Una crónica de: @Javirodespi – planetacb
De la alegría de Carroll al dolor de Felipe
Las 8.214 almas que andábamos por el Palacio, pudimos comprobar cómo es el cariño que se le tiene a Jaycee cuando Clifford Luyk le dio una camiseta conmemorativa del récord de 365 partidos que cumplía hoy como extranjero con más encuentros jugados en el Real Madrid y que, casi con total seguridad, seguirá aumentando hasta el punto de que sea difícil que alguien le quite el récord. Sin embargo, la felicidad tiene las patas cortas como pudimos comprobar a los 22 segundos de partido cuando Felipe Reyes sufrió un esguince que le obligó a retirarse prematuramente al vestuario y que, tras ser convenientemente tratado, regresó al trote al banquillo pero nos dejó sin su presencia para el resto del encuentro.
Una inevitable camilla y un Chapu incomprensible
Lo que tampoco entraba en el guión fue la desgraciada lesión de Patrick Auda, con salida del pie de su sitio, y que obligó a la entrada en camilla de la Cruz Roja para llevarle a hacer las pruebas correspondientes, las cuales, tras una primera exploración, Ibon Navarro dijo que parecía que no había sido tan grave pero habrá que esperar acontecimientos, así que vaya desde aquí nuestros mejores deseos para el jugador manresano. Es evidente que tanta desgracia no podía ser nada bueno para el juego y, aunque el Madrid imponía su ritmo, sus contraataques no salían con la facilidad que suele tener en otros días, mientras que Manresa con un acertado Cakarun, iba dando leves esperanzas de «aguantar» a casi todos los jugadores locales, con excepción de dos de ellos, uno fue Sergio Llull en el primer cuarto con 16 de valoración por 13 de todos los visitantes y el otro Andrés Nocioni, que lanzó incomprensiblemente al limbo una de sus pocas oportunidades de tener minutos, merced a dos técnicas por protestar y que, según dijo Laso: «Se ha calentado», ambos fueron lo positivo y negativo para los blancos en el choque de hoy.
Vamos a terminar esto rapidito by Sergio Llull
¿Cómo le contamos lo del jugador de Mahón? podríamos hacer un corta-pega de los números y decirle que en la primera mitad jugó 8:26 con 16 de valoración y en la segunda 7:47 con 21, o podríamos decirle la realidad del asunto, es decir, que acabó completamente con cualquier tipo de oposición, sistema o entramado técnico-táctico que su rival pudiera plantearle y eso lo consiguió de la forma más sencilla del mundo, jugando al baloncesto de forma pura y simple, corriendo contraataques en cuanto tenía opción, moviendo el balón al primer toque sin elucubrar con la posesión, lanzando con la «ayuda» de una varita mágica que hace que todo lo que lance encuentre la red y, sobre todo, desquiciando al rival y sacándole completamente del campo, sintiéndose completamente superado por lo que estaba sufriendo sobre la cancha. Sin duda una actuación de récord y que nos hace dudar de si este tío es humano.
Muchos nombres propios
En un día como hoy, con el partido resuelto en el tercer cuarto, con muchas rotaciones de jugadores y con algunas acciones espectaculares, es el momento de destacar nombres propios como son los de Jeffery Taylor, que por fin cuajó una buena actuación a nivel ofensivo (12 puntos), aunque un poco fallón en el triple (1/5), el encuentro de Alex Suárez con el triple (2 convertidos sobre tres intentos) tras dos «chuflas» en anteriores partidos en que no tocó aro, las ansias de meter gorros y mates que demuestra Anthony Randolph a cada partido (hoy otras dos chapas, un mate y otro intentado que, si lo mete, estamos nuevamente ante el canaston de la década) y, finalmente, el encuentro entre la veteranía y la juventud en ese cara a cara que tuvieron en los minutos finales, Luka Doncic (17 años) y Román Montáñez (37 años), veinte años les separaban a uno del otro y ambos dejándose la piel en la pista.
Así terminamos hoy, unos días de descanso con vuelta el jueves ante un apasionante Fenerbahce – Real Madrid, los turcos con ganas de igualar en la clasificación y los blancos para poner más distancia y seguir pegado a CSKA, como bien saben, aquí estaremos para contárselo mientras nos esperan, por favor, con una sonrisa.