Una crónica de: @Datemus
Si nos quejábamos el pasado sábado de que el calendario no nos permitiera paladear la noche europea antes de un nuevo reto, qué decir de este martes, que nos trae otro nuevo antes de poder gozar, con el ritmo pausado que requiere la ocasión, de una semana redonda. Las victorias ante Sevilla, Gladbach y Atleti no sólo nos permiten mantenernos más que vivos y coleando en Liga y Champions, sino que han virado por completo el rumbo de un navío que parecía destinado a naufragar y que ahora goza de singladuras por aguas tranquilas y climas cálidos. Lástima que el Atletic llegue tan pronto a ponernos de nuevo a prueba, sin tiempo para dar descanso a nuestros corazones.
Y hablando de descanso, Zidane tampoco se lo concedió de inicio a lo más florido de la tripulación. El mismo once que contra el Atleti a excepción de Casemiro, que se quedaba en puerto al cumplir sanción por cinco tarjetas amarillas. Su lugar, como es natural, lo ocupaba Valverde, cuyo estado de forma se ponía a prueba tras una larga convalecencia por lesión.
Empezó el Athletic con un 4-3-3, con las líneas de medios y delanteros presionando la salida del balón del Madrid de forma muy agresiva, tal y como algunos habíamos anunciado. Los locales trataban de salir combinando, cada uno vigilado de cerca por un jugador rival, siempre en disposición de ganarles la acción demasiado cerca de Courtois. El resultado fue un torrente de pérdidas de balón. De ellas, dos de Lucas Vázquez fueron especialmente peligrosas: una en el minuto 4’, en la que Williams se llevó la pelota. Su centro, muy peligroso y con la defensa blanca descolocada, no encontró rematador. La otra fue en el 11’, en la que el gallego no descargó sobre Modric, porfió y terminó perdiendo para provocar otra contra de Williams, que recibió en el área en muy buena disposición para marcar. Su chut cruzado se fue algo desviado, estorbado por un Carvajal que llegó tarde a la acción, pero que metió con habilidad todo el cuerpo por la espalda de Williams, llevando la acción hasta la linde entre el contacto y el empujón, lo que motivó no pocas protestas de los bilbaínos.
Entre medias, en el 7’, Raúl García, haciendo gala de su fama, realizó dos duras entradas consecutivas. La primera, sobre Luka Modric, en el centro del campo y totalmente innecesaria. La falta le valió la advertencia del colegiado Gil Manzano. Apenas unos segundos después, de nuevo en el mediocampo y de forma completamente inopinada, Raúl García presentó su credencial de leñador a Toni Kroos, haciéndose acreedor de la primera tarjeta del encuentro de manera completamente absurda.
Imagen: realmadrid.com
Pero el show Raúl García no había acabado. La pasión antimadrisdista suele cegar la razón y, en el 13’, el navarro se expulsó al pegar un pisotón durísimo por detrás a un Toni Kroos que prácticamente no había salido de su área, en una desafortunadísima decisión del jugador rojiblanco, probablemente salida de lo más profundo de sus entrañas, con la que lastró a su equipo durante el resto del partido.
Tras las dificultades iniciales, nos las prometíamos felices con más de setenta y cinco minutos por delante en superioridad numérica. El Madrid dejó de pasar dificultades para sacar la pelota de atrás ante la lógica renuncia de su rival a la presión adelantada. Pero el Athletic iniciaba la jugada en 4-2-2-1 para pasar, en cuanto los blancos pisaban la medular, a un 4-4-2 que se replegaba hasta su área conforme el rival ganaba metros. Pronto comenzamos a ver como, a diferencia de partidos anteriores, el dominio del Madrid volvía a ser estéril. Con Valverde incrustado en la media punta en las acciones ofensivas, Kroos y Modric intentaban mover la pelota de lado a lado del campo con pases previsibles. Cuando la jugada era susceptible de penetración, observamos como no iba a ser la noche de mayor inspiración de Lucas Vázquez. Menos aún de Vinicius, que tuvo otro de esos partidos en que encadenó dos o tres errores clamorosos, seguramente evocando, con cada uno de ellos, esos lamentos de desesperación de medio Bernabéu de la época pre-pandemia con la que se desmorona la autoconfianza. Probablemente, están noche no ha ayudado la acumulación de minutos en sus piernas, pero si nos preguntamos por qué Zidane no busca alternativas, el segundo tiempo nos dio muchas respuestas.
