Una crónica de: @Datemus
La octava jornada de Liga nos deparaba, por obra y gracia de Tebas, un partido a la hora en que los cánones mandan que se coma en España. Y por esos caprichos de la casualidad, nada menos que en la jornada matutina de la noche de brujas y de la víspera de difuntos. En esta tesitura, cada madridista se preguntaba, no sin cierta ansiedad, de qué vendrían los nuestros disfrazados ahora que los cánones, esta vez gringos, obligan a celebrar el día vestidos de algo que dé miedo. Y en la mente se aparecía, como en una pesadilla, la tradicional “cronicaza” de @MiedoEscénico2, imaginando servidor a los nuestros ataviados inoportunamente para la ocasión de Gremlins buenos, sin poder librarme del recuerdo de los últimos dos precedentes en casa.
Con la vista en el encuentro contra el Inter y sopesando el cansancio de los nuestros, Zidane metió a Marcelo por Mendy y a Militao por Varane en defensa. Vinicius, descansaba para sosiego de su legión de “odiadores” (o de haters, como dirían los modernos de “Jalogüín”).Su puesto lo ocupaba la gran esperanza blanca de esta campaña, el belga Eden Hazard. Y por último, Kroos descansaba en favor del Príncipe de Zadar.
Si algo se puede decir de los primeros diez minutos es que fueron de lo más interesantes. Es cierto que totalmente intrascendentes, pero esto no significa que no se viera una bonita batalla, ya que los nuestros salieron por fin concentrados. El Madrid intentaba tener la pelota y recuperó la presión adelantada, una de las mejores bazas para desatrancar partidos en los que el juego se vuelve más espeso que el muro de una presa. Por su parte, el Huesca, alternó la presión arriba con la espera atrás, pero no rifó una sola pelota e intentó adueñarse del dominio en la medular cada vez que tenía la iniciativa. Las combinaciones amparadas en el talento de Borja García, Javi Ontiveros y, especialmente, Pedro Mosquera, obligaron a los nuestros a correr tras la pelota buena parte del tiempo.
Los visitantes se iban sintiendo más cómodos y, con el paso de los minutos, añadieron a su juego creativo de toque la alternativa del pase en profundidad a la espalda de nuestra defensa, buscando hacer el daño que, justo es admitir, los blancos consiguieron esta vez abortar, tal vez con el recuerdo del Cádiz y el Shartak muy vivo aún. Así, los interiores comenzaron a enviarla en largo a Rafa Mir, cuya velocidad sufrieron a la par Militao y nuestros corazones, al marcharse el ariete murciano en velocidad y disparar para obligar a Courtois a hacer una gran parada en el 6’.
Hasta el 14’ no llegó nuestra primera aproximación al área, y fue fruto más del talento de Modric que del juego colectivo. El croata puso un pase lateral desde la izquierda, aún en tres cuartos, que Hazard, vestido de Superman, remató con la pierna a más de metro y medio del suelo. Llegar a la pelota ya tenía su mérito, pero haberla puesto dentro habría sido la repera.
Imagen: realmadrid.com
Con la misma tónica de juego, en el 23’, Marcelo envió desde la misma zona de nuevo aprovechando que el expreso de Camas se había pasado de parada. Fue una buena llegada desde segunda línea (o desde primera, según se mire), pero el remate de cabeza del capitán no llegó a botar delante del portero, permitiendo lucirse a Andrés Fernández con una buena estirada.
Pero el Huesca no quería dejarse dominar y, acto seguido, envió dos avisos serios a su oponente. En el 25’, un contragolpe por la izquierda de Ontiveros le posiciona para el uno para uno contra Lucas. El centrocampista gana la acción hacia el interior y, cuando se perfila para el disparo desde la frontal, Marcelo llega en la ayuda con el mérito que los “odiadores” siempre le deniegan (y la jugada venía por nuestra derecha). Dos minutos después, Ontiveros recibe por la misma zona tras un grandísimo cambio de juego. Realiza un buen control, levanta la cabeza, y pone un sensacional balón al segundo palo, de rosca cambiada, hacia el desmarque de un Sergio Gómez que entraba más solo que la una, porque Marcelo se había olvidado de su marca en uno de esos despistes tan suyos con los que recluta legiones de “jateadores”.
