Una crónica de: @MiedoEscenico2
La visita de algunos de los miembros más ilustres de esta web al Bernabéu para ver el partido no fue correspondida con un buen resultado del equipo blanco. Se juntaron unas cuantas personalidades de El Diario de Mou para ver a su Madrid en las gradas, pero no se les puede culpar a ellos de nada…
Había salido el sol tras la lluvia, y el equipo blanco volvía a competir, tras el parón de selecciones, buscando recuperar el camino de la victoria, y con el apoyo de su público, en un horario poco habitual, la una de la tarde. Pero el partido no pudo empezar peor. Transcurridos seis minutos desde el inicio, un pase en profundidad de Postigo desde el centro del campo levantinista llegaba a la zona del área de Courtois. Varane hizo intención de ir a por el balón pero no lo tocó, y el portero belga hizo una salida precipitada, que acabó con Morales, despierto, llevándose el balón entre ellos y marcando a puerta vacía. A pesar del jarro de agua fría, el Madrid trató de reponerse, generando peligro en una falta ensayada que estuvo a punto de marcar. Pero en el minuto 10, un nuevo balón sobre Morales era interceptado por Varane con la mano izquierda, en un movimiento reflejo pero evidente. Lo que inicialmente fue sancionado con una falta en el borde del área, pasó a ser un penalti a partir de la intervención del VAR. Roger batió a Courtois desde los once metros, y el partido estaba 0-2 en el minuto 12.
El Madrid mostró más voluntad que acierto para intentar remontar, a partir de ese momento. Mariano trató de rematar, pero la defensa del Levante, bien colocada, rechazaba el tiro, y en torno al cuarto de hora, un remate de Ramos al larguero fue sucedido por un gol de cabeza de Asensio, anulado por encontrarse en posición de fuera de juego cuando Ramos remataba. El equipo blanco siguió intentándolo, y se sucedieron ocasiones de Lucas, Ramos y Marcelo, aunque todas se encontraron con un mismo protagonista: Oier, portero del equipo granota, que salvó a su equipo en unas cuantas ocasiones. Mariano remataba al larguero, y el partido, para entonces, se había convertido en un espectáculo de ida y vuelta, en que el Levante, a pesar del peligro que llevaba el Real Madrid, se estiraba con peligro y, jugando de manera fluida para salir de la presión, se acercaba a las inmediaciones del área poniendo en evidencia a Ramos y Varane.
Una sucesión de centros al área, ya desde la izquierda con Isco y Marcelo, ya desde la derecha por parte de Odriozola y Lucas, fueron rematados por Casemiro, Mariano, Asensio o el propio Lucas. La entrada por banda del equipo blanco era persistente, pero iba acompañada de una sensación de impotencia y de ir forzada en cada ocasión. Al borde del descanso, una escapada de Rochina casi se transformaba en el 0-3, aunque la jugada quedó invalidada por fuera de juego. De esta manera, se llegó al descanso con un resultado sorprendente; no sólo porque el Levante fuera ganando en el Bernabéu, sino porque había tirado dos veces en toda la primera parte, y había marcado dos goles. El Real Madrid, por su parte, había rematado dos veces al larguero, cinco a portería y otras cinco fuera, y seguía con su sequía goleadora. Pero el problema iba más allá: los blancos se mostraban inseguros en defensa, imprecisos en el centro del campo, y sin acierto en ataque. El juego era confuso, sin apenas profundidad y con una falta de solidez preocupante. El balón pasaba poco por Modric, que sin estar fino era de lo mejor del equipo junto con Casemiro, y mucho por Isco, al que se le veía espeso mentalmente y algo pesado físicamente. Asensio, aparte de los remates sin peligro, volvía a ser el jugador que se disolvía en un partido en que hacía falta que asumiera más responsabilidad. Mariano hacía lo que sabe, poner voluntad y empeño, pero en ocasiones se confundía intentando recortes y regates para los que no está demasiado dotado, en vez de disparar primero y preguntar después, como se espera de él.
La vuelta del descanso trajo consigo dos cambios: uno, la sustitución de Odriozola por Gareth Bale, al que Lopetegui había reservado debido a su estado físico. Y, aparejado a este cambio, uno táctico, más relevante. Lucas Vázquez asumía el rol de carrilero por la derecha, Casemiro se ubicaba como tercer central en defensa y, al fin, Marcelo quedaba liberado para jugar como carrilero por la izquierda, con menos obligaciones defensivas de lo habitual. En el primer cuarto de hora de la segunda parte, el Madrid iba ganando terreno y asegurando el dominio de la pelota, reduciendo la sensación de descontrol y desorden de la primera parte, pero el ritmo seguía siendo lento y el juego poco profundo, con Isco y Asensio en versiones poco reconocibles de sí mismos, y Bale en un rol intranscendente, aunque buscando asociarse con Lucas en sus subidas.
