Una crónica de: @Javirodespi – planetacb
Parecía lógico que el Real Madrid acudiera con el máximo respeto a Miribilla, una cancha muy difícil y que no le trae excesivos buenos recuerdos, si a ello le sumamos que los locales venían con la moral alta tras la victoria conseguida en Eurocup y que los blancos continuaban con la baja de Sergio Llull, hacía presagiar que ese lobo bilbaíno estaba dispuesto a comerse a quién venía a conquistar su territorio, pero, afortunadamente para los intereses visitantes, el conjunto de Pablo Laso demostró que su fuerza no radica en un hombre, ni en dos, ni en tres, sino en una manada que se devoró las aspiraciones locales y que así vimos en nuestro OjO Al Blanco.
En mi zona no entra nadie
Algo así tuvo que decir Laso a sus pívots en el día de hoy, por lo menos al principio, porque lo cierto es que Bilbao mostraba un tremendo respecto a entrar en la zona rival y no le quedaba más remedio que confiar en su tiro exterior, preferiblemente el triple, para intentar anotar ante el poderío de un Gustavo Ayón que no dejaba que nadie campara por sus dominios. La cosa le funcionó bien a los locales en los primeros lanzamientos, pero luego se apagó la luz y el Madrid, gracias al mismo mexicano por dentro y acompañado de un notable escudero como es Maciulis, que lo mismo le servía asistencias en bandeja como anotaba sus triples de rigor, nos dejaban un primer cuarto de ensueño para los blancos con un claro 13-22.
Ostras, Rudy, qué susto
El Madrid empezó a usar sus típicas rotaciones para que el equipo siga manteniendo el nivel y ahí empezamos a ver a tres hombres que dieron un paso adelante para demostrar que tienen hueco en el conjunto cuando se requiere su actuación, hablamos de Hunter, algo que ya sabíamos porque sus actuaciones siguen al alza en esa parcela de rebotear y dar solidez a la zona, a Taylor que, hoy sí, nos mostró ese tiro de larga distancia y que es obligatorio que meta cuando se encuentra librado y, finalmente, Dontaye Draper que, si bien no es que diera una magistral clase desde la dirección, sí que estuvo centrado, sin perder balones y exhibiendo un tiro que echábamos de menos. Todo lo anterior quedó en segundo plano con la lesión de Rudy Fernández que le obligó a irse a vestuarios sin doblar rodilla y donde temimos lo peor, afortunadamente, solo fue un golpe y pudo regresar al partido en la segunda mitad.
Los fundamentos de Luka y la desconexión
El Bilbao Basket tenía que despertar en algún momento o, mejor dicho, tenía que «perderle un poco el respeto al Madrid» y si bien dio algún atisbo en la primera mitad, gracias principalmente a su pívot Buva, en la segunda parte jugó con más alegría de cara al aro, siendo capaz de circular el balón con acierto mientras el conjunto de Laso tenía sus peores momentos de juego pero con una luz que ya brilla con intensidad propia, Luka Doncic cogió las riendas del equipo y nos volvió a dar una lección de fundamentos, ya fuera en entrada con rectificado, o bien con ese cross-over que dejó a Todorovic en el suelo y con los tobillos maltrechos para acabar anotando un triple. El caso es que, entre unas cosas y otras, los hombres de negro se habían metido en partido y solo tres puntos abajo a falta de un cuarto.
Dar esperanzas para acabar matando
De esos tres puntos con los que comenzaba el último período, con la gente metida en el partido y con el Madrid todavía pensando en una falta clara que no le habían pitado a Jaycee Carroll cuando lanzaba un triple, empezaron esos diez minutos en que, ¿saben qué hizo el conjunto de la capital? Pues destrozar a su rival con un parcial de 0-11 y dando otras demostración de juego colectivo y de lanzar el contraataque, ahora ya con un Rudy en cancha que adoptó el papel de base como en otras ocasiones y dejando sin más argumento al Bilbao Basket que dejar un resultado apañado de 8 puntos de desventaja y con la sensación de que toda su lucha resultó infructuosa en cuanto el conjunto de Laso apretó el acelerador cuando tenía que hacerlo.
Así terminamos por hoy, nuestra próxima cita nos lleva a Estambul a jugar contra Darussafa Dogus, allí nos espera un viejo conocido como es Marcus Slaughter al que tenemos ganas de volver a ver, pero no queremos terminar este OjO sin mostrar nuestra solidaridad con todas las víctimas del brutal atentado sufrido en la ciudad turca y que eso sí que nos deja sin nuestra habitual sonrisa.