El perro de Pavlov

Un articulo de: @ErZuru2000

Ivan Petrovich Pavlov fue un fisiólogo ruso creador de la ley del reflejo condicionado. Para plasmar dicha ley utilizó a un perro, el famoso perro de Pavlov que seguro que todos ustedes ya conocen. Dicha ley viene a decir, más o menos, que cuando dos cosas suelen suceder juntas, la ocurrencia de una de ellos suele traer, a nuestros pensamientos o estímulos, la segunda.

Así, al cabroncete de Pavlov, se le ocurrió tocar una campanilla cada vez que daba de comer al famoso perro. Finalmente, con solo tocar la campanilla, Pavlov observó que el chucho salivaba  a la espera de su comida. Hoy Pavlov se hubiera tenido que dedicar a escardar cebollinos o a hacerle la competencia a los rumanos que limpian los parabrisas de los coches. Ya saben, los Reyes Magos no pueden venir en camellos y las ocas sufren mucho, pero ¡ay de ti! como seas venezolano disidente. Pero ese es otro tema.

Deloitte ha publicado un informe titulado “Football Money League” en el que detalla los ingresos de los principales clubes del mundo. Por undécimo año consecutivo el club con mayores ingresos en el mundo es el Real Madrid. Tres segundos más tarde apareció un tipo muy peculiar de madridista: el madridista permanentemente cabreao, en adelante MPC. Es como si Ivan Petrovich Pavlov hubiera hecho sonar la campanilla. Y todo el mundo a salivar. Otro motivo para hostiar al presidente. Increíble pero cierto.

No diré yo que sea motivo de celebración, pero, vaya, tampoco me parece a  mí que sea para avergonzarse. Es más, yo diría que en todo caso es un dato para presumir, eso sí, sin grandes aspavientos porque en los clubes deportivos lo que luce es lo que luce y lo que luceno es una cuenta de pérdidas y ganancias ni un balance ni el total de ingresos de un ejercicio.

Sabiendo que lo mollar de los clubes deportivos son los títulos, me parece a mí que nunca debe despreciarse el aspecto económico del tema, dado el nivel de profesionalidad alcanzado enestos. En este sentido, hay que decir, mal que pese y joda al MPC, que la gestión del club es de matrícula de honor. A mí, sólo se me ocurre añadir a lo anterior que ojalá la parte deportiva siguiera la senda de la económica. Y poco nada más.

Del mismo modo que me parece chocante el comportamiento del MPC, igual de chocante me parece el comportamiento de aquellos que ponen el informe de Deloitte a la altura de la Undécima. Tan perplejo me deja lo uno como lo otro. En un caso para tratar de enmascarar el evidente fracaso deportivo del año anterior y en el otro caso para enmascarar de madridismo verdadero la obsesión enfermiza contra Florentino Pérez.

¿Es bueno para el Madrid tener ese volumen de ingresos? Es una pregunta retórica. El hecho en sí mismo no es bueno, es buenísimo. El hecho en sí es extraordinario, la utilización que han hecho de este asunto unos y otros es harina de otro costal. En este aspecto, tanto el madridismo feliz como el MPC, se tocan. Malo es darle más bombo del que merece, pero para mí es mucho peor presentarlo como lo que no es, recordando que mucho dinero pero muy poco de lo otro, lo que importa, los títulos. Claro que con ese criterio, también podría decirse que muchas escuelas infantiles pero muy poco de lo otro, lo que importa. Y digo yo que qué cojones tendrán que ver la velocidad con el tocino, los cojones con comer trigo. ¿Ni siquiera podemos tener ni cinco segundillos de apacible tranquilidad que hasta lo bueno tiene que ser malo?.

El MPC de manual mandaba, al conocerse el informe, a los que ellos llaman madridismo happy, a Cibeles a celebrar lo del informe de Deloitte. Y estoy absolutamente convencido de que si en dicho informe el Madrid hubiera pasado de ser el primero al segundo, el comentario generalizado del MPC hubiera sido algo así como “ya ni siquiera podemos presumir de ser los primeros en el tema de los dineros”. Todo negativo, nada positivo.Vangalismo en estado puro.

El madridismo happy, en realidad es, por lo motivos que fueren, florentinismo más allá de lo razonable. El madridismo permanentemente cabreao es antiflorentinismo más allá de lo razonable. Observo a los dos bandos y sus motivaciones. Veo y analizo el hecho en sí mismo del volumen de ingresos, sin más connotaciones. Y viendo el hecho en sí mismo, no puedo por menos que juzgarlo como muy positivo para el Madrid. Nada más. No es un título. Es solo dinero y tenerlo es bueno. Y me parece una evidencia palmaria. Puede que eso me convierta en un madridista happy a los ojos del madridista permanentemente cabreao, pero eso es irrelevante a mis efectos de simple aficionado. Y me da igual, francamente. Y fuera de ese florentinismo y antiflorentinismo irracional, no comprendo cómo cualquier madridista de a pie, no puede darle a esta noticia una connotación claramente positiva dentro de lo razonable.

