CRÓNICA | De conquistas y atracos: FC Barcelona 0 – 0 Real Madrid

Una crónica de: @MiedoEscenico2

Decíamos al final de la anterior crónica que las condiciones en que llegaba el Real Madrid al Nou Camp en este partido aplazado eran difíciles de empeorar. Lesiones, entorno, designación arbitral, y menos horas de recuperación ponían a tiro al Barcelona una victoria más factible que otra cosa. Zidane decidió que, para este remake de “Doce del Patíbulo”, la alineación inicial sería la formada por Courtois bajo palos; Carvajal, Varane, Ramos y Mendy integraban la línea defensiva, con un centro del campo compuesto por Casemiro, Valverde, Kroos e Isco, y con Benzema y Bale arriba.

Empezó el partido con un Madrid cerrado y tranquilo, y el Barcelona tomando la iniciativa. Pero, a lo largo de los primeros diez minutos, el equipo blanco fue tomando el control del balón, recuperando atrás y saliendo cada vez más arriba con peligro. Casi en el minuto 10, Isco dejaba de tacón en la frontal del área a Benzema y el francés remataba cerca del palo pero en una posición algo forzada, y detenía Ter Stegen. Al minuto siguiente, una internada de Alba (de Jordi, no de Carrillo) por la derecha era cerrada con absoluta limpieza por Carvajal, mientras el lateral del Barcelona, acompañado por Suárez, protestaban al árbitro con su habitual aprecio por el fair-play.

No obstante, a partir del minuto 15, algo hizo clic en el equipo blanco. Comenzaron a salir como misiles desde atrás, combinando a toda velocidad, y la salida de su campo del Barcelona era una auténtica misión imposible: el Madrid apretaba arriba, apretaba en el medio y apretaba atrás, si llegaba algún balón. Se abrió el mejor cuarto de hora de juego del equipo blanco en lo que va de temporada, con una sucesión de desbordes, penetraciones, combinaciones y remates realizados a la velocidad de la luz. En el minuto 16, Casemiro remataba desde fuera del área y un defensa barcelonista rechazaba a córner. El saque en corto de Kroos llegaba a Carvajal, que ponía un centro medido a la cabeza del pivote brasileño que, a su vez, remataba picado, de cabeza y el balón iba a puerta. Piqué salvaba de cabeza con dificultades y, en el rechace, se producía un penalti claro de Lenglet a Varane clavándole los tacos en el muslo izquierdo. Fue tan peculiar la jugada que era el segundo penalti que le hacían al central francés en la misma jugada, porque mientras volaba el balón de Carvajal, Rakitic le había agarrado de la camiseta, placado y llevado al suelo… delante de la mirada impasible del colegiado.

Lejos de desanimarse, el Madrid siguió en su empeño y, al minuto siguiente, en un córner botado por Kroos, Rakitic volvía a agarrar de la camiseta a Varane , que volvía a acabar en el suelo. El rechace acababa rematado con dureza por Casemiro, y Lenglet lo despejaba con apuros. Y alguno preguntará ¿No vio nada el VAR en los tres penaltis que le hicieron a Varane en dos minutos? Pues nos tememos que De Burgos Bengoetxea estaba leyendo las memorias de Clos Gómez, o la biografía de Iturralde González, en busca de inspiración. Es difícil concentrar más errores arbitrales de cuatro colegiados (el de campo, los jueces de línea, y el del VAR) en menos tiempo, todos ellos en contra del mismo equipo, todos ellos a favor del equipo de siempre.

El Madrid no bajó la intensidad de sus ataques, y, en el minuto 23, Ramos remató de tacón fuera, y en el 25 Ter Stegen despejó un peligroso pase de la muerte de Benzema, que le llegó a Casemiro. El brasileño largó un brutal trallazo desde fuera, que Ter Stegen desvió con apuros a córner. Un córner que acabó con un cabezazo de Varane fuera, por otra parte. El Barcelona se estiró y tuvo una llegada muy peligrosa en el minuto 29, en que un centro desde la izquierda fue neutralizado por una salida espectacular de Courtois, que dejó el balón a los pies de Messi, que disparó a puerta, pero Ramos, bajo palos, consiguió sacar el balón. A la media hora de partido, un centro de Mendy era despejado por Piqué, y el Pajarito Valverde, desde la frontal, enganchó una volea impresionante que salió rozando el poste.

