Una crónica de: @Datemus
Competimos porque está en nuestros genes, de ahí que con cada cita con un rival, nuestros sentimientos terminen por imponerse a nuestra razón y nos situemos frente al televisor para ver a nuestro Madrid ser ninguneado por la repugnante Liga de Fútbol Profesional. El poco prestigio internacional que le pueda quedar a la bazofia de pachangueo manipulado que organiza se lo damos nosotros, pero nos premia anulando cualquier posibilidad de que optemos al título mediante un pacto Con la Federación Española de Fútbol que recuerda, prescindiendo del sentido de las proporciones en la comparación, al de Ribbentrop-Mólotov. Dos dictadores enemigos acérrimos que se ponen de acuerdo en determinar el destino en su favor de un conjunto de pueblos sin reparar en los medios. Esto son Rubiales y Tebas, y contra este espantoso panorama tenemos que luchar en el corto y en el medio plazo. En lo inmediato, por la práctica imposibilidad de ganar una competición de la que somos palmeros de lujo, comparsas imprescindibles para dar el único lustre que le resta a esta boñiga descompuesta e infectada de gusanos. En el futuro un poco más lejano, por la pérdida de ingresos que la nefasta concurrencia de estas dos organizaciones está conllevando en el negocio del fútbol español, que llegó a pasar del 1% del P.I.B. del país cuando los duelos entre Madrid y Barcelona colaron las palabras “El Clásico” en todos los idiomas del mundo. Esto influye en la capacidad del Madrid de optar a la Champions en un entorno futbolístico que ya era de por sí muy difícil con la irrupción de los clubes – estado de los que no les quepa duda que, para Rubiales y Tebas, el F.C. Barcelona es el de nuestro país y al que van a proteger sin tocar sus carteras, sino las de todos ustedes, abusando del poder de la casta política que ahí los mantiene y les ordena.
Zidane y sus chicos han de mantenerse necesariamente ajenos a este descarado entorno y acudieron a su compromiso recuperando a Hazard y a Ramos. El francés volvió a sorprender a todos con el once, en especial al alinear al de Camas junto a Varane, Nacho y Mendy en defensa, con las dudas de la posición de Lucas y del número de centrales con los que proteger a Courtois. En la media, Casemiro, Valverde, Isco y Vinicius no dejaban indiferentes a nadie, en cuanto a la conveniencia o no de juntar tan variopintos perfiles de futbolistas para dar descanso a Modric y a Kroos simultáneamenten. En punta, de nuevo, el mejor jugador de los blancos, el genio de Lyon, para tratar de mejorar uno de los problemas más importantes del equipo esta temporada: la falta de gol. Asensio se quedaba en el banquillo tras unos partidos en los que se esperaba un poco más de continuidad en su juego y de liderazgo sobre el césped. Todo ello para enfrentarse al nuevo Elche de Escribá, que salía de posiciones de descenso y venía con la moral por los cirros tras vencer al Sevilla. Los visitantes formaron definitivamente con un 4-4-2 mientras que el Madrid despejaba la duda inicial al posicionarse con un 3-5-1 con Ramos, Varane y Nacho como defensas centrales.
No empezaron mal los nuestros en cuanto a actitud: concentrados, presionando arriba y dominando la posesión de la pelota. Sin embargo, pronto se vio que carecían de cualquier idea respecto de qué hacer con ella. Los problemas ante equipos encerrados atrás del pasado reaparecieron una vez más. Los laterales, Lucas y Mendy, se pasaban el tiempo por delante de todos los centrocampistas, anulando los espacios para la sorpresa por las bandas y empujando a una colección de jugadores al centro y por delante del poseedor del cuero: Vinicuis, Benzema, Valverde e Isco formaban un verdadero tapón, auto-anulándose para participar lo más mínimo en el juego. Los dos puntas del Elche decidieron marcar la salida de Varane y de Ramos y el juego del Madrid se redujo, con carácter repetitivo, a largas conducciones de Nacho por la izquierda para terminar por ceder a un compañero al llegar a tres cuartos, Mendy normalmente, en un pase cantado media hora antes. Desde ahí, apenas nada: combinaciones en corto, en horizontal y al pie, con una lentitud que hacía difícil vencer al poderoso Morfeo del postre sabatino. El Elche se fue estirando poco a poco, confiado en la impotencia de su rival, y menos mal, porque sólo en una de las escasas recuperaciones de balón en el mediocampo pudios ver algo de interés, en una contra, que fue la única manera en la que el Madrid parecía poder hacer peligro.
