Un articulo de: @rlopezg80
Iba a escribir este artículo tras el partido contra el archirrival madrileño, pero aparte de que en ese momento no podía, decidí que no iba a perder un minuto de mi tiempo en estos personajes. Pero al día siguiente, vi el partido del baloncesto contra el rival de moda de esta temporada, el Valencia Basket, y qué coño, me decidí a escribirlo porque hay mucho que decir de un deporte y otro.
Y es que parece mentira que ambas secciones pertenezcan al mismo club. La indolencia exasperante ante la lucha sin cuartel, el eterno pasotismo ante la ambición sin límites, la flojera de piernas ante los ojos inyectados en sangre en las grandes citas, el conformismo de unos tras una temporada de éxitos y el hambre e inconformismo de otros tras la temporada perfecta. Quizás todo esto tenga un germen, que es la confección de plantillas equilibradas y la confianza real en un proyecto y un entrenador. No lo sé. El caso es que sentía que debía escribirlo para no parecer que los madridistas sólo escribimos para machacar y criticar al club. E igual que nos asquea el equipo de fútbol, o mejor dicho, lo que estos jugadores están haciendo del equipo de fútbol, hay que decir bien alto que el baloncesto es su antítesis porque ahora mismo es nuestro orgullo, nuestra bandera, esos jugadores nos representan ganen o pierdan porque en cada partido se dejan el pellejo, no dejan de luchar hasta el último segundo como se vio con la increíble canasta de ayer del más increíble Llull, que podrá ser un churro lo que se quiera, pero es el catalizador y la síntesis de lo que se pide al que se ponga esta camiseta: por encima de ganar o perder, que no deje de pelear hasta que al árbitro pite el final.
Es una pena todo lo que está rodeando al equipo de fútbol, con Florentino Pérez como máximo y último responsable, porque lo que están consiguiendo ambos es dividir al madridismo de una forma tan peligrosa como triste, amén de desperdiciar el talento de jugadores como Varane por ponerle a jugar con Ramos o Pepe o de Modric por tenerle como una isla en medio del oceáno rival, siempre superado. No puede seguir el Real Madrid por este camino, no podemos seguir consintiendo la descomposición de un equipo al que el Barcelona le está superando (o le ha superado ya) en absolutamente todo, en el césped, en los despachos, en los comités y en los medios de comunicación.
En el partido del sábado se vieron todas las carencias ya manidas por tantas veces vistas, de las que tanto se ha hablado ya. Quiero pensar que visto lo que hizo cuando salió Borja Mayoral, visto el trabajo que hacía Casemiro cuando jugaba, y vista la actitud en el campo de Lucas Vázquez cada vez que le dan la oportunidad, no sé si se hubiéramos ganado, empatado o también perdido el partido, pero quizás con ellos en el campo no me hubiera sentido tan sumamente avergonzado como me sentí el sábado con un Kroos indolente e inoperante, con un James al que se le va la fuerza por la boca, con un Isco al que el culo le pesa toneladas o con un Cristiano que necesita más de las tres clarísimas ocasiones que tuvo para marcar (la primera, ojo, en el minuto 32).
Se vieron en el gol casi todas las carencias del equipo: no hay apoyo al compañero para salir de la presión, nadie hace el menor esfuerzo en tratar de cortar el contraataque, la defensa no sabe ni por dónde le entran… Pero es que a parte de todo esto, se sigue viendo que sin balón no hay ni una línea de presión, el equipo está completamente partido, nadie baja a defender, nadie presiona la salida del contrario con algo de sentido, y con balón no hay velocidad en el contraataque, no hay apoyos a las segundas jugadas, no hay desborde, no hay desmarques ni movimiento arriba para descolocar o exigir mínimamente a la defensa rival. En este equipo no hay absolutamente nada a lo que uno se pueda agarrar para tener esperanza.
Se vio que Danilo cuando quiere (o le dejan, vaya usted a saber), puede hacer un buen trabajo, se vio por enésima y penúltima vez que Ramos es un jugador al que la soberbia y el estado de forma le son dos conceptos inversamente proporcionales, se vio que Modric es un talento desperdiciado, abandonado a su suerte en el centro del campo, que James ha pasado de comerse la hierba en su primera temporada a comerse los micrófonos en ésta para reclamar lo que no merece, se vio que si no es por Keylor Navas estaríamos peleando por entrar en Champions. Se vio en definitiva y sobre todo, que un equipo que había tenido toda una semana para preparar única y exclusivamente este partido, fue de nuevo superado en actitud, en estado físico y en el marcador por un equipo que venía de jugar en Eindhoven hace sólo tres días, al que además no hemos sido capaces de ganar en ocho de las últimas nueve veces que nos hemos enfrentado a ellos, con tres entrenadores diferentes, como los tiros a puerta que hicimos. TRES (tela).
Y es que ganarnos es tan fácil como ahogar a Modric y presionar nuestra penosa salida del balón. Con un mínimo acierto arriba, es lo único que necesita un rival para ganarnos.
Mirando más allá, Benítez era un técnico al que le venía grande el club y al que su estilo de juego nunca ha gustado en el Bernabéu. De acuerdo. Pero se ha demostrado que tenía razón poniendo a Casemiro, cuando dio minutos a Lucas Vázquez y cuando sacó del once a James. De Zidane no pienso decir nada porque es otra víctima más de ese vestuario. Bastante hay que agradecerle por haber tenido huevos para ponerse ahí a que le pongan la cara colorada cada partido. Y si le tengo que criticar por algo y aunque sea una contradicción, es por lo mismo por lo que le ensalzo, por prestarse a que le humille esta patulea.
¿Pero de verdad Florentino Pérez y Butragueño pretenden seguir tratando de hacernos ver que esta plantilla es la mejor de Europa y que ningún entrenador vale o está a la altura de ella? Ya está bien de tomarnos el pelo.
Si de verdad queremos ser competitivos a corto plazo, aunque sea sólo en el pasto (que diría Don Alfredo), bajo mi humilde opinión hace falta entrar con un lanzallamas al vestuario y arrasar con todos, salvando de la quema a Keylor Navas, Varane, Modric, Bale y Benzema, y dar la oportunidad a Lucas Vázquez y a Casemiro. Y habría que reconstruir el equipo en torno al criterio de un entrenador en consonancia con un director deportivo, que el presidente de un paso atrás, acate la confección de la plantilla que esos dos señores acuerden y se preocupe de hacer números para buscar los al menos 300 millones de euros que se necesitarían para dar altas y bajas. Que saque dinero de debajo de las piedras, que se ha demostrado ya por segunda vez que es para lo único que vale presidiendo el Real Madrid.
Y cierro el artículo ensalzando de nuevo al baloncesto, agradeciendo el orgullo que me hacen sentir por ejemplo Reyes y Nocioni viéndoles dar lecciones a sus años, dando las gracias a Pablo Laso por construir este equipo de hombres a base de trabajo silencioso y muchas veces menospreciado, o a Llull por renunciar a ganar el doble de dinero en la NBA por quedarse aquí. Qué diferencia de Sergios, uno chantajeando y amenazando al club para quedarse a seguir dándonos lecciones de madridismo desde el micrófono, y el otro renunciando a ganar fama mundial y dinero para seguir dándonoslas en la cancha.
Honor a unos y desprecio profundo a otros. Y siempre y por encima de todos ellos…
HALA MADRID.