo Edy Tavares, que asustaba a todo baskonista que osaba siquiera mirar el aro blanco. Los de Perasovic mal vivían en esos primeros catorce minutos agarrados al acierto de Marcelinho, que se antojaba poco ante un superlativo Madrid que rondaba los veinte puntos de diferencia. Los cambios trajeron a un Baskonia mejor, que logró igualar primero el juego y luego acercar a los blaugranas en el marcador. Eran Shengelia y vildoza los encargados de liderar el ataque azulgrana, tanto es así, que entre ellos dos habían lanzado más tiros libres que todos los jugadores rivales juntos, aún así, el público del Buesa protestaba cada acción pitada en su contra, quizás por no dedicar esa hostilidad a sus propios jugadores, que eran barridos por los blancos cada vez que los de Laso pisaban el acelerador. Así, al descanso el Madrid se iba doce puntos arriba.
Imagen: elespañol.com
La segunda mitad comenzó con un equipo vasco más agresivo y con una intención clara, la de lograr recortar la distancia y jugárselo todo en los últimos diez minutos. Con esa premisa, los de Perasovic parecían dominar, mientras los blancos aguardaban con la ventaja del marcador a favor. Todo iba como Baskonia quería, recortaba puntos y lograba incluso activar a las charangas de la grada, hasta que Laso dijo basta y tocó a rebato. El Madrid volvió a cambiar el paseo por la carrera para de nuevo, arrollar a un triste Baskonia que ya había perdido a Shengelia por lesión y a Vildoza, al que la defensa madridista ya había tomado medidas y había eliminado de la ecuación simple que le estaba resultando su rival. Laso pidió un últimos esfuerzo y sus cinco magníficos de la noche no fallaron. Yusta, hiperactivo durante todo el choque, firmando su partido más completo desde que juega con los mayores, anotando desde el triple y borrando a Hilliard primero y a Shields después, donde el americano sólo anotó cuando Laso se apiadó de él y le cambio la marca. Tavares, Thompkins, Campazzo y Causeur completaron el quinteto de “héroes” que acabó con la poca resistencia que ofrecían los baskonistas, a los que ya sólo les restaba buscar esa sesión de maquillaje tan características cuando las distancias ya son grandes e insalvables, que ocultase ese tono “rojo bochorno” que presentaban sus caras.
Al final, los de Laso volvieron a ganar en el Buesa Arena en otra exhibición baloncestística (74 – 91), una que necesitaban tras el partido de Estambul y tras firmar unos horrendos últimos partidos ligueros. Los merengues se quedan solos en la segunda posición liguera y le mandan un aviso al resto de rivales ligueros: Cuando la cosa se pone seria, en este país nadie compite como el Madrid.