Si la crónica carece de relatos de ocasiones no es por el sopor causado por el espectáculo de la cancha, por apatía o por vaguería, sino porque no existió apenas nada digno de ser relatado. Baste como prueba señalar que el primer disparo a puerta del partido se produjo con un disparo de Isco en el 26’, desde la frontal, que detuvo Badía sin demasiados problemas. Antes, muy poquito que reseñar. En el 9’, Vinicius se giró en la frontal y metió un gran pase al desmarque en profundidad de Mendy. Lamentablemente, al francés se le quedó en su derecha y en lugar de chutar a gol, centró sin suficiente precisión desperdiciando la ocasión.
Imagen: realmadrid.com
En el 32’, llegó la primera acción meritoria visitante. Todo el caudal ofensivo del Elche se había desarrollado por su izquierda con las incorporaciones del lateral zurdo Mojica. Sus centros estuvieron siempre obstaculizados por las ayudas de Valverde a Lucas por esa zona del campo, pero en esta ocasión, el colombiano logró un buen pase lateral que Carillo remató con el hombro, enviando fuera una buena opción de probar a Courtois.
Un minuto después, en uno de los contados robos de balón del Madrid en el primer tiempo, Valverde salió a la contra y lanzó un pase en ligera desventaja para Vinicius. Entre la velocidad del carioca y que su marcador, Barragán, estaba un poco tocado (de hecho, abandonó el campo nada más terminar la acción), el joven brasileño se la llevó y puso un gran servicio a Benzema. El remate con la izquierda y de primeras del francés se fue fuera, desgraciadamente.
Tres minutos después, Jose Figeroa Vázquez mostró los pelos de la dehesa que @cubelas13 ya se maliciaba en su Previa Arbitral. El andaluz amonestó a Benzema en una acción en la que el delantero local rozó en la cara con la mano a Dani Calvo. Su criterio para castigar los contactos cambió radicalmente en la segunda mitad cuando acciones similares o más duras fuero realizadas por los jugadores ilicitanos. Consciente como todo trencilla que viene a Madrid a forjarse una carrera de que los medios masivos de manipulación no juzgan el robo por la acción en sí, sino por si el destinatario del mismo lo merecía o no según su canallesco sectarismo, el sevillano dejó en casa todos sus valores y su dignidad y catapultó su porvenir arbitral con una segunda mitad digna de que el Madrid haga ya algo de una santa vez, vista la decepcionante y meliflua reacción al nuevo atraco de Hernández Hernández de la semana pasada.
Llegó el descanso no sin que en el último minuto, un centro chut de Valverde estuviera a punto de ser rematado en plancha por Casemiro en el segundo palo. La desagradable sorpresa y la desesperación se adueñaron de la afición blanca al ver que saltaban los mismos a la cancha, y es que a Zidane, una jornada más, no le bastaba con regalar 45 minutos. Kroos y Modric eran anhelados. Mendy se estaba cascando un partido ofensivamente indignante para el recuerdo de dos décadas con Roberto Carlos y Marcelo en esa posición. Isco estaba completamente desaparecido. Valverde, mal acompañado en ataque por Lucas, enredado en esa red que el equipo se había auto-tejido. Karim, con todo su hábitat colapsado por una muchedumbre de compañeros. En fin, un lío que tenía muy mala pinta y que pronto se iba a desvelar catastrófico.
