Una cronica de: @Javirodespi – planetacb.es
No sabemos qué le habrá dado Laso a sus chicos para que se muestren con tal nivel de solvencia en este arranque de la temporada, pero lo cierto es que, ante un rival de categoría como era Olympiacos, o Valencia Basket hace breves fechas, el Real Madrid demostró una solidez que, al día de hoy, le convierte en inabordable, así que vayamos a contar qué pasó en este estreno de la nueva Euroliga con un equipo blanco que aparece sin grieta ni fisura aparente, como el título de nuestro OjO Al Blanco.
¿Juegas tú o juego yo?
Como quiera que en Euroliga no es necesario dar altas y bajas, uno acude a su sitio de trabajo con la duda de quiénes serán los descartes de Pablo Laso, y hete aquí que observando en un bonito nuevo marcador (que menuda nos lió luego) que Taylor era el descarte en compañía de Álex Suárez, cosa que luego fue corregida y nos cambiaron al sueco por el lituano Maciulis, situación más lógica si tenemos en cuenta que no acabó el entreno del lunes por estar tocado físicamente, así que, entre presentaciones de jugadores históricos, luces apagadas y sonidos estruendosos, nos plantamos en este inicio de esta Euroliga que mostraba sus mejores galas.
Un Llull que volvió loco hasta al marcador
Mucho marcador bonito, mucho nombre marcado y mucha gaita, pero lo cierto es que funcionó pésimamente durante la mayor parte de la primera mitad, contabilizando canastas hasta de diez puntos y que obligaban a un esfuerzo extra al speaker blanco, Pedro Bonofiglio, para informar a las 11.723 almas que poblaban el Barclaycard de cómo iba la cosa. Nosotros creemos que la principal culpa fue de un Sergio Llull que se mostró absolutamente intratable en esos primeros diez minutos, que se permitió el lujo de anotar 15 puntos y siendo un ciclón por todos lados, ya fuera en contraataque, tirando tras bloqueo, lanzando triple o incluso repartiendo juego con dos asistencias, 15 puntos llevaron su firma y una valoración de 16, casi nada teniendo en cuenta que los otros ocho compañeros que jugaron con él, sumaron la cifra de 12 puntos de valoración entre todos.
¿Sobriedad o espectáculo?
El Olympiacos empezó a enseñar la cabeza en el segundo cuarto, cuando Llull se fue al banquillo y nos dejó a un Draper que hace cambiar completamente el esquema del juego blanco e instala la sobriedad en la pista, a ellos se unieron los obreros como Reyes y Hunter (espectacular duelo de pesos pesados con Young en el poste bajo) pero con una lacra importante, el rebote defensivo, principalmente el de larga distancia, que seguía haciendo daño y permitía segundas opciones a Olympiacos que aprovechaban con efectividad, nada menos que ocho capturas por solo una blanca comandaban esta estadística y nos arrojaba a un descanso incierto con solo dos puntos de ventaja para el Real Madrid por 42-40. Menos mal que con el pedazo mate de Randolph, un robo de Felipe Reyes ¡¡al bote!! a Spanoulis y la eficacia anotadora de Carroll con 7 puntos en este cuarto nos dejaba, más o menos, contentos.
El martilleo lento, pero seguro
Sí, el Madrid ganó por casi 20 de diferencia, pero en ningún caso podríamos decir que fue un destrozo al rival en toda regla, sino más bien un lento martilleo como suele hacerlo el conjunto de Laso en esta temporada, buscando aquella opción más factible y que más daño pueda hacer, tal y como empezaron jugando con Ayón a cada bloqueo directo o con balón interior y eso que Spanoulis tenía activado el modo «semi-dios» y se le notaba muy cómodo en la cancha repartiendo juego, pero, ay amigo, fue ponerse por delante y el porcentaje de tiro griego empezó a bajar escandalosamente mientras que el Real Madrid, en base a las rotaciones que le daba mejor frescura física, iba subiendo sus prestaciones.
Sin perdón en el último cuarto
El Real Madrid tenía controlado el partido, el marcador, el juego, con un Luka Doncic que nuevamente vuelve a dar muestras de madurez, incluso en pequeñas cosas como ser capaz de quejarse por una falta no pitada por Lamonica a la que no daba crédito, o en ser capaz de coger a cuatro jugadores consagrados y juntarlos en un corrillo cuando al Real Madrid le acababan de sancionar con una falta antideportiva. Sin embargo, cuando ya todo parecía visto para sentencia, con un partido que se iba a solucionar en una diferencia de 5 a 8 puntos como máximo, el equipo local siguió imponiendo un ritmo machacón y con alto nivel defensivo que exasperó al Olympiacos hasta el punto de ver cómo el average se le iba prácticamente al garete para el encuentro de vuelta. Cierto es que fue demasiado el castigo, pero también que aquí, quién se duerme, lo paga caro.
No sabemos a quién destacar
Es tanto nivel de compenetración el que muestra el Madrid, que no sabemos decirles con qué nombre quedarnos de aquellos que jugaron (el Chapu no estuvo ni un minuto pero eso no le privó de estar animando todo el rato desde el banquillo) y es que hay tantas cosas que nos darían un MVP en alguna faceta del juego que no sabríamos qué decirle, sirva como ejemplo que Rudy Fernández se permitió el lujo de ser el máximo reboteador del equipo con 7 capturas, que Felipe llegó al record de 1.500 rebotes, que todos los que jugaron anotaron y, salvo Llull, cogieron algún rebote o que Llull se permitió el lujo de terminar el partido con una mandarina de las suyas. En resumidas cuentas, que no vamos a destacar a ninguno, solo al equipo.
Así lo dejamos, volvemos el próximo domingo con el choque contra UCAM Murcia partido que se prevé duro y difícil donde recordaremos el año pasado y esa eliminatoria de playoffs que tanto costó a los blancos, pero bueno, mientras eso llega, ya saben lo de siempre, nunca dejen de sonreír.