Como si a Zidane no le gustara el disfraz de los suyos en la fiesta, en el 34’ pareció pedir una pausa de hidratación para mojar a los suyos tanto como le fuera posible tanto por dentro como por fuera. Incrementó el Madrid su intensidad en el repliegue tras pérdida, pero también aceleró la velocidad de los pases y, como resultado, comenzaron a aparecer las primeras sensaciones de estar viendo un juego ofensivo potable. A todo esto, Sergio Ramos se puso un disfraz de Toni Kroos hipster y se incorporó a combinar en corto y a cambiar el juego desde los terrenos del teutón, con bastante acierto dicho sea de paso. No habían aparecido las ocasiones aún cuando, cinco minutos más tarde, Hazard recibió de espaldas burlando la vigilancia de Mosquera. El belga se puso el disfraz de Speedy González y se dio la vuelta dejándose atrás a su mismísima sombra, que fue lo único que se encontró el bueno de Nwakali cuando llegó en la ayuda. Dio dos zancadas mientras se escuchaban estruendos estremecedores de muelles, gomas y engranajes retorciéndose: era la zurda del bueno de Eden cargando para el disparo sin que la vista de ningún espectador pudiera siquiera adivinarlo. En un santiamén, su izquierda descargo toda la energía acumulada con una violencia prodigiosa, golpeando el balón con un empeine que viajó hasta la pelota más rápida que la luz para enviarla a la red disfrazada de bala de cañón del Santísima Trinidad. Golazo impresionante con el que disparó, a la par, la ilusión de una parte del madridismo conocedor de que buena parte de las opciones de esta temporada pasan porque recupere su nivel.
Siguió el Madrid apretando y, en el 40’, llegó un contragolpe peligroso. Benzemá recibió por la izquierda con opciones de jugada, pero eligió disfrazarse del peor Vinicius y, tras dudar entre las seis opciones que tenía en la cabeza, la perdió eso sí, ante tres rivales.
No acabó ahí el primer tiempo y, a un minuto del final, Lucas puso un gran pase al segundo palo desde la derecha. Pulido se la comió en su intento de despeje, permitiendo que el balón llegara al peor destino posible para sus intereses: el pecho del genio galo. Con un control sutil pero con un talento de otra galaxia, controló con su tórax y se la dejó lista para chutar con el empeine de su izquierda a la red. 2-0.
Imagen: realmadrid.com
El gol debió dejar mermada la moral del Huesca que, no obstante, jugó unos primeros minutos intensos tras la reanudación. Pero el Madrid no estaba dispuesto hoy a dar ninguna opción a su rival y, por mucho que la hora invitara a la siesta, saltó al campo muy centrado en lo que había que hacer para pasaportar el choque y pensar en Champions.
Tras unos minutos buenos, en el 53’, llegó una contra absolutamente portentosa, de esas que el propagandismo periódico censuraba cuando había que alabar únicamente el estilo del equipo, del club y el entorno político que tan bien les da de comer. Hazard recibió de espaldas con todo el equipo volcado a la carrera. Esta vez, el belga no se disfrazó de supervelocista sino de auténtico mago, y se sacó de su chistera un portentoso taconazo con el que dirigió la pelota, sin solución de continuidad, a un Marco Asensio que recibió de cara y con todo a favor. A pesar de que Asensio desperdició parte de la ventaja con una conducción algo lenta, pudo abrir a Karim que centró regular pero al que le volvió el rechace en la defensa. A la segunda, puso desde la izquierda un gran centro pasado al Pajarito que, disfrazado dragón en llamas, volvía a avasallar el área rival. Por tercera vez esta temporada, en una acción de este tipo, Valverde envió el balón a la red, en esta ocasión con un soberbio disparo de empeine exterior con la diestra. Van tres, las dos anteriores, ante Betis y Barcelona. Justo es reconocer lo que este jugador está aportando al equipo más allá del trabajo defensivo y del entusiasmo con el que vive cada minuto del juego. Como diría @Miedo Escenico2, uno di noi. Made in Uruguay para portar nuestro escudo.
