Una crónica de: @Javirodespi – planetacb
El Real Madrid volvió a caer frente a Baskonia en esta temporada, fue en la tierra vitoriana que pisará indefectiblemente el próximo mes de febrero para la disputa de la Copa del Rey y donde tendrá que mostrar una mejor cara a la ofrecida hoy si quiere tener alguna opción de victoria al primer título importante de la temporada y es que, en solo siete minutos que fueron del minuto 7 del tercer cuarto a la finalización del mismo, el conjunto blanco desapareció del mapa y sufrió un terrible castigo que le dejó sin ninguna opción de victoria cuando todavía quedaban diez minutos para el final. Así lo vimos en nuestro OjO Al Blanco.
La vuelta de Llull de forma necesaria
Tras el espectacular videomapping que nos ofreció Baskonia y que vuelve a poner el listón muy alto, pudimos comprobar como Sergio Llull volvía a jugar siendo titular con el Real Madrid, cierto es que su actuación fue gris y con poca incidencia en el juego, pero sin duda alguna lo que Laso quería es que estuviera con sensaciones competitivas para el partido del viernes ante CSKA, ese que muchos jugadores parecían tener en mente un día como hoy.
Un comienzo malo salvado por Rudy
El Real Madrid no tuvo un inicio de partido cómodo ni mucho menos, empezó a sufrir muy pronto el mal que iba a arrastrar todo el encuentro con las pérdidas de balón y encima, provenientes de los bases, ello hizo que el Baskonia empezara a mandar en el marcador hasta que el cambio de base-escolta de Llull-Doncic por la pareja Draper-Rudy, sobre todo con éste último que cogió buen protagonismo ofensivo, dejaba las cosas bastante emparejadas cuando solo llevábamos diez minutos de juego.
¿Qué es el rebote ofensivo?
Dicen que el rebote ofensivo es colocación e intuición, pero no se olviden de una cosa básica: el deseo. Ese mismo deseo fue el que tuvo Baskonia para barrer una y otra vez los fallos que tenía en los tiros al aro blanco y que les dejaba hasta dos o tres oportunidades para enmendar errores anteriores que finalmente terminaban en canasta. Precisamente esa era la circunstancia de la que adolecía el Madrid, ellos también tenían fallos en sus tiros librados pero ese deseo que tenían los locales no se les había pegado a sus homónimos madrileños.
El famoso punto de inflexión
Cuando quedaban poco más de siete minutos para finalizar el segundo cuarto, el marcador andaba con empate a 32, el Madrid tuvo la fortuna de que a Beauvois se le señalara una falta inexistente por tapón a Ayón y que además fue aderezada con una técnica, sin embargo, tanto los tiros de la falta por el mexicano como la técnica (Doncic) no encontraron aro, la subsiguiente jugada de ataque fue solventada con una nueva pérdida e inmediatamente después, un señor mate de Kim Tillie dejaba una jugada en que el Madrid había pasado de poder sumar de 5 a 6 puntos a encontrarse con dos abajo, un pabellón entregado a la causa, unos árbitros que sabían que habían metido la pata antes y un equipo de Baskonia dispuesto a comerse a todo lo blanco que hubiera por el camino.
Siete minutos off
No sabría decirles el tiempo que un cerebro es capaz de sobrevivir sin oxígeno, pero no creo que llegue a siete minutos, pues el Madrid tuvo el interruptor en off en ese periodo de tiempo hasta que el marcador dio el bocinazo de final de tercer cuarto. Un absoluto ciclón pasaba por encima en cualquiera de las variantes que se les ocurran, en forzar pérdidas, en defensa asfixiante para robar balón, en salidas de contraataques fulgurantes que dejaban con las vergüenzas al aire el balance defensivo de los de Laso. Valga solo mostrar los números: 33-15 de parcial deja bien claro que el partido estaba finiquitado.
Un arreglo en la negatividad
Tremendo repaso baskonista en ese tercer cuarto, de haber seguido en el último período, seguramente nos hubiera dejado un marcador mucho más amplio del que finalmente surgió (y eso que el Madrid ha acabado con una paupérrima marca de 62 tantos) pero Baskonia, sabedor que tiene otras lides bien pronto, se encargó de contemporizar un poco más y dejó que el conjunto de la capital fuera recortando y dejando alguna actuación individual de mérito como así pasó con Randolph, pero sin incidencia alguna a la hora de inquietar al vencedor final.
Así terminamos hoy, ya sabemos que hoy resulta más difícil sonreír, pero les vamos a obligar a hacerlo, piensen que todavía estamos en fiestas y que el viernes nos espera todo un CSKA de Moscú con un Palacio repleto que dará un ambiente espectacular, así que olviden las penas (que tampoco es para tanto) y miremos siempre hacia el futuro.