Lo mejor del paso de los minutos fue que, Benzema, que había comenzado el partido participando poco, iba entrando cada vez más en juego, y eso es tanto como decir que la mitad del trabajo está hecho. Aun así, durante la primera media hora de juego, la única jugada de peligro llegó en el 22’, con un buen pase de Mendy raso a Valverde que recibió de espaldas, se giró y chutó algo desviado.
El último cuarto de hora siguió con la misma tónica, pero con el Madrid pisando un poquito más, con más corazón que cabeza, el área rojiblanca. Así, en el 40’, Modric da un gran pase a Vinicius que falla, solo ante Unai Simón, un gol cantado que habría sido anulado aun habiendo entrado, ya que el joven carioca se encontraba en fuera de juego por poco.
Imagen: realmadrid.com
En el 43’, Mendy cuelga un buen balón al área pequeña donde se encontraban Vinicius y Valverde. El pobre Vinicius remata a la espalda de su compañero, quedándole el rechace a su compañero uruguayo a media altura. Valverde, muy forzado, metió la puntera a bocajarro, parte menos precisa del pie pero única con la que podía llegar a la pelota, y el remate salió demasiado cruzado.
Cuando el partido parecía que llegaría igualado al descanso, Valverde pasó dentro del área a Vinicius, que estaba de espaldas a portería. El Athletic replegó como siempre en estas acciones, anegando los huecos al poseedor del balón pero dejando un espacio en la frontal del área que el Madrid explotó muy poco durante la primera mitad. Esta vez, el carioca, en lugar de emprender una de sus aventuras imposibles, cedió atrás a la frontal un balón muy tenso, a modo de bala de cañón, nada fácil para cargar en la pieza. Pero allí apareció una cureña germana portando un cañón y un artillero de clase mundial que, sin apenas esfuerzo, cargó la pelota, apuntó el arma y prendió la mecha en menos que se persigna un cura loco, enviándola a la red en una acción absolutamente espectacular. 1-0 en el 46’, con lo que esta vez, ya sí que sí, nos las podíamos prometer muy felices.
Comenzó la segunda mitad y, una vez más, nos tuvimos que frotar los ojos para poder creer las dificultades que tenía el Madrid. El equipo parecía determinado a presionar arriba al Athletic, pero lo hizo con mucho desorden y llegando tarde a las acciones, perdiendo en los duelos, tal vez, por las décimas de segundo que el cansancio nos birlaba. El Athletic no pasaba apuros y hasta se estiraba, y cuando estábamos en ver si los leones iban a acusar en algún momento el esfuerzo, en el 5 1’, Capa salió en una contra desde campo propio. Primero aguantó la embestida de Vinicius, que apenas le pudo aguantar quince metros antes de ceder agotado, ya en campo propio. Luego progresó en diagonal sin que nadie le saliera hasta la frontal, donde Ramos acudió al envite. Capa abrió entonces para Óscar de Marcos, muy mal marcado por Mendy, y éste devolvió de nuevo a Capa, al que Ramos había dejado unas décimas de segundo pero suficientes para llegar tarde a la jugada. Capa chutó a bocajarro antes de que Varane pudiera acudir en la ayuda y Courtouis, de lo mejor del Madrid hoy, llegó a pararla; pero el rechace fue a parar de nuevo a Capa que, esta vez, no tuvo sino que empujarla a la red. Apenas cinco minutos tras la reanudación y, el partido, de nuevo en tablas.
El gol apenas supuso reacción, y volvimos a ver a ese Madrid de posesión viscosa, untuosa y espesa, con un Karim un poco desaparecido de nuevo durante los primeros minutos. Esperamos hasta el 51’ para ver una buena aproximación de Vinicius, que acabó en gol tras fallar estilo Capa y aprovechar el rechace del portero, pero el madridista estaba en fuera de juego. Lo más destacable de ese periodo de encuentro fue un Toni Kroos que mantuvo vivo el poco juego que el Madrid era capaz de generar.
Imagen: realmadrid.com
En el 63’, Zidane dio entrada a Asensio por Vinicius y a Isco por Valverde. El equipo quiso, con más voluntad que otra cosa, forzar un poco más la máquina.
