OJO AL BLANCO: Lo que la emoción no controla

Una crónica de: @Javirodespi planetacb

¿Se pueden controlar las emociones? Quizás sea una de las grandes claves cuando se es capaz de rendir a máximo nivel a pesar de que su estado de ánimo esté muy bajo o muy alto. Hoy el Real Madrid fue capaz de hacer eso y llevarse una victoria ante un buen FC. Barcelona que le puso las cosas muy difíciles, pero hubo tantos y tantos detalles emocionales que era imposible que alguno no se escapara. Éste es nuestro OjO Al Blanco, cuando la emoción no es controlable.

Foto: Virginia Pacheco / Planetacb

Foto: Virginia Pacheco / Planetacb

Las almas estaban a punto

Nada menos que 12.448 almas poblaban el WiZink Center esperando ver qué Barcelona se iban a encontrar, si ese juguete sin alma que parece en más de una ocasión, o una plantilla acorde a la calidad que se presupone, antes de todo eso, la gente pudo respirar tranquila al ver que Rudy Fernández era de la partida a pesar del golpe sufrido 48 horas antes.

El mejor Barça, un Madrid irregular, un empate

A pesar del espectacular comienzo de Maciulis, en plan tanqueta, metiendo canastas de toda índole, aunque tuviera que chocarse con quién saliera por allí, el equipo blanco no se encontraba a gusto en el campo, un Barça altamente defensivo, con mucha permisividad en el uso de las manos (como debe ser de una vez) además de una gran calidad en el juego de ataque usando el extra pass, dejaba sin casi argumentos a un conjunto blanco que se veía incapaz de rebotear y que dejaba muchas veces su juego a destellos individuales. Sin embargo, los visitantes no supieron encontrar nada más que un empate tras los diez primeros minutos.

Señor Doncic, a escena

La vida es un teatro y Doncic lleva camino, si no lo es ya, de ser un increíble actor principal, suyo fue el increíble ritmo que impuso al equipo en el segundo cuarto, regalándonos cada acción que nos hizo levantarnos de la grada, ya fuera un rebote estratosférico, un triple o esa canasta del final de cuarto en que cualquier ser humano se la hubiera jugado en 1×1 y prefirió pasársela a Llull para que anotara un triple de los suyos, seguramente la frase de que una asistencia hace feliz a dos personas (y a 12.000) tiene más significado.

El famoso día

Que al Madrid le faltó gasolina en la segunda mitad es un hecho constatado, que el Barça le hizo mucho daño con el juego entre pívots con la pareja Tomic – Claver, también , especialmente el croata que ganó bastantes 1×1 a Ayón en poste bajo, mientras que el valenciano se permitía el lujo inclusive de anotar un triple a tablero que apretaba el partido, ningún otro jugador se veía capaz de echarse al equipo encima y eso que Rice, supuestamente, venía para ganar partidos como hoy.

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Foto: Virginia Pacheco / Planetacb

El parón inesperado

Lo de Felipe Reyes nos pilló un poco a todos en fuera de juego, seguramente porque nadie lo esperaba, estábamos en un momento clave y la tensión propia del encuentro, hizo que tuviéramos que cambiar la emoción del resultado por la emoción de ver cómo a un jugador histórico se le hacía un merecido homenaje y que ya era hora de que se hiciera a alguien como pasa en NBA, aunque seguro que alguno lo critica, ya sabemos que es lo típico en este país.

El carrusel de la muerte

Nuevamente tuvimos que colocarnos el chip de la competitividad tras la emoción del momento histórico y a punto estuvo el FC. Barcelona de amargar la fiesta madridista con un Tomic que no paraba de ser protagonista en un carrusel que hacía cambiar el marcador para un lado y otro hasta que llegó las dos jugadas finales, en una acabó anotando el de siempre, es decir Sergio Llull en su 1×1 ante Oleson, mientras que los 0’50 segundos del final, con bola para el Barça, al equipo catalán le dio tiempo de lanzar un triple que no encontró aro y que dejó la victoria en Madrid, un resultado que empata a 2 los partidos clásicos de esta temporada.

Así terminamos por hoy, nuestra próxima cita nos deja  una visita al Panathinaikos para lograr matemáticamente la ventaja campo para los playoffs de Euroliga y luego camino a Santiago para enfrentarse al Rio Natura Monbus, como bien saben, nunca me dejen de sonreír.