Una crónica de: @MiedoEscenico2
Llegaba el Real Madrid a Ipurúa con la alegría de haber aplastado el miércoles pasado al Galatasaray, pero también con la obligación de no perder el ritmo en la Liga, y era clave conseguir los tres puntos en el feudo eibarrés para llegar al parón de selecciones en posiciones de liderato, aunque fuese compartido. Zinedine Zidane decidió mantener en gran medida el patrón de las últimas alineaciones, aunque con leves modificaciones. Saltaban al campo Courtois en portería, con Carvajal, Varane, Ramos y Mendy en línea defensiva, Casemiro, Valverde y Modric en la zona media, y Lucas Vázquez, Benzema y Hazard arriba. El partido tenía un componente especial para quien escribe estas líneas, porque vio el partido acompañado de mucha de la gente que compone El Diario De Mou, en una tarde estupenda por la compañía y por lo que contaremos a continuación.
Es tan cierto que el equipo blanco perdió tres balones en el primer minuto, como que Benzema mandó el balón al poste antes del minuto tres, en una jugada invalidada por fuera de juego, tras un buen pase de Modric. El Madrid buscaba un partido de ida y vuelta, aunque progresivamente iba ganando terreno y asentándose en la zona defensiva rival. Por la derecha, Lucas y Carvajal iban haciendo pequeñas incursiones propias de la guerra de guerrillas, mientras que, por la izquierda, Mendy parecía un tren de mercancías lanzado hacia adelante, y Hazard recuperaba sus cubiletes de trilero, además de mostrar un cambio de ritmo y un reprise sorprendentes. En el minuto 9, un fantástico contraataque sacado por Luka Modric y conducido por Benzema, ubicaba a Hazard en el flanco izquierdo y el belga, con un recorte sutil, ponía el balón con efecto a la zona del área pequeña, donde Benzema remataba, forzado, y el portero despejaba a duras penas, más forzado aún.
Era esa brisa persistente que anuncia tempestad y, además de la lluvia que caía incesante desde el inicio de partido, empezaron a agitarse los cielos. Durante esa fase inicial, el Eibar achicaba agua como podía, mientras el Madrid lanzaba un torpedo tras otro, especialmente por la banda izquierda, donde Hazard hacía diabluras con la complicidad de Benzema y el apoyo incansable de Mendy. En el minuto 16, una internada del delantero francés por banda izquierda, tras una serie de bailes bajo el agua, culminó con un pase medido a la frontal del área. Allí había desplegado sus alas el Pajarito Valverde, que entraba a todo trapo, pero un defensa del equipo armero consiguió interceptar. En esa mezcla de voluntad y decisión que acompaña cada vuelo del uruguayo, se llevó el balón y éste le llegó a Modric. A la media vuelta, el pequeño croata remató, y la pelota salió rebotada, tras tocar en las piernas de otro defensa, quedando muerta delante del portero Dmitrovic. A la voluntad y la decisión que decíamos de Federico Valverde, en ese instante, se sumó una fe absolutamente desmedida, y se tiró a tocar el balón. Pero, sorprendentemente, no intentó tocarlo hacia la portería, sino que lo mandó cinco metros a la izquierda. Ni los espectadores, ni los jugadores del Madrid, ni los del Eibar éramos conscientes de qué hacía, hasta que vimos que le enviaba el balón al viejo Karim que, con su calma habitual, mientras tocaba su violín, lo envió a la red, estableciendo el 0-1.
Un par de minutos después, Hazard controlaba en la esquina del área, y trataba de recortar hacia adentro para buscar posición de remate. Sacó sus tres cubiletes y le escondió la bolita a De Blasis que eligió erróneamente y le golpeó en la pierna de apoyo, haciendo penalti. Sergio Ramos mandaba el balón con tranquilidad a la derecha de Dmitrovic y hacía subir el 0-2 al marcador. Un par de jugadas de Hazard, en que demostraba su velocidad tanto como su calidad técnica, incluyendo regates y una rabona, serían el prólogo a otra jugada de trileros, esta vez por la banda opuesta. En el minuto 26, una fantástica jugada de combinación madridista permitía que Hazard cruzara el balón para la entrada al área de Lucas Vázquez, que se lanzaba directo hacia portería con sus cartas d ela baraja española. Cote vio las tres cartas y picó, intentando encontrar el as de oros, levantó el rey de bastos, e hizo otro penalti claro. El viejo Karim asumió su papel como segundo lanzador y puso el balón en el mismo sitio que Ramos lo había hecho antes, marcando el 0-3 y batiendo el registro goleador de un ilustre madridista como Ferenc Puskas, “Cañoncito Pum”.
