Un articulo de: @resurreccion_93
Jamás he podido entender la docilidad y mansedumbre con la que los corderos van al matadero; esa imagen de todos los borregos en fila dirigiéndose de manera conformista hacia su muerte me enerva, reiterando sus estúpidos balidos como único sonido perceptible, Beeeee…¿Cómo es posible que puedan aceptar con tamaña tranquilidad su final sin ni siquiera hacer un ademán de resistencia?
Así es como veo a la mayoría del madridismo asistir a la destrucción de este equipo en otro tiempo orgulloso y ganador. Hoy borreguilmente siguen el inexorable camino hacia la derrota con reiterados balidos estúpidos (En las duras y en las maduras…, Nos caemos y nos levantamos…, yo no me bajo del carro…, Beeeee, Beeee, Beeee…)
Me podéis tildar de pesado pero escribo sobre la actualidad del Real Madrid y la realidad a día de hoy no es otra que un decadente camino hacia ninguna parte, bueno sí hacia un abismo deportivo. Hemos perdido 25 años, en los cuales nuestro máximo rival nos ha doblado en ligas y nos ha superado en todas las demás competiciones y hoy por hoy las perspectivas son continuar en esa desgarradora dinámica. Nada me invita a pensar en otra cosa, por desgracia. Quizás otros se conformen con fábulas, records inútiles o goleadas de mediopelo, yo no.
Es cierto que no siempre en la vida se puede ganar, pero también es cierto que nunca en la vida se debe perder la dignidad. Durante largas temporadas no cosechamos títulos europeos, pero no era ni de lejos en este entorno de complacencia. Es inaudito observar con que estúpida alegría la mayor parte del madridismo vive esta horrible dictadura deportiva e institucional a la que nos está sometiendo el enemigo máximo, en un patético convencimiento de que las cosas van perfectamente, sin caer en la cuenta de que nos han superado claramente como entidad, mientras continuamos aplaudiendo hasta la nausea a jugadores que ganando cantidades de dinero desorbitadas, nos dan unos réditos deportivos ridículos en la mayoría de los casos propiciado por su egoísmo y por su falta de compromiso con el club. En el país imaginario sonríen plácidamente ante nuestra estulticia.
Leer las redes sociales y ver a gente bañada en algarabía por haber goleado al Español cuando siete días antes se ha perdido la liga contra el Betis es un absurdo que mi cerebro no puede procesar ¿Qué nivel de exigencia tiene el aficionado medio del Madrid hoy? ¿Tan pronto habéis olvidado la afrenta del 0-4? Jugadores que bajaron los brazos en el partido más importante del año en liga para perjudicar a un entrenador que no les gusta sin importarles lo más mínimo que millones de madridistas fuéramos humillados al día siguiente en oficinas, bares y puestos de trabajo ¿Olvidáis semejante agravio y daño al club y a vuestra dignidad por 3 goleadas a Depor, Sporting y Español? Yo no.
Ni el presidente, ni los jugadores, ni la mayor parte de la afición representan al Real Madrid que me inculcó mi padre y mis vivencias como aficionado desde muy pequeño, 46 años contemplan mi madridismo, no vengáis a darme lecciones los mojabragas new-age, ni los piperos. Yo era socio a principio de los 80 y viví el Madrid de los Garcias y vi derrotas dolorosas como un 0-3 frente al equipo que lideraba Maradona, pero ni el Bernabéu aplaudió al rival, ni los jugadores andaban indolentes durante el partido y tras aquella humillación durante los siguientes encuentros en el Bernabéu tuvieron que aguantar los jugadores pitadas cuando saltaban al césped, no hubo mohines, ni malas caras, solo ansias de revancha. Los jugadores se sabían culpables y buscaban el desquite sin justificaciones ¿Creéis que hoy la banda rompe tarimas está incubando un ansía de venganza para devolvernos el honor el próximo 2 de Abril? De sobra sabeis que no, que a lo máximo que podemos aspirar es a no salir de allí goleados como en los tiempos anteriores al “nazi portugués”. Los jugadores sabedores del conformismo perdedor que inunda al madridismo seguirán con sus exhibiciones ante equipos pequeños para solaz y deleite de los borregos piperiles que ovacionarán esas victorias inútiles, esos fabulosos goles intrascendentes, mientras nuestro enemigo forja su segundo triplete consecutivo. Este madridismo corderil me recuerda al padre que agasaja, premia y ensalza a su hijo por su matrícula de honor en Gimnasia y por el sobresaliente en plástica, obviando los suspensos en Lenguaje, Matemáticas y Ciencias. Mientras los jugadores perciban este estado de estupidez colectiva, seguirán su vergonzante indolencia acaparando goleadas cuyo único fin será jugarnos el segundo puesto en la clasificación contra los indios de los que tanto nos reíamos antaño.
Pero si hay algo que me entristece el alma es comprobar cómo ese madridismo mediocre, conforme con estos resultados penosos, es que se permiten el lujo de repartir carnets y cuando expreso en las redes mi disconformidad con lo que nuestros jugadores están desarrollando en el campo, me expulsan del Real Madrid, me quitan la condición de madridista, no me consideran digno. La nueva definición de madridista obliga a deleitarse con las jugadas de salón ante equipos pequeños, sin recordarle a las “vedettes” los desastres realizados frente a equipos importantes pocas semanas antes.
La mediocridad, el conformismo y el derrotismo recubierto de culto al divo y desdén al escudo se ha instalado en el madridismo de a pie. Pero no contéis conmigo, yo no estoy dispuesto a alentar EL SILENCIO DE LOS CORDEROS…
¡HALA MADRID Y NADA MÁS!