Una crónica de: @Datemus
A perro flaco, todo son pulgas. Hay pocos equipos en que el refrán encaje mejor que en el Real Madrid cuando se empeña en recorrer un sendero cuesta arriba, casi vertical, para llegar a su destino. Por si la elección del camino no fuera suficiente castigo, le llueven los desprendimientos, los aludes, las riadas y le sale hasta el mismísimo lobo de caperucita mientras lo transita. Eso es, exactamente, lo que ha ocurrido esta noche en el Alfredo Di Stéfano.
Comenzó la noche con la elección de Zidane del trayecto. Incorporó al once demasiados jugadores que han dejado, hasta la fecha, una pobrísima impresión en la memoria de los aficionados. Retiró a un Martin Ødegaard en progresión ascendente para meter a Marco Asensio y a Marcelo en una alineación de la que, por razones médicas, ya se habían caído Carvajal y Benzema. Demasiadas facilidades de inicio.
Por si fuera poco, a los diez minutos, un saque de esquina visitante pasado al segundo palo, coge a Nacho bastante lejos de su par, Laguardia. Cuando el central alavés cabecea al centro del área, el balón se estrella en el brazo de un Nacho de espaldas a la jugada. Con la ley en la mano, por estúpida que sea, penalti claro que transformó Lucas Pérez. 0-1 y una sensación de muy mal rollo que pronto se confirmó.
El Alavés se fue atrás muy ordenado y el Madrid comenzó a realizar el juego de sus últimos encuentros ligueros: circulación lenta de la pelota, ausencia de ayudas y carencia de jugadores con desborde. Además, los de Machín encontraron todas las facilidades del mundo para salir a la contra ante la ausencia de marcas a sus jugadores más adelantados.
Imagen: realmadrid.com
No obstante, en pleno desconcierto local, Hazard, en el 20’, recortó en el área a Duarte y éste le trabó. El penalti fue clarísimo en directo por mucho que Pelopincho, el siniestro propagandista de Canal + y de Movistar, se empeñara en decir lo contrario. Allá los madridistas que le sigan pagando el sueldo. Las repeticiones no hicieron sino confirmar la evidencia para todos menos para el VAR, que vuelve a ser un instrumento de manipulación del campeonato tan efectivo y sectario que pareciera entregado a Rufián como otra más de sus exigencias para apoyar los PGE.
Sólo tres minutos después, el propio Hazard regaló un balón en la medular que fue a parar a Lucas Pérez, completamente sólo. Quiso resolver su mano a mano con Courtois picándosela con la diestra pero el belga, con una portentosa habilidad adivinatoria, vio venir la intención del delantero y no se lanzó al suelo sacando, además, una mano llena de reflejos con la que conjuró un gol cantado.
¿Qué más podía salir mal? Pues va Hazard, y se lesiona de nuevo. Su puesto lo dejó en el 28’ por Rodrygo y, con el carioca en el campo, llegaron los mejores minutos del Madrid en el partido. Con Asensio desaparecido, con Mariano no haciendo sino esperar remates, con Case demasiado lento aún, con Marcelo fallón e intrascendente en su aportación ofensiva, Toni Kroos dio un pase al frente y aprovechó el parón del cambio para asumir el liderazgo del juego. Rodrygo Goes ocupó la banda derecha, desplazando a Asensio a la izquierda donde su aportación ofensiva y la Macelo mejoraron levemente.
Durante esos minutos, el equipo presionó arriba por fin con decisión, aprovechando las ganas de Rodrygo, que recuperó un par de balones en zonas de peligro fruto de la garra a la hora de irse por su par. De hecho, en el 38’, un balón recuperado le llega a Kroos en el área, pero el teutón no pudo resolver ante un Pacheco que se ganó su convocatoria como internacional hoy, como es tradición en este tipo de partidos en los que al Madrid todo se le vuelven pulgas. Continuó el asedio con dos buenos servicios desde la derecha, uno de Lucas, y otro de Modric, que Mariano remató de cabeza al centro de la portería en el primero y un poco alto en el segundo.
Imagen: realmadrid.com
Justo antes del final, Laguardia agarró de los pelos en el área a Marcelo y cometió un penalti tan claro como innecesario que, de nuevo, el VAR no quiso apreciar, batiendo el record del mundo de ausencia de ética. Y aún dijo Pelopincho que nuestro jugador había exagerado la caída. Estos tipos son unos verdaderos sinvergüenzas, sin paños calientes.
Se llegó así al descanso, con una sensación a medio camino entre la creencia de que habríamos marcado de haber dispuesto de cinco minutos más y de ser incapaces de hacer gol ni al arco iris. Sea como fuere, volvimos de la caseta en desventaja y con el mismo once que acabó la primera mitad.
No era la noche y como todo lo que puede ir mal es susceptible de acabar peor, uno de los mejores jugadores del Madrid esta temporada, Courtois, cometió un terrible error que costó el segundo en contra. El belga quiso pasarle la pelota a Casemiro sin ver que Joselu estaba en la trayectoria del balón. Y es que en una noche como esta cómo no iba a aparecer la maldición del “excanterano”. Nuestro exjugador aprovechó su particular Black Friday y con Courtois fuera de palos y del alcance del balón, envió la pelota de primeras al fondo de la red en el 48’.
