Una crónica de: Nilo Campo Santos
El Real Madrid mostró su cara Champions y el partido no tuvo color. Así lo dice el resultado final, 0-6. El árbitro portugués se encontró con un partido no cómodo, comodísimo. Los jugadores madridistas no necesitaron mostrar los dientes y los chipriotas mostraron nobleza en todo momento, sabedores de su inferioridad.
Artur Soares Dias, se dejo llevar por la situación del juego, siguiéndolo muy de cerca, pero, siempre sin estorbar. Al final no echo mano de las tarjetas, algo que le gusta a la mayoría cuando arbitran competiciones UEFA, porqué la única que mostró, en el minuto 89 a Carvajal por pérdida de tiempo, fue buscada para pasar limpio a octavos de final, aunque alguna acción era merecedora de ella por un par de entradas fuera de tono.
En el minuto 19, la entrada por detrás de Carlao a Cristiano Ronaldo, era merecedor de tarjeta amarilla. También en el minuto 38, una falta de Vouros a Marcelo para cortar una contra blanca, fue merecedora de amonestación. Dio la ley de la ventaja y el Madrid marcaba su segundo gol, por lo que al final no fue amonestado el jugador del Apoel. Tampoco entendió como merecedora de amonestación, una acción en el lateral izquierdo del ataque, cuando Marcelo fue zancadilleado.
Su lunar más grave, y para ello también aplico lo que más le gusta: no molestar a la afición local, fue no señalar la clara falta de Pote a Modric, en el minuto 24 y cuando el marcador iba 0-1. Nuestra duda es saber si Modric estaba en el área y fuera.
El realizador no dio la repetición por lo que me llega a deducir que era penalti, y así lo demuestra esta toma. El colegiado portugués tomó la decisión salomónica, dejo seguir. Así se evitó ser criticado por si señala penalti y era fuera, o si la saca fuera y era dentro. Prefirió no verla.
Una vez más se demuestra mi teoría; que el Real Madrid con un árbitro “neutral” es otro. Si juega 11 contra 11, el Real Madrid gana, y si el rival es inferior el Madrid además golea.