En el 72’, Asensio saca un córner desde la derecha en corto sobre Carvajal. El lateral blanco pone un grandísimo centro al área, con una curva capaz de competir con las de las órbitas de Kepler, llevando la pelota allí donde no llega ni el portero, ni una defensa más pendiente de la subida de Sergio Ramos al saque de esquina. Allí estaba, listo para saltar al escenario de las grandes ocasiones, el Karim Benzema rematador, que de nuevo envió de un impecable cabezazo la pelota a la red. Menos mal que no sabía meter goles. Dos a cero y, Carvajal, decisivo en desnivelar el marcador por segundo encuentro consecutivo. Lástima que a veces se le vaya un poco la olla, pero nadie es perfecto.
Zidane dio entrada, en el 75’, a Rodrygo por Lucas y ahora, ya sí que sí, nos las podíamos permitir felicísimas. Íbamos a los últimos minutos ganando, contra diez hombres, y con jugadores de refresco que reemplazaban a futbolistas que hoy no habían tenido su día. Pero no era noche de sueños sino de pesadillas. Los cambios empeoraron todo y vinieron a explicar el poco margen que Zidane tiene para dar descanso a los habituales. El Athletic se volcó arriba y los blancos fueron incapaces de impedirlo, en especial por sus bandas, siendo la izquierda local señorío y feudo vizcaíno. Quizás por eso, Rodrygo y Asensio terminaron por intercambiar sus posiciones. Por si fuera poco, la circulación del Madrid se volvió más pastosa todavía, la presencia física en la medular decayó y la pelota tampoco duraba gran cosa en los pies. El equipo parecía un solar convertido en vertedero en el que, de vez en cuando, asomaba una joya vestida de acción de Karim Benzema.
El Athletic se hizo el dueño del partido y a sus zarpazos, a pesar de tener un hombre más, el Madrid no podía responder sino con arañazos de gatito. No era nada descartable un buen disgusto y en el 91’, con el partido languideciendo, Mendy, en otro grave despiste hoy, dejaba solo a Iñigo Vicente por la derecha vasca. El francés ha cuajado el peor partido que le recuerdo. Ramos le sale al paso mientras que Mikel Vesga, inicia un desmarque de ruptura por el latifundio que quedó a espaldas del de Camas. Vicente le puso la pelota con precisión y Vesga quedó en un uno contra uno, en ventaja, contra Courtois. Sólo Kroos evitó que Vesga tuviera más de 5 segundos para pensar, una eternidad en la élite, pero al bilbaíno debieron de hacérsele algo cortos y resolvió con un buen disparo de empeine interior, al que San Thibaut respondió con una mano milagrosa, un prodigio de colocación, concentración y reflejos. El belga hoy ha salvado dos puntos con su actuación.
Imagen: realmadrid.com
La contra, con el Athletic destartalado, permitió lucirse al Madrid con una combinación aprovechando los enromes espacios dejados por los rojiblancos en su ataque anterior. La pelota pasó por Karim, Isco, Modric y, por último, Karim, que resolvió con aparente facilidad una acción dificilísima, girándose primero en el área y cruzándola acto seguido con el interior, demostrando, una vez más, el porqué es un genio de este juego.
El partido de hoy ha dejado ver que el equipo se encuentra cansado tras los cuatro choques de máximo nivel jugados en apenas una semana. Pero lo más preocupante es que los recambios están a un nivel muy inferior al de sus compañeros, por lo que parece harto complicado que Zidane pueda contar con ellos. En esta tesitura, si repites el once, mal, pero si introduces cambios, peor aún. Malos síntomas los que hemos visto hoy. De aquí al domingo que viene hay una breve pausa que esperamos que sirva de suficiente descanso a unos pero, sobre todo, para que otros, sin querer mentar nombres, se pongas las pilas de una puñetera vez.
Entre tanto, les recomiendo que acudan a beber de la fuente arbitral de @cubelas13 para entender la actuación de Gil Manzano y del VAR hoy. Sólo mencionar dos manos en el área del Athletic que recuerdan muchísimo a penaltis sancionados contra el Madrid y el Castilla esta misma temporada. Seguramente, él nos explique si el árbitro estuvo acertado o si, por el contrario, ha vuelto a perjudicar al Real Madrid esta temporada. Este sería el tercer aspecto negativo del partido de hoy y, les aseguro, que no es nada desdeñable, por mucho que algunos se empeñen en que el Madrid ha de poder con todos sus rivales, incluso reinando la prevaricación.