Una cronica de: @Javirodespi – planetacb.com
El Real Madrid tenía mucho que demostrar en un día como hoy, quizás no a efectos de resultados viendo cómo no manda en ACB, no manda en Euroliga y con muchas dudas en bastantes partidos que le habían llevado, indefectiblemente, a perder esa magia que tantas veces hemos vanagloriado. Su ración de demostración era de orgullo, el demostrar a todos aquellos que dudaban, que a un campeón no se le gana fácilmente, y a fe que lo hizo, hoy nadie dirá que el Real Madrid no es favorito para ganar la Copa del Rey, sencillamente, porque se lo ha ganado con honores, éste es nuestro OjO Al Blanco, el de la herida en el orgullo.
La tormenta perfecta
El Real Madrid sabía que debía parar el empuje baskonista que, espoleado por su público (sencillamente espectacular) iba a ser un hándicap importante a la hora de afrontar el encuentro y no podía permitir, bajo ningún concepto, sufrir una desventaja que fuera una rémora durante todo el partido, y a fe que lo consiguió, hacía tiempo que no veíamos al equipo blanco defender de esa manera tan concentrada, sin necesidad que las ayudas saltaran en el 1×1, con cierre de rebote, con buena defensa de los bloqueos y con poderío interior entre Ayón y Felipe Reyes, que permitía llegar a una ventaja cómoda de 8 puntos.
El Anti-Bou a escena
Como suele ser habitual en los partidos del Baskonia, Bourosis no salió de titular y hubo que esperar a que Peras le introdujera cuando llevábamos un rato de partido, allí se encontró con su peor pesadilla en Euroliga, un Willy Hernangómez que le va a hacer tener pesadillas al griego, sin embargo, las dos faltas que le consiguió sacar, por esas cosas de la vida, le llevaron al banquillo, al decidir Laso que tenía que jugar más en ataque con Ayón para intentar sacarle la tercera. El objetivo no fue conseguido y Bou empezó a campar a sus anchas.
La máquina baskonista
Que Baskonia es una máquina de hacer baloncesto, se ve a la legua, sus piezas son disciplinadas y corren como demonios, pero ello no quita que también tengan sus licencias en ataque (que no en defensa), esa misma libertad le dio que, a pesar de verse con más de diez puntos de desventaja, empezaran a anotar desde todas las posiciones y con todos los jugadores, demostrando que saben que esto viene de la colectividad, mientras el Real Madrid, empecinado en pases imposibles de Sergio Rodríguez o tiros sin acierto, veía como su ventaja se esfumaba de una manera instantánea.
Y apareció el poder exterior
El Real Madrid había llegado a sufrir un 14-0 en contra, una desconexión de esas que ya estamos acostumbrados, un equipo metido en dinámica ganadora, teniendo a Llull sin anotar y Chacho sin dirigir, es decir, era un equipo contra las cuerdas metido en una caldera gallega que parecía vasca y, de repente, apareció el campeón, ese que aparece en las grandes citas y vino de la mano de ese mismo Sergio Rodríguez que, aunque no tuvo su mejor partido, sabía que era su momento y que el pasado anterior no valía, con un Maciulis que si alguno piensa que no tiene nivel para este Madrid, debería irse de España y no volver, pero el equipo blanco no había conseguido nada, solo volver a conectarse y conseguir ligeras ventajas, no estaba acabado el encuentro.
Del doctorado de Lima a la venganza de Bou
No sería justo que en esta serie de jugadores que estamos nombrando, nos dejemos a Augusto Lima, sin complejos, con ganas de demostrar el porqué de su fichaje, dejándose la vida por evitar las recepciones de Bourousis, sencillamente, doctorándose en el Real Madrid porque este equipo es así, los cursos se suceden a velocidad de vértigo, con apenas un mes en la capital y ya le estamos exigiendo, es la vida que te espera si quieres estar en el equipo campeón y hoy fue Honoris Causa. Sin embargo, casi todo se va al traste por obra y gracia de Bourousis, que cansado de pelear en poste bajo, decidió que podía matar al Madrid desde 6.75 a pesar de haber fallado sus cuatro primeros lanzamientos, pero los espíritus indomables son así, dos triples seguidos desde dos lados distintos, empataba nuevamente el partido y dejaba todo en el aire en los últimos minutos.
Llull, Llull, Llull, Llull
¿Cómo definir a un jugador franquicia? Ese que te dio una Copa del Rey hace dos años y hoy es pieza básica para que el Madrid juegue la final, pues sencillamente, mirar los últimos minutos de Sergio Llull, no encontrarán otro jugador igual en Europa (o a lo mejor sí pero yo no lo conozco, quizás Teodosic) pero con ese portento físico, esa capacidad de ir al aro y esa decisión sin límites, con sus puntos consecutivos y todo lo que hacía arrastrando al equipo, fue la clave final para que el Real Madrid juegue su tercera final consecutiva de Copa del Rey, de ahí que el coliseum le cambiara el nombre y en vez de citar su apellido paterno, le dedicara el de MVP, MVP, MVP.
Una oda al baloncesto
Terminamos con poesía, con arte, con una oda a este deporte que tanto amamos y que se llama baloncesto, el Real Madrid y el Laboral Kutxa nos dieron el mejor regalo para los que tanto queremos este deporte y fue ver un espectáculo tan bello que merecería formar parte de cualquier colección histórica de hechos acaecidos en la España moderna, así fue el partido, un encuentro en el que solo podía haber un victorioso y fue el que tenía herido su orgullo.
Mañana la final, Real Madrid y Herbalife Gran Canaria por un puesto en la historia, disfruten con lo visto y lo que queda por ver.