En el minuto 60, Lopetegui decide agotar los cambios y releva al malagueño y al mallorquín, dando entrada a Ceballos y a Benzema. La ubicación de este último como falso extremo izquierdo iba a generar serios problemas para la defensa levantinista, con el francés asociándose con Marcelo y el propio Dani Ceballos en ese flanco y generando la mayor parte del peligro, con mucha más presencia en el área y profundidad. Es un hecho que, a partir de ese momento, el Madrid recuperaba algo del estilo de la era Zidane, y se sucedían las oportunidades con más fluidez y peligro, con posesiones más cortas y mayor búsqueda de verticalidad. Una falta lanzada por Gareth Bale con mucha intención fue desviada por Oier con una mano, tras otros remates del propio galés y de Benzema que paró el portero, y que fueron la antesala del 2-1. Un centro desde la derecha de Lucas, que Benzema bajaba con el pecho y dejaba a Marcelo, que la acomodaba en su perfil derecho y batía la portería del Levante con un remate duro y alto desde el centro del área. Era el minuto 72, y el equipo blanco se veía capaz de remontar el resultado todavía.
Siguió el Real Madrid con su asedio, el Levante apenas salía con peligro de su campo, y Benzema, desde la esquina del área, aprovechaba un pase de Marcelo para lanzar un derechazo que volvía a toparse con la madera del poste. Otra dejada del francés, tras pase de Marcelo, encontraba a Modric, pero el disparo de éste no encontró portería. El Levante tenía una vía de agua que no sabía cómo tapar, y sólo trataba de perder tiempo en supuestas lesiones y en cada saque de puerta. Un pase de Ceballos a Marcelo acababa con un disparo alto del brasileño, y el Madrid cada vez estaba más cerca de marcar el empate. A falta de diez minutos, se producía un cambio táctico que resultaba absolutamente incomprensible: Bale se desplazaba a la banda izquierda y Benzema ocupaba la posición de 9 junto a Mariano, con lo que el peligro que el equipo madridista había llevado hasta ese momento por el ala izquierda se debilitó significativamente. Un centro de Lucas en el minuto 87 era rematado de cabeza por Benzema, picando el balón, el portero la sacaba con el pie y Mariano empujaba el balón a la red, pero el gol era anulado por fuera de juego del jugador de origen dominicano. Otro remate de Marcelo que acababa en córner y una contra de Morales, que estuvo a punto de suponer el tercer gol levantinista, fueron las últimas acciones de un partido para olvidar, prolongado en sólo cuatro minutos, a pesar de las continuas pérdidas de tiempo del equipo granota.
El resultado de 1-2 deja al Real Madrid en una posición complicada. No tanto en cuanto a aspiraciones de conseguir sus objetivos, como en términos mentales. La primera derrota en casa, frente a un equipo como el Levante, supone otra piedra en la mochila que el equipo carga a la espalda desde hace unas semanas. Y, en estas situaciones, hay quien busca culpables y quien busca explicaciones. Quienes buscan culpables, hoy, señalan a Varane como factor determinante en los dos goles encajados, y probablemente el primer cuarto de hora del jugador francés ha sido de lo peor que se le ha visto en el Real Madrid desde que llegó. Otros señalarán al banquillo, y pueden decir que la culpa es de Lopetegui por su manera de plantear los partidos. Es cierto que no parece que el equipo tenga claves con las que encontrar los puntos débiles y explotar los errores de los rivales, cuando parece evidente que sí pasa al contrario. Otros culparán al club, y más concretamente a Florentino Pérez, de la falta de planificación veraniega, la ausencia de relevo para Cristiano Ronaldo, etc. Si fuera tan sencillo como cambiar un jugador por otro, o un entrenador por otro, o un presidente por otro… Lo cierto es que el Madrid está atravesando una crisis más relacionada con la confianza y con el juego que con la calidad o no de sus jugadores, o de un jugador concreto. Lopetegui necesita tomar conciencia de que ha de instaurar un sistema y un estilo de juego que multiplique y evidencie las virtudes de sus jugadores, aunque no se corresponda con el que él tenía inicialmente en mente. El Madrid genera más peligro cuanta más libertad tienen algunos jugadores como Marcelo, y cuanto más pueden explotar su capacidad creativa en términos ofensivos. El martes, en el partido de Champions League frente al Viktoria Pilzen, y el próximo fin de semana en el Nou Camp, llega el auténtico punto de inflexión del primer tramo de temporada. Veremos si, ante retos de ese calibre, el equipo demuestra su capacidad para superar situaciones comprometidas, como ha hecho los años anteriores…
Imagenes: realmadrid.com