Un articulo de: @Serch_2G
A lo largo de la historia, todos los héroes han tenido como denominador común las mismas características: valentía, fe ilimitada en sus posibilidades, capacidad para abstraerse de las adversidades y por supuesto, la necesaria dosis de suerte en momentos críticos que necesita cualquier campeón que se precie.
Bajo mi percepción, el lolaso (nombre artístico de nuestro querido Real Madrid Baloncesto) es un compendio de todas estas artes, y así lo ha venido demostrando a lo largo de estos 5 últimos años, pero es en especial en la actual temporada, donde parece que en un imaginario manual del buen superviviente, siempre hay una página más en la que este equipo decide escribir su última hazaña.
Tras lo visto desde que arrancó el curso, allá por finales de septiembre, lo cierto es que los augurios no podían ser demasiado óptimos para los grandes retos que se avecinaban. Numerosas lesiones (de relativa gravedad algunas de ellas), dificultad de los nuevos fichajes para encontrar su lugar en el equipo y sus sistemas, una profunda bajada de la intensidad defensiva (seña de distinción inequívoca de la “Perfect Season 14-15”), sumado a una probable disminución del hambre competitiva y la variable azarosa que tantas veces nos ha dado la espalda en estos meses, dibujaban un entierro precoz de este proyecto.
Sin embargo, el lolaso también se ha sobrepuesto a todos estos problemas y ha dado dos nuevas lecciones de supervivencia. La copa del rey conquistada brillantemente en febrero (sin su principal estrella desde noviembre) y la clasificación para los cuartos de final de la Euroliga sobre la bocina, ante un coloso del baloncesto europeo, a quien nadie dudó en señalar como claro candidato a Final Four desde el inicio de la competición.
Tumbar a este equipo no es fácil, en palabras del propio Laso podemos definirlo como el “gen competitivo”, que sólo se consigue naturalmente a través del trabajo y de los años. Son ya demasiadas las ocasiones en las que parece que todo está perdido y de nuevo emerge la figura del héroe que resurge para terminar imponiéndose a sus rivales. En el fondo, pienso que esa es la verdadera seña de identidad de este proyecto, resumida en una sola frase: “No hay púgil más peligroso, que aquel que consiguió esquivar todos sus fracasos”.
Naturalmente, nos queda lo más difícil. Un cruce de una complejidad extrema, con factor cancha en contra y ante otro rival de los candidatos no ya a Final Four, sino a alzarse con el cetro europeo por primera vez en su historia. Añádanle a esto, el normal deseo de venganza del Fenerbahce por haberles arrebatado la posibilidad de hacerlo hace un año, en aquella semifinal donde Don KC Rivers se vistió de Larry Bird. Ojo también a la ingente cantidad de dinero que invirtió Turkish Airlines para ser el principal patrocinador de la competición, un detalle que, para un malpensado como yo, podría ser incluso un factor más a tener cuenta…
Si se supera este trance, será ya la prueba definitiva de que este equipo es prácticamente indestructible. Pero para ello, no bastará con el nivel mostrado hasta la fecha, demasiado irregular durante todos estos meses tanto defensiva como ofensivamente. La nota positiva es que el margen de mejora es todavía amplísimo cuando aún quedan dos meses y medio largos de competición. La negativa, que no se sabe si podremos alcanzar un nivel TOP a tiempo de llevarnos el botín.
Ahora, toda la presión es para los turcos, en una eliminatoria donde sobre el papel son claros favoritos y ésa es la baza que debe saber interpretar el lolaso, que para eso es un equipo mucho más experimentado en partidos a cara o cruz. Un posible 0-1 en el primer partido se me antojaría muy difícil de asimilar anímicamente para Fenerbahce. Así pues, como es costumbre en eliminatorias al mejor de 5, el primer partido será absolutamente crucial. Y, en caso de derrota, sería mucho menos decisiva para nosotros que para ellos, ya que aún habría una oportunidad de recuperar el factor pista y robarles así el derecho a decidir la eliminatoria en Madrid. De nuevo, entraría en acción el trabajo mental en ambos equipos, para mí la clave de este play-off, más allá de tácticas, cansancios, arbitrajes y demás variables.
Creo que si algo nos hemos ganado por derecho propio en estos años es que podamos confiar una vez más en este equipo. Al fin y al cabo, con la cantidad de problemas que hemos arrastrado desde septiembre, lo que arrojan los fríos datos es que todos los objetivos se están cumpliendo con mayor o menor brillantez. El superar un TOP-16 que nadie duda en calificar como el más duro de la historia de la Euroliga, con nada menos que 6 equipos candidatos a Final Four en el mismo grupo, es un dato más que revelador de que la temporada está siendo razonablemente buena.
Así pues, confiemos en que a este gato todavía le queda una última (o penúltima) vida por quemar. Por nuestra parte, es casi una obligación hacerlo después de lo vivido en estos años. Mientras haya vida debemos seguir soñando con un dorado San Isidro en pleno Berlín.
¡¡HALA MADRID!!