Imagen: realmadrid.com
Con el juego discurriendo por las mismas trazas, en el 53’, volvió a aparecer el CTA de Rubiales para birlar otro penalti descarado al Madrid. En esta ocasión, en un agarrón por el hombro al saque de un córner de Dani Calvo a Sergio Ramos, que recordó al que el capitán blanco hizo a Salah en la final de la Decimotercera. Verán como la propaganda oficial, que se hizo eco con deleite de las acusaciones a Ramos de asesino por sus colegas egipcios, juzga la jugada de hoy de manera diametralmente opuesta, que para eso escriben y opinan desde sus corruptas vísceras paniaguadas. Si algo cabe decir es que el agarrón desde el hombro del defensa ilicitano fue más duro, claro y peligroso. Ni Figueroa Vázquez ni el VAR intervinieron, que para eso cobran, y dejaron la acción sin el castigo de la pena máxima, una vez más, simplemente por el hecho de ser a favor del Madrid, demostrando hasta qué punto están prostituidas esta competición y la moral de esta gentecilla.
Por si fuera poco infortunio, el Elche comenzó a contragolpear con peligro y en el 57’, Carrillo solo y en boca de gol, chutó a puerta para que San Thibaut realizara su habitual milagro de la mano imposible, librando al Madrid de ponerse con el marcador en contra en un gol que ya estaba cantado.
Sólo tres minutos después, en un córner botado por el Elche, Dani Calvo le gana por completo la acción a un despistadísimo Varane en la tarde de hoy y remata, prácticamente sólo y a placer, el balón al larguero primero, y a la red después tras botar la pelota dentro de la meta del santo belga. En la misma acción, Carrillo, una vez más, empuja levemente a Casemiro. A la espera de mejor opinión de @cubelas13, uno no tendría nada que alegar a la decisión de no haber visto el criterio seguido en la amarilla a Karim de la primera mitad pero, ¿creen que había hoy alguien decente en el equipo arbitral tanto sobre el campo como en el VAR? Acertaron. 0-1 en el marcador con el que el Madrid, en ese momento, decía adiós al título.
No le quedaba otra a Zidane ya que reaccionar. Otra hora de obsequio y agasajo a un rival que llegaba a su fin con la entrada de Rodrygo, Modric y Kroos por Isco, Ramos y Valverde. El equipo volvía al 4-3-3 y la diferencia de juego, sin que se llegara a brillar, se hizo palpable desde el primer segundo. Si Kroos y Modric empezaron a reivindicar la existencia del centro del campo en el Madrid, lo de Rodrygo desde tres cuartos no le fue a la zaga. El jovencísimo carioca se posicionó muy inteligentemente, desincrustándose de la barrera local de hombres por delante del balón para venir a recibir, a participar y a crear desde los terrenos de los interiores ofensivos y de los mediopuntas inteligentes e imaginativos. Otro grandísimo encuentro de un chaval que gusta cada vez más a la parroquia blanca. Se ha resarcido hoy, pero bien, de su gris actuación del domingo pasado y le ha recordado a los aficionados hay que tener un poco de paciencia con los chavales.
Imagen: realmadrid.com
El Madrid se adueñó de la pelota y empezó a llegar con cierto peligro al área, aunque fuera en acciones trabadas, dificultosas e incluso a veces trompicadas. En el 70’, un centro pasado desde tres cuartos de Rodrygo estuvo a punto de ser rematado por Casemiro, que no llegó por poco, mostrando además que se había posicionado cerca del área rival para convertirse, un partido más, en la mejor alternativa a Benzema para rematar a gol. Lástima de 60 minutos desperdiciados en la cueva.
Dos minutos después llegaron las tablas. El Madrid sacó un córner en corto desde la izquierda y allí apareció Modric vestido de neurocirujano. De un vistazo, descifró el camino imposible con el que llegar al tumor y, de un sutil y exquisito toque de bisturí, sajó todos los tejidos sin cortar ninguna arteria, sin tocar siquiera una sola neurona del córtex tendido por Escribá entre el exterior y la portería. Al final del sendero mágico apareció el de siempre, Benzema, que con unos taimados e inteligentísimos pases laterales se había zafado de la vigilancia de las marcas. El genio galo sólo tuvo que saltar para poner de cabeza el empate en el marcador.