El Barcelona, durante ese cuarto de hora, había sido un muñeco desmadejado en manos de un Madrid absolutamente proactivo, relampagueante y muy peligroso, con una presión arriba asfixiante y una actitud absolutamente intachable. Sin embargo, el dominio, las oportunidades y la voluntad no se intercambian por goles, y el final de esa fase absolutamente eléctrica del equipo blanco no se vio correspondida en el marcador, algo que no es la primera vez que le ocurre. La recuperación de la pelota por parte del Barcelona en los minutos siguientes solamente sirvió para que el Madrid se reubicara y comenzara la presión veinte metros más atrás, pero con la misma intensidad. En el minuto 34, Rakitic tocaba un balón con la mano, pero el árbitro no consideró necesario sacarle la quinta tarjeta del partido (la que había visto por una entrada a Isco, y las otras cuatro que mereció y no había visto a esas alturas de partido). Cerca del minuto 37, un remate lejano de Kroos salió desviado, mientras el Madrid imponía su ley en el centro del campo y movía el balón de un lado a otro continuamente. Suárez protestaba al juez de línea una decisión en el minuto 39 y, antes de que acabara ese minuto, pisó el tendón de Aquiles de Casemiro, por lo que vio la tarjeta amarilla. Decimos que la vio por el pisotón (ese pisotón que supuso a Modric una tarjeta roja hace unos meses), no por la protesta. Una oportunidad muy peligrosa de Jordi Alba animó algo al Barcelona, pero, en el minuto 43, un despeje de cabeza del Lenglet llegaba de nuevo a la frontal del área, y de nuevo al cargador del Pajarito Valverde, que largó un trallazo que detuvo con apuros Ter Stegen de nuevo.

Se llegó al descanso con la sensación de que el Madrid había sido enormemente superior al rival, pero que había perdonado una vez más. En todo caso, la reanudación vio al Madrid desde el principio volver a presionar y recuperar muchos balones. No obstante, el Barcelona comenzó a estirarse más y con más peligro cada vez, mientras el equipo blanco seguía a lo suyo, presionando en lo posible arriba, recuperando balones y jugándolos hacia arriba a velocidad supersónica, aunque de una forma no tan seguida como en la primera parte. En torno al minuto 55, la política se la hincó al deporte, con algunos espectadores tirando balones amarillos al campo, en una demostración más de que es poco compatible la inteligencia con ser aficionado de ciertos equipos decididos a la politización del deporte. Esto paró el partido un par de minutos, pero el partido siguió por unos derroteros semejantes: un Madrid muy entero y un Barcelona algo menos sujeto que en la primera parte, pero incómodo por cómo el equipo madridista había conquistado el territorio, el balón y hasta a su novia.

Cerca de la hora de partido, el partido comenzó un movimiento de ida y vuelta continuo, que tan pronto llevaba el balón hacia una portería, que hacia la otra. El Madrid seguía percutiendo, tanto por una banda como por la otra, aunque las llegadas no acababan de fructificar, mientras atrás se mostraba sólido. Un cabezazo de Benzema en el minuto 64 daba en el poste de Ter Stegen, y a partir de ahí, el árbitro se dedicó un cuarto de hora a sacar tarjetas a jugadores del equipo blanco, acumulando hasta cuatro de ellas en apenas doce minutos. Mientras tanto, en el minuto 68, Bale remataba al lateral de la red un contraataque espectacular conducido por Valverde a pase de Isco, tras la enésima genialidad de Benzema ante la presión de dos jugadores blaugranas. En el 71, un balón llegaba a Casemiro, y el coloso brasileño oteó el horizonte. Divisó cómo, en banda izquierda, Mendy, tras un movimiento de retorno, rompía hacia el área culé. Puso la pelota con precisión en un punto adelantado de la trayectoria del lateral francés que, con un toque preciso, puso un pase de la muerte y Gareth Bale, entrando como un cuchillo, remató con la derecha a la red de Ter Stegen. Curiosamente, esta vez De Burgos Bengoechea estaba en la sala del VAR leyendo las cartas entre Mao-Tse-Tung y Ava Gardner, y confirmó el fuera de juego que el linier había señalado, anulando el gol, y completando el atraco. Porque no queda claro si lo que estaba adelantado era un pelo del hombro de Mendy en relación a un pelo del trasero de Piqué, pero la diferencia era de apenas milímetros.

En el minuto 80, Modric y Rodrygo relevaron a un Valverde vaciado y a un Isco que había hecho un partido bastante bueno. Y, de ahí al final, una sucesión de ataques mutuos donde no estaba claro si era mejor nadar y guardar la ropa, o aprovechar un último zarpazo para tratar de arrancar dos puntos más al partido.

El 0-0 final no hace justicia al juego de uno y otro. El Madrid remató más, recuperó más balones, lanzó más córners, e hizo más méritos para ganar, pero no fue capaz de transformar ese dominio de los números al número central, el resultado. Se le hicieron hasta tres penaltis que el equipo arbitral ignoró, aun viéndolos, en un atraco vergonzoso, pero también conquistó una imagen de equipo sólido, serio y solvente, que esperamos que continúe creciendo partido a partido. El domingo, frente al Athletic, en el último partido del año, esperamos que la racha liguera se mantenga.

 

RESULTADO FINAL: Barcelona, 0 – Real Madrid, 0.

REAL MADRID: Courtois; Carvajal, Varane, Ramos, Mendy; Casemiro, Kroos, Valverde (Modric, min. 80), Isco (Rodrygo, min. 80); Benzema y Bale.

ÁRBITRO: Hernández Hernández (colegio canario). Mostró tarjetas amarillas a Casemiro (min. 66), Bale (min.70), Isco (min. 76), Ramos (min. 78) y Carvajal (min. 93).


Imagenes: realmadrid.com