La historia del partido acabó prácticamente ahí. El gol fue la sentencia y el resto de la segunda parte, los minutos de la basura, que dirían los baloncestistas. Lo intentó Michel con los cambios, a la par que Zidane reservaba a buena parte del equipo para futuros compromisos. Primero a Lucas, esperemos que como precaución y no como consecuencia de ninguna molestia. A media hora del final, dio descanso a Valverde, Hazard, y a un Asensio que se retiró disfrazado de borrasca profunda. Espesísimo el juego del mallorquín hoy, muy lejos del potencial enorme de este futbolista. Esperemos que de la mano de los minutos lleguen el buen tono físico y la confianza y, con ellos, la personalidad, ingrediente imprescindible para poder obtener una estrella del Real Madrid. Confiamos en ello por mucho que el que espere, desespere.
En el 62’, una carrera fantástica en una contra desde campo propio de Vinicius le permite salir hacia la puerta contraria pugnando con Siovas. El carioca le hace un cambio de ritmo, con el que le saca tres metros en cinco milímetros y pone un buen servicio a Benzemá, pero el francés desperdicia la ocasión con un mal disparo.
En el 74’, con el Madrid dormitando y ya soñando con el Inter, Rafa Mir, que había caído a banda, recibió en una acción muy rápida del Huesca. Miliato llega muy tarde, Mir le quiebra y pone la pelota al segundo palo donde Ferreira entra al remate sin la compañía de Marcelo que, al igual que en una acción similar en el primer tiempo, se había olvidado de su par. Marcó Ferreira y puso cierta incertidumbre en el partido, más que nada, porque los aragoneses recuperaron cierto dominio del balón, porque el partido estaba totalmente roto y porque el Madrid tenía a Valverde y a Casemiro descansando en la grada a esas alturas de encuentro, ya que el brasileño había sido sustituido por Kroos en el 69’.
Imagen: realmadrid.com
No obstante, los nuestros no pasaron excesivos apuros de ahí al final, y aprovecharon los espacios para realizar jugadas de peligro. Sin un juego brillante, aún tuvimos ocasión de disfrutar del cuarto gol en el 88’. Marcelo, que se pasó atacando toda la segunda mitad, puso un gran centro pasado desde tres cuartos a Rodrygo. El carioca hizo una portentosa dejada desde el segundo palo de cabeza hacia el área pequeña, franca para que el genio galo la empujara con su frente a la red. 4-1.
Ya en el descuento, Rodrygo, que estuvo muy participativo cuando tuvo la ocasión y se atrevió a encarar con éxito (algo que suele suceder cada vez que lo intenta, que es poco aún), desperdició un contrataque en cuatro contra uno por egoísmo, disparando en una ocasión inmejorable en la que había varios compañeros mejor colocados. Si lo llega a hacer Vinicius…..
Terminó el encuentro y con él, el encantamiento de Hazard, los roles de superhéroes y magos y el temor a otra noche de brujas y, hablando de meigas, este Madrid recuerda mucho al que perdió contra los flamencos en el Bernabéu la pasada campaña: pretemporada nula, inicio flojo y mejora continua hasta las navidades. Esperemos que esta progresión se repita este año y veamos un equipo mejor con cada partido de aquí a final de año.
Antes de despedirnos, queremos agradecer a la S.D. Huesca su caballerosísimo gesto para con D. Alfredo Di Stéfano, leyenda inmortal del fútbol y del Real Madrid, al que han homenajeado en el día de hoy con un brazalete de capitán diseñado especialmente para la ocasión, en el que se podía ver un balón de cuero y varias saetas. Un homenaje sencillo, precioso y emocionante. Esto sí es señorío.
FICHA TÉCNICA
REAL MADRID: Courtois, Lucas Vázquez (Mendy 52’), Militao, Ramos, Marcelo, Casemiro (Kroos 67’), Valverde (Isco 60’), Asensio (Rodrygo 60’), Hazard (Vinicius 60’), Modric, Benzema.
S.D. HUESCA: Andrés Fernández, Maffeo, Luisinho (Gaston Silva 83’), Jorge Pulido, Siovas, Nwakali (Valderrama 57’), Sergio Gómez (Galán 45’), Pedro Mosquera, Ontiveros (Ferreiro 45’), Borja García (Sandro Ramírez 57’), Rafa Mir.
GOLES
1-0 Hazard 40’
2-0 Benzema 44’
3-0 Valverde 54’
3-1 Ferreiro 74’
4-1 Benzema 88’