Zidane apostó el todo por el todo y dio entrada a Hazard por Vinicius. Lo cierto es que el efecto de la entrada del belga estuvo a años luz del que tuvo Rodrygo. Puede que haber mantenido a Vinicius incluso hubiera sido mejor opción, ya que se vio al ex del Chelsea aún muy lejos del ritmo necesario para competir a buen nivel. En cualquier caso, su reaparición es una buena noticia y ojalá que esta vez sí tenga la continuidad que necesita para poder parecerse al que.
El Madrid se hizo dueño del partido. Desactivó cualquier opción de contragolpe del Elche mientras generaba peligro arriba. En el 77’, una extraordinaria combinación entre Benzema, Modric y Rodrygo terminó con una apertura a la frontal del área para que Casemiro disparara sólo. En otra llegada más del brasileño a posiciones de remate, nuestro pivote envió la pelota algo desviada y directamente fuera, desperdiciando la buena ocasión.
Imagen: realmadrid.com
Con los locales volcados sobre la portería rival a la desesperada, viendo como el título se escurría entre los dedos, en el 82’, Nacho, otro de los mejores en la tarde de hoy, puso un centro lateral pasado al segundo palo a Casemiro, quién si no, que no pudo rematar de cabeza a la red por poco.
Nacho nuevamente en el 88’, recibió en la frontal tras una gran combinación entre Modric y Rodrygo. Su disparo con la izquierda salió demasiado centrado, pero botó justo delante de Badía, que paró la pelota con los antebrazos y con la sensación de que el despeje podría haberse ido para dentro. No fue así, y el Madrid quedaba a merced de un milagro en los cuatro minutos de descuento.
Y fue entonces cuando apareció de nuevo el Juan Tamariz del fútbol. En la frontal del área y escorado, donde todos lo ven negro, se puso su chistera dispuesto a mostrar la magia con la que dejar al mundo boquiabierto. Primero, Lucas puso un buen centro pasado al segundo palo, donde Rodrygo sólo podía mantener viva la jugada sacándola de cabeza atrás. Pero allí estaba la magia en carne y hueso y, caminando hacia su portería, devolvió la pelota con el exterior, en un pase imposible, al pequeño brasileño. El joven Rodrygo no estaba por restar belleza a la acción y con el pecho, dio una pared digna de la mejor escuela de fútbol carioca tal que a un servidor, que sólo baila cuando media más de una copa en el cuerpo, se le fueron los pies a ritmo de samba sólo con verla. Ya en el área y escorado a la izquierda, con la pelota botando, Karim la empalmó con la zurda de empeine para enviarla a la base del otro palo, donde ni Superman habría llegado a pararla. ¡Dios mío! ¡Qué golazo, y en qué minuto!. Tan, Tan, Tan Ta, Chan, Chan Chan, Chiarararaáa se oía por la megafonía con el inmodesto violín imaginario haciendo justicia a los méritos del gran mago. ¿Se puede tener más alma del Madrid? ¿Se puede ser más digno heredero de la tradición de genios goleadores y del liderazgo requerido para ser leyenda de nuestro equipo? El mago Karim, un puto genio que se está revelando como el líder que se rebela contra los que confunden mantener la calma con no tener sangre. Como decía un tuitero, cuyo nombre por desgracia no logro recordar, no estoy psicológicamente preparado para su retirada.
Llegó así el final y con él, una victoria agónica de las que recuerdan la inolvidable Liga de las remontadas del Madrid de Capello. Parece éste otro cuento distinto al de entonces pero, aunque nos condenen desde el arbitraje y nos castiguemos regalando 60 minutos en cada choque, ojalá que de aquí a final de temporada veamos a un equipo con un carácter como el de la última media hora del encuentro de hoy. Ahora, a pensar, a temer y a soñar con la vuelta de Champions el martes.