Una crónica de: @MiedoEscenico2
Sorprendió Ancelotti con la alineación que presentó para el primer partido liguero en Almería, con un once formado por Courtois; Lucas Vázquez, Rudiger, Nacho, Mendy; Tchouameni, Kroos, Camavinga; Valverde, Benzema y Vinicius. Muchas caras nuevas, estreno de los fichajes, y la incertidumbre de cómo funcionaría un equipo formado así. Y, según arrancó el partido, lo que sorprendió fue la salida del Almería. Un equipo descarado, muy bien colocado atrás, presionando muy arriba, haciendo el campo muy corto, y preparado para hacer daño.
Nacho se emparejaba con Sadiq, un bigardo imponente, que bajaba melones desde el cielo aguantando de espaldas, y el de Alcalá de Henares se las veía y se las deseaba para intentar rodearle de alguna manera. A los 6 minutos, se confirmó que el Almería había estado afilando los dientes toda la semana, y Eguaras, sin que Lucas Vázquez ni Camavinga se lo dificultaran, puso un balón en profundidad para que Ramazani, habilitado por Rudiger, se plantara delante de Courtois y le batiera con un remate raso. El 1-0 tuvo un efecto casi inmediato en el equipo vestido de morado, que se lanzó con intensidad hacia la portería rival, aunque con más entusiasmo que cabeza, y así fue prácticamente a lo largo de todo el primer tiempo.
Disparos de Valverde muy duros, pero centrados, un cabezazo de Benzema que detuvo sin dificultades Fernando, y otro de Lucas Vázquez, que acabó en gol, pero fue anulado por fuera de juego muy justito. En la primera parte, el juego del Madrid era algo deslavazado, especialmente en la zona derecha, donde había mucho movimiento pero poca profundidad. Lucas fallaba los centros, Valverde no sabía si entrar o salir, y Camavinga no estaba todo lo avispado que otras veces. En el lado izquierdo, Vinicius mantenía su línea de intentarlo una vez tras otra, casi todas sin éxito, pero sin mostrar un ápice de desánimo, aunque sí bastante desacierto. Mendy acompañaba pero no contribuía a dar fluidez a las jugadas, algo habitual.
Imagen: realmadrid.com
En el medio, Benzema tenía uno de esos días negros que de vez en cuando le poseen, con el violín desafinado, el frac sin planchar, y casi diríamos que despeinado, algo poco esperable, dado su pelo. El caso es que no dio pie con bola, remató flojo las que tenían que ir fuerte, fuera las que tenían que ir dentro, y no conseguía horadar la línea Maginot que había montado allí el equipo almeriense. Porque el Almería jugaba con tres centrales, otro más de lateral derecho, dos medios centros defensivos y allí solamente faltaba que pusieran una barricada con neumáticos, cubos de basura o bidones. En esta primera parte, el Real Madrid remató 17 veces, 7 de ellas a puerta, lanzó 12 córners, tuvo casi un 70% de posesión, y no fue capaz de marcar un gol. Para más inri, los almerienses hicieron un par de salidas en largo hacia Sadiq, que a Nacho casi le cuestan un pastizal en antidepresivos.
En el descanso, Ancelotti decidió bajar la potencia a cambio de mejorar la dirección, y Modrić entró en el lugar de Camavinga, que ya había visto una amarilla en el primer tiempo y no había estado especialmente inspirado. La entrada del croata permitió ver un Madrid moviendo el balón con algo más de criterio, y rondar a la presa con menos iniciativa, pero encontrando mejor los momentos y lugares donde hacer daño. La segunda parte, aun así, empezó siendo de ida y vuelta, con llegadas de ambos equipos al área rival, en el caso del conjunto visitante, casi siempre mediante Vinicius, que tiene tanto empeño como precipitación, en muchas de esas ocasiones.
En el minuto 56, un remate duro de Benzema, que Fernando sacó con la rodilla, bastante apurado, empezó a transmitir la sensación de que el pulso empezaba a decantarse hacia el lado de los madridistas, y que se reflejaría en el marcador de manera inminente. Dos minutos después, Ancelotti se lió la manta a la cabeza, y metió a Hazard en el lugar de Tchouameni, bastante gris en el tiempo que estuvo en el campo. Y en el minuto 61, una jugada en la que Vinicius y Benzema combinaron, acabó con el brasileño rematando, Fernando despejando, Benzema yendo a por el rechace, un defensor desviándolo y, finalmente, la aparición de Lucas Vázquez para empalmar el balón a la red con su pierna izquierda. El empate hizo mella en el cuadro almeriense, mientras el Madrid, expuesto a partirse en dos, mantenía un 4-2-4 muy ofensivo, con Kroos y Modrić en el medio centro.
Imagen: realmadrid.com
Aun así, las llegadas no eran muy claras, el Almería tampoco estaba con tantas fuerzas como para intentar salir a cazar alguna contra, y el partido parecía estar más cerca del 1-2 que del 2-1. El Madrid seguía intentando entrar mediante paredes por el medio, forzando y lanzando córners, pero la práctica totalidad de ellos era despejada por la defensa del Almería, donde parecía que hubiera, al menos, tres jugadores de baloncesto y dos de voleibol, por su dominio aéreo. Poco antes de entrar en el último cuarto de hora, Eli hizo una falta a Modrić en la frontal, y Ancelotti, que ya tenía preparado el cambio, incluyó a Alaba en el campo para dar descanso a un Mendy poco brillante en general.
El central austríaco saltó al campo, se acercó al lugar donde Martinez Munuera había dibujado el arco blanco con el spray, y pidió tirar la falta. Así, a portagallola. Nadie presentó objeción alguna, el árbitro hizo sonar el silbato, y Alaba puso, con un impresionante disparo, pleno de efecto y colocación, el balón por dentro del poste, mandándolo al fondo de las mallas, y certificando la remontada madridista. El Almería trató de sacar fuerzas de flaqueza, y Rubi introdujo más cambios. Ya habían salido Dyego Sousa y Lazo reemplazando a Sadiq y Ramazani, y tras el gol de Alaba, metió a Portillo y Arnau en el lugar de Kaiky y Eguaras. Ancelotti, por su parte, decidió introducir a Casemiro y Ceballos para cerrar el partido, dejándoles su sitio Kroos y Vinicius.
Los últimos minutos fueron los únicos en que el Almería se fue, más decididamente, a buscar la meta de Courtois, que hizo dos paradas para desactivar las ocasiones de los locales, y el partido se extinguió lentamente hasta que el árbitro señaló el final, tras 6 minutos de prolongación. El 1-2 final ha supuesto un estreno exitoso por el resultado, pero deja dudas en cuanto a las combinaciones que el entrenador tiene que hacer para que el equipo genere un mejor juego y ocasiones más claras. Y es importante tener en cuenta que el estrés de tener que remontar, ya desde el primer partido de Liga, se acumula. Así que esperemos que en los próximos partidos el Madrid tome la iniciativa en el marcador y no haya que pasar estos malos ratos. Que esta temporada va a ser muy larga, y no es cosa de empezar a sufrir tan pronto.