De nuevo, el Madrid estaba con tres goles a favor en media hora de partido, entre otras cosas, por una presión titánica y formidablemente ejecutada, la movilidad de su centro del campo y su delantera, y la seguridad de su defensa al sacar el balón jugado. El Eibar no sabía por dónde salir, con los madridistas encima de ellos o de la línea de pase, y ahogando su juego. Se llegó al final del primer tiempo con 0-3 y la sensación volvía a ser de dominación absoluta, a pesar de algunos escarceos del conjunto armero al final. Los blancos, uno por uno, habían hecho lo suyo y algo más durante ese periodo, y el control madridista del partido era férreo. Carvajal había recuperado el combustible de su cosechadora, Benzema tocaba el violín a toda velocidad, como un Sarasate futbolístico, mientras Hazard emulaba a Gene Kelly danzando bajo la lluvia al son de la música y Lucas Vázquez hacía sonar los tambores. Modric volvía a ser ese príncipe croata que no da un balón por perdido, Valverde recuperaba una pelota tras otra, desplegando sus alas y su zancada kilométrica, Casemiro usaba sus tijeras de podar con oficio, y el centro del campo del Madrid le daba el día libre al arquitecto Kroos. Mendy percutía por su banda y daba salida rápida al equipo, y Varane y Ramos se hacían coberturas y sacaban el balón jugado con suficiencia. Courtois seguía el ritmo, bajo la cortina de agua, y se empleaba a fondo cuando la sinfonía requería de su participación.
La segunda parte vio al Eibar salir a intentar recortar distancias. Aunque, la verdad, es que no pareció dársele muy bien. El Madrid estaba replegado mientras afilaba su hacha para salir al contraataque como un poseso. Entregó al equipo armero la posesión y parte del terreno, y se dedicó a desactivar los intentos eibarreses en su propio campo, saliendo como balas a cada oportunidad en que recuperaba el balón. Tras un cuarto de hora en que el Madrid mantenía la música en andante, una de estas subidas al asalto tuvo recompensa, aunque en una jugada muy elaborada: Casemiro recuperaba un balón de cabeza y, a partir de ahí, Ramos, Hazard, Casemiro, Ramos, Courtois, Varane, Carvajal, Modric, Lucas, Carvajal, Varane, Carvajal, Lucas, Casemiro, Mendy, Benzema, jugaron el balón a uno o dos toques, de un lado al otro del campo, hasta que el delantero francés habilitó a Mendy para la entrada por la banda izquierda. El lateral zurdo centró algo pasado, y Modric recogió el balón en el lateral del área. Lucas arrastró hacia la línea de fondo a la defensa y se generó un enorme boquete en la frontal, donde revoloteaba el Pajarito Valverde. El príncipe croata le puso el balón y el charrúa remató, sencillo y con efecto, mandando el balón pegado al poste, y marcando el 0-4. Ya saben, los pájaros tirando a las escopetas, el mundo al revés.
El Bolshoi madridista, en la última media hora, siguió marcando el ritmo, recuperando balones y frustrando los intentos del Eibar por llegar a la portería visitante. Entraron Isco y Vinicius por Valverde y Hazard a falta de veinte minutos, y el ritmo del equipo apenas se resintió, lo cual dice mucho del trabajo que ha desarrollado en las últimas semanas. Cuando quedaban diez minutos, Brahim entraba por Lucas Vázquez, y el partido fue llegando hasta el pitido final con una demostración de dominio y control del equipo blanco, además de momentos de muy buen juego. Llega el parón de selecciones en un momento dulce del equipo, aunque podríamos atrevernos a decir que la sensación que decíamos en la crónica anterior se ha confirmado: la nueva criatura de Zinedine Zidane ya ha nacido –tras un parto doloroso- y sólo le queda alimentarla y hacerla crecer, para que vaya explorando sus límites. En un par de semanas veremos la evolución, frente a la Real Sociedad en el Bernabéu. Pero buena pinta tiene…
Nota: Me he tomado la libertad de utilizar para titular la crónica un tweet de @gemmazarza72, que me enseñaba el ilustre @pepo2204 cuando ya le estaba contando, en la reunión de amigos del El Diario de Mou, lo que tenía pensado para escribirla. “El Real Madrid, bailando bajo la lluvia” es la mejor descripción de lo que hemos visto en este partido de hoy. Así que mil gracias a Gemma por ponerlo tan fácil…
RESULTADO FINAL: S.D. EIBAR, 0 – REAL MADRID, 4
GOLES
0-1: 17′ Karim Benzema (asistencia: Valverde).
0-2: 20′ Sergio Ramos (penalti)
0-3: 29′ Karim Benzema (penalti)
0-4: 61′ Federico Valverde (asistencia: Modric)
REAL MADRID: Courtois; Carvajal, Varane, Ramos, Mendy; Casemiro, Valverde (Isco, 72), Modric; Hazard (Vinicius Jr, 72), Benzema y Lucas Vázquez (Brahim, 81).
ÁRBITRO: Cordero Vega (Comité Cántabro). No mostró tarjetas.