CRÓNICA | Derrota sin paliativos: Real Madrid 73 – 88 FC Barcelona

Una crónica de: @elcarrildel2

El FC Barcelona se ha impuesto (73-88) al Real Madrid, en el partido final de la Copa del Rey 2021, disputado en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid.

Debemos comenzar reconociendo que la victoria del máximo rival resulto inapelable. A partir de ese reconocimiento, bueno será hacer diversas reflexiones.

La primera de todas es poner coto a los nerviosos. Deben calmarse esos aficionados que al más mínimo traspiés salen en procesión dispuestos a derribar hasta los cimientos la sección de baloncesto. No vale ninguno, desde el máximo responsable de la misma hasta el más modesto de los utilleros. Son gentes que cambian la plantilla cada quince días, y que disfrutan diciendo nombres que ellos ficharían, a cada cual más exótico, como remedio infalible a todos nuestros males.

La segunda es la realidad económica. Más allá de los tiempos que vivimos, la realidad económica del baloncesto español es la que es. Pretender ignorarla es hacer un flaco favor a la sección y al Club. Deben saber los más jóvenes que no hace tantos años, se barajó muy seriamente la posibilidad de cerrar la sección de baloncesto, por el déficit galopante y recurrente de la misma. No toca hoy aquí hablar de cómo llevan otros sus cuentas, pero obviar que cada gasto debe tener antes su correspondiente ingreso, es pan para hoy y hambre para mañana. (Quien precise de mayores explicaciones, muy cerquita tiene a un vecino que le puede ilustrar al respecto).

La tercera es la costumbre, antigua en el madridismo, y muy española por cierto, de matar a nuestros héroes. Puso alguien en circulación la famosa frase de “con todo lo que nos han dado”, y la misma viene sirviendo para la ida y para la vuelta. Conviene recordar aquí que los triunfos conseguidos lo son del Madrid, y así quedan en su historia y en la del baloncesto. Y creo firmemente que aquellos que los han conseguido deben tener un lugar de honor en esa historia y en nuestra memoria. Ir cortando cabezas a diestro y siniestro a la mínima decepción es la mejor manera de acabar con nosotros mismos.

Que Felipe Reyes ya no está para muchos trotes lo ve cualquiera. Que Rudy Fernández y Sergio Llull están muy tocados por sus lesiones y sus muchas horas de competición al máximo nivel, también. Que a Carroll le cuesta cada día más, indiscutible. Pero encontrar quien ocupe su lugar e iguale o mejore su rendimiento no parece tarea sencilla en el mundo real.

Y claro que pesan los años, y que la renovación es ley de vida, y que el rendimiento decae, y que las lesiones aumentan con los kilómetros recorridos. Ahora solo falta que alguien ponga el cascabel al gato, y determine cuando un jugador pasa a ser viejo e inservible, y se debe proceder, según su lógica, a su sustitución. ¿Dónde ponemos el listón? ¿Qué nivel de rendimiento es aceptable? ¿Cuántos fallos se deben permitir?.

Imagen: realmadrid.com

La cuarta de la que quiero hablar es de lo que podríamos denominar “el efecto Doncic”. Parecen andar algunos confundidos, y piensan que todas las apariciones de jóvenes prometedores van a seguir la estela de Doncic, ganador y líder desde el minuto uno. Nadie duda de que Abalde, Alocén, Garuba… y algunos otros que vienen por detrás son grandes jugadores, pero de momento ni más ni menos que eso, grandes jugadores, por lo visto aún muy tiernos para los grandes desafíos.

Pablo Laso: parece que ya no vale, que se ha quedado anticuado, que todos conocen ya su libro de jugadas. Es posible tras una década plagada de éxitos. Pero el Altísimo nos libre de esos entrenadores que cada partido inventan el baloncesto, y hacen de este juego algo que no entiende nadie, empezando por ellos mismos.

La quinta, es que posiblemente la planificación de la temporada, con la continuidad de Campazzo en el equipo (y con papel estelar) hasta su marcha a la NBA, no haya sido acertada. Sobre el fichaje de Zicic, al que algunos, sin explicar los motivos, elevan a los altares de salvador del club, podemos repetir el tan manido argumento tan nuestro: el mejor jugador es el que no ha venido o el que ya se fue, nunca el que está.

Podríamos hablar igualmente de Tyus. En un par de semanas la cátedra le ha sentenciado. No vale, un paquete en toda regla. Amén.

En fin damas y caballeros, que ha salido cruz, y hemos perdido. Ahora más que nunca estaremos detrás de los nuestros, porque le pese a quien le pese, mucho ha sido lo que han ganado, y lo que nos han hecho disfrutar. Que uno ya tiene una edad, y recuerda aquellos días de doscientos espectadores en el Palacio, y el Pau Orthez, sin ir más lejos, dándonos un baño en toda regla, o al Granada ganando en el Saporta sin bajar del autobús.

Buenos días a todos. HALA MADRID.