Una previa de: @danipuerto6
La final ACB se ha convertido en una cita constante desde que Pablo Laso ocupa la banca del equipo madridista, una que se repite cada mes de Junio desde que el vitoriano llegó. Son ocho consecutivas, lo que convierte a los madrileños en los grandes dominadores en la última década respecto en lo de copar finales se refiere.
En esa final estará el Barcelona, el otro gran transatlántico en la Liga Endesa. Una serie que arrancará con polémica, la provocada por el club culé al negarse a estar en el acto de presentación de la final.
Diferentes formas de entender el baloncesto y con diferentes maneras de expresarlo en la cancha, es así como se presentan ambas plantillas, con ideas que rayan lo antagónico. Coinciden, eso sí, en la tremenda intensidad con la que ambos se emplean en defensa, donde los culés buscan colapsar su zona por medio de la envergadura de su quinteto, el tamaño y los kilos, mientras los blancos trabajan con la extrema velocidad y agilidad de sus jugadores, rápidos en cerrar líneas de pase y acudir en las ayudas. Es en la vertiente ofensiva donde se intuyen las mayores diferencias. Los de Pesic buscan el contacto físico y un juego esquematizado donde la táctica está por encima de todo, donde sacar ventaja (otra vez) de su mayor envergadura, despreciando en muchos casos la posibilidad de correr y recurriendo a un constante 5 vs 5. El Madrid por el contrario, gusta de un juego veloz, alejándose del juego farragoso que propician los constantes contactos, algo que les perjudica. Para Laso, prima la imaginación e inventiva del jugador, dejando la pizarra en un segundo lugar, orientándose hacia un juego dinámico, todo ello en busca de los puntos fáciles que da salir en transiciones con ventaja numérica.
Ambas plantillas llegan en un buen momento físico, sin lesiones o jugadores dudosos, cierto que el Barça ha sorprendido dejando fuera a Seraphin por Pustovoyi, pero aun así presenta el bloque clásico de la temporada, un equipo muy físico y competitivo. De entre los de Laso y a tenor de lo visto en las rondas previas, destacan sobre el resto Campazzo y un renacido (de nuevo) Randolph, que ha encontrado un punto de juego altísimo, no sólo en su habitual habilidad para sumar puntos, sino que se presta a defender intenso y rebotear, con lo que eso significa en un jugador de 2.11 metros, tan ágil y rápido como “toñejo”. El argentino, el base, es la cabeza del Madrid, un talento salvaje que llega envasado en formato mini, pero que manda y ordena, anota y defiende al mismo ritmo, uno infernal. Campazzo lleva dos temporadas de crecimiento constante, tanto es así que a día de hoy no se puede imaginar a un Madrid sin el Facu, aún con Llull recuperado para la causa, es el base argentino en quien Laso deposita su confianza cuando el partido se decide.
Imagen: elespañol.com
En el otro lado, Heurtel y Tomic. Ambos están rindiendo a un nivel alto en playoff y ambos comparten el gusto para firmar grandes partidos cuando el Madrid está en frente. El francés es una delicia técnica, lo tiene todo en ataque, rapidez, habilidad con el balón, capacidad para anotar desde casi cualquier rango y una visión de juego soberbia para asistir, encontrando huecos que sólo parece ver él. Heurtel ha sido un dolor de muelas para el Madrid en sus enfrentamientos durante la temporada, en parte por su tremenda calidad, en parte porque el Facu se veía limitado al estar muy sólo, con Llull de baja o pasando un bache físico al retornar de una de sus lesiones. Tomic es otro de esos jugadores que se extra motivan al jugar contra el Madrid. Tantos años después, el croata sigue sin perdonar a los blancos que no le renovaran, privándole de formar parte de una época histórica del baloncesto europeo. Ambos son jugadores que comparten virtudes ofensivas y unas tremendas carencias en defensa, donde si el Madrid se orienta bien, les puede hacer mucho daño.
Dentro del resto de jugadores que quedan en un segundo plano, todos importantes aunque en un estado de forma algo menor que los nombrados, Taylor y Hanga, dos jugadores denominados ahora como “3&D”, defensores de un nivel superior con facilidad para anotar desde el perímetro. Causeur, Carroll, Rudy, Pangos, Ribas, Blazic y Kuric, rotación de calidad, puntos e imaginación, veteranos con mucho baloncesto en la cabeza, útiles en ataque y defensa, capaces de asumir el mando y cambiar los partidos. En esa línea de jugadores todoterreno, los que más se ajustan son Claver y Deck. Grandes, fuertes, comodines que pueden rendir de igual forma desde el “tres” o el “cuatro”, quizás por experiencia, aquí es el valenciano quien aventaje al argentino, más joven y con dificultad para ser una amenaza desde el tiro.
Capítulo aparte son los interiores. Si bien es Randolph el que raya a un mayor nivel, en el Madrid cuentan con el jugador más desequilibrante de cuantos jugarán la final: Edy Tavares. El gigante de Maio es una muralla defensiva al que no le cuestan los segundos esfuerzos, un especialista en asustar a cualquiera que ronde la zona madridista, un experto taponador. Junto al caboverdiano, Ayón, Thompkins y Felipe, o lo que es lo mismo, puntos y trabajo para Laso. Pesic rodeará a Tomic de otros tantos jugadores de nivel, siendo Singleton el que parece en mejor estado de forma o al menos es lo que se deduce de su playoff. Smits, Pustovoyi y Oriola complatan la batería interior blaugrana, que al igual que la del Madrid, aporta trabajo cosntante.
Tal y como se presentan ambos equipos, el momento es ideal para que nos brinden una final grande, de buen baloncesto, de gran baloncesto, donde esperamos que los protagonistas sean los jugadores y no los Perugas de turno.