Los jugadores acusaron tanto el palo como la afición. El Madrid, que había hecho tres minutos iniciales llenos de buenos propósitos, se diluyó como un azucarillo en café hirviendo. Si acaso, del 57 al 62’ se vieron cinco minutos de cierta intensidad ofensiva, en especial a través de los robos tras presión adelantada, pero el Alavés desactivó rápidamente la sensación de agobio con unas contras muy peligrosas que aprovechaban la nula concentración en las marcas de su rival.
Imagen: realmadrid.com
Así, en el 64’, Lucas Pérez recibió entre los dos centrales, a no menos de seis metros de cualquiera de ellos y se fue como un avión hacia Courtois. Vio venir por detrás a Nacho en mucha desventaja y se permitió quebrarlo como el mejor recortador lo hace a un Miura encelado y, tras mandarlo al suelo, disparó a bocajarro para permitir a Courtois enmendar su error anterior y salvar el 0-3 con una gran parada.
No tardó ni dos minutos en llegar otra contra muy similar pero, esta vez, Lucas Pérez, apenas estorbado por Varane, iba acompañado de Joselu, al que prefirió darle el balón por estar completamente solo. Tuvo que ser el propio Varane el que llegara a estorbar un poco al “excanterano”, que la envió fuera en una magnífica posición para haber marcado de nuevo.
No lo pudo sufrir más Zidane y realizó tres cambios que sumar al de Vinicius JR por Asensio, que se había producido en el 63’, y que no hizo sino constatar el mal momento que atraviesa el brasileño. En este Madrid de muchos lesionados, habrían hecho falta más que nunca que a los Lucas y Nacho se les sumaran Vini, Asensio, Isco y Marcelo, pero los cuatro pasan por un pésimo estado y boicotean todas las oportunidades que, de manera no muy comprensible, les está dando Zidane. Parecería más lógico tenerles más apartados hasta que demuestren estar al nivel que de ellos se espera. En el 68’, metió a Ødegaard, Isco y Mendy por Marcelo, Modric y Kroos. No me acabo de explicar que el germano dejara el terreno de juego, por mucho que pudiera acusar el esfuerzo del pasado miércoles. Zidane ordenó una defensa de tres centrales a los que se sumó Casemiro y quemó las naves.
Lo mejor lo siguió aportando Lucas Vázquez por la derecha: aprovechando su nueva condición de lateral largo, llevó él solito más peligro que Vinicius, Rodrygo y Asensio juntos. Con más corazón que cabeza, comenzaron a llegar aproximaciones al área y, con ellas, algunas ocasiones de gol, como la que tuvo Rodrygo en el 72’, con un disparo en el área tras una bonita jugada con Lucas Vázquez.
Imagen: realmadrid.com
En el 82’, en otro servicio desde nuestra derecha, Mariano remató de cabeza a gol pero Lejeune la sacó con Pacheco ya batido antes de que la pelota llegara a la red. A esta hora de la noche, soy incapaz de decir si llegó o no a entrar del todo, ya que Lejeune tiene los pies bien dentro de la portería cuando despeja. El hecho es que en un día tan aciago el fútbol estaba dispuesto a golpearnos una y otra vez con toda su crueldad.
Acortó distancias el Madrid en el 85’. Un saque de esquina es cabeceado por Varane y el rechace llega a Vinicius que, completamente solo, la remató al estómago de Pacheco. El rebote lo recogió el propio Varane para hacer el tanto del honor.
Continuó el Madrid intentándola sin orden ni concierto y, en el mismísimo último minuto, la noche nos dio una muestra más de lo despiadada que estaba dispuesta a ser con los nuestros. Isco recoge la pelota en tres cuartos, avanza sin que ningún futbolista visitante le salga, y chuta desde la frontal al larguero, en una jugada especialidad de la casa que, de haber entrado, habría salvado al malagueño de otra actuación intrascendente.
Así se fraguó una nueva derrota en Liga. El equipo puso esta noche de manifiesto sus mayores carencias: de la solidez defensiva post pandemia no queda sino un bonito recuerdo. Las rotaciones, con muchos jugadores importantes lesionados y con los menos habituales a un nivel muy bajo, no parecen el mejor de los recursos, al menos hasta que se reincorporen las bajas. Los cambios, no están siendo el fuerte de Zidane en Liga esta temporada. La añoranza de Karim Benzema empieza a adquirir tintes depresivos. Y, por último, el arbitraje. Uno más esta temporada. Espero que Nilo nos aclare si fue tan descaradamente prevaricador como servidor lo ha percibido.
Esperemos ver en Ucrania al mejor Madrid. Eso ya os lo contará @MiedoEscenico2 en otra de sus supercrónicas y confiemos que Vinicius haya pospuesto su triunfo a que Álvaro lo pueda narrar como sólo él sabe hacerlo.
RESULTADO FINAL
Real Madrid, 1 – Deportivo Alavés, 2
GOLES
0-1 Lucas Pérez 5’ (p.)
0-2 Joselu 49’
1-2 Varane 85’
ALINEACIONES
REAL MADRID: Courtois, Marcelo (Mendy, 69’), Nacho, Varane, Lucas Vázquez, Casemiro, Kroos (Ødegaard, 69’), Modric (Isco, 69’), Asensio (Vinicius, 63’), Hazard (Rodrygo, 28’), Mariano.
ALAVÉS: Pacheco, Navarro, Duarte, Laguardia, Lejeune, Battaglia, Jota Peleteiro, Pina (Edgar Méndez, 77’), Luis Rioja (Borja Sainz, 88’), Lucas Pérez (Javi López, 88’), Joselu (Deyverson, 90’).