Sé que mientras el club sea un club rico, su estabilidad está garantizada. Y eso me gusta. Me parece otra evidencia incontestable. Tan incontestable como el fracaso deportivo del último año. Sé que siendo un club estable económicamente, las posibilidades de tener éxitos deportivos crecen exponencialmente. He dicho posibilidades y las posibilidades no se celebran. Así que, cuando dichas posibilidades se plasmen en realidad, es decir, en títulos, será cuando, a lo mejor, me vaya a Cibeles a celebrar algo y no cuando me lo diga en tono jocoso un señor permanentemente cabreao y obsesionado con cepillarse al actual presidente.

Si dichas posibilidades no se plasman en realidades, entonces hablemos de dimisiones, guillotinamientos y lapidaciones, pero justo hagámoslo al momento en el que esas posibilidades dejen de ser eso para convertirse en desagradables certezas. Todo lo anterior es independiente de la simple valoración de un simple hecho que, por sí mismo, es positivo se ponga como se ponga el MPC de turno, yasea Florentino el presidente, ya lo sea Bertín Osborne o ya lo sea Juanito Navarro (qepd). No debería costar trabajo, ¿Verdad? Pues sí,  parece que sí. Algunos pareciesen dispuestos a dejarse azotar antes que reconocer una simple evidencia. Ya saben que para el periojoputismo el Madrid nunca gana. Cuando gana, pierde y cuando pierde, pierde doblemente. En ello anda también, el madridismo permanentemente cabreao. Si es rico, porque sólo es rico y si fuera pobre, porque sería pobre doblemente.

Siempre he creído que el Madrid tiene varios enemigos, que no rivales. Estos enemigos pretenden su extinción pero no por desaparición, sino por apropiación. Y resulta curioso ver ese sector de antiflorentinistas irracionales alineados en perfecto orden de revista junto a fulanos como Fredi Ouija, compartiendo mesa y mantel. En general, su antiflorentinismo supera su madridismo.

El perro de Pavlov salivaba porque creía que le iban a dar de comer cuando en realidad le estaban engañando. El caso De Gea, lo de Cheryshev, lo de la Fifa, el informe Deloitte y hasta un comunicado emitido con cierto retraso por el club, a propósito del atentado de Paris, han puesto a salivar a un montón de madridistas cabreaos. Creen que, con este tipo de cosas, está más cerca el final de Florentino. Supongo que piensan (los de buena fe) que es lo mejor para el Madrid o (los de mala fe) para sus intereses particulares. Si piensan que la sola caída de Florentino les va a acercar a sus deseos, creo que se están equivocando de medio a medio. Les han tocado la campanilla y les han engañado. Y lo pienso así porque veo los buitres que revolotean alrededor del Madrid actualmente y se me ponen los pelos como escarpias. Ya me gustaría a mí ver a los famosos Ultras Sur con un presidente marioneta de la Prisa. Si creen que van a recuperar la grada que ocupaban otrora, más les valdría pedirles el deseo a los Reyes Magos de Oriente, tendrían muchas más posibilidades.

Puede que el principal enemigo del Madrid sea su propio presidente y no sujetos tan poco recomendables como el tal Fredi. Puede ser, no diré que no, aunque yo no lo crea. Puede que yo esté equivocado y aun así, no puedo evitar pensar, por contra, que el presidente, pudiendo ser un mal presidente, no quiere el mal para el Madrid. Dudo que Fredi, entre muchos otros, tenga las mismas intenciones. Así que, lo quieran ver o no lo quieran ver, el madridismo cabreaoestá prestando apoyo a uno (entre muchos más) que lo que pretende es la desaparición del club aplicando la vieja fórmula de “quítate tú que me pongo yo”. Y lo peor: “quítate que me pongo yo”, pero no para mejorar la gestión deportiva, sino para atender y saciar extraños intereses empresariales con muy poco o nada que ver con el hecho de meter goles.

Repito: si después de leídas estas humildes letrillas, muchos de ustedes, imparciales madridistas,  piensan que este, su humilde servidor, es uno más de la facción happy del madridismo y, por tanto, con cero credibilidad, ustedes mismos. No lo soy, pero no tienen por qué creerme. Pero no se engañen, respetables amigos/as,lo único que vengo a decir es que ser rico es bueno y que no conozco a nadie que no quiera serlo. Es más, para más de un irreverente, el dinero supone lo más parecido a Dios que uno pueda encontrar sobre la faz de la tierra. También digo que no hay que avergonzarse, todo lo contrario. Que hay cosas mal hechas, pero no todo es malo.  Y que cuidado con quien compartimos fines, mesa, mantel y catre. A los irreductibles MPC’s y madridistashappy’s no les digo nada, nada tengo que decirles. Diga lo que diga dará igual, la botella siempre estará llena o vacía para ellos, dependiendo de sus particulares e interesados prismas.

Moncho Calderón me ha parecido el personaje más nefasto del madridismo en décadas. Pocas ligas he celebrado como aquella del tamudazo, con Moncho de presidente. No entiendo que los que se llaman a sí mismos madridistas verdaderos, se alegren (sin disimulo alguno) de que el club sea sancionado por la Fifa, casi sin atender a los argumentos del club, y que tilden de ridículos los sucesivos recursos que el Madrid interpuso por lo de Cheryshev. Tampoco entiendo cómo se puede ser forofo de un club cuya afición insulta a tu himno, a tu bandera y a tu Jefe del Estado. Pero ese es otro tema diferente… o tal vez no sea tan diferente.  A fin de cuentas solo hablamos de odios africanos.