CRÓNICA | Gambito de dama: FC Barcelona 0 – 4 Real Madrid

Una crónica de: @MiedoEscenico2

Buenos Aires, 16 de septiembre de 1927. Para sorpresa de los asistentes, y de quienes tuvieron conocimiento posteriormente a través de las noticias, el gran maestro ruso Alekhine ha iniciado la primera partida del campeonato del mundo de ajedrez sacrificando uno de sus peones para, posteriormente, tratar de conseguir una mejor disposición sobre el tablero de sus piezas. Su rival, Capablanca, que nunca había perdido contra el ruso, se ve sorprendido y acaba derrotado en esa partida iniciada con un gambito de dama.

Barcelona, 5 de abril de 2023. Para sorpresa de los periodistas y una buena parte de los madridistas, Carlo Michelangelo Ancelotti decide, contra todo pronóstico, alinear en el partido de vuelta de semifinales de la Copa del Rey que le enfrenta al Barcelona en el Nou Camp, a Courtois; Carvajal, Militao, Alaba, Camavinga; Kroos, Modric, Valverde; Rodrygo, Benzema y Vinicius. Es decir, pone sobre el césped, probablemente, el equipo más ofensivo posible. Con dos cojones. Y también -esto se le olvida a alguna gente- con un plan.

El planteamiento de la partida de Carlo Ancelotti fue paciente. Ya había avisado de que el encuentro sería largo, y que no era cosa de salir a hacer el loco. Y las piezas blancas se distribuyeron por el campo con organización, dejando al equipo blaugrana la iniciativa, pero sin dejar que inquietara demasiado su territorio. La sensación era la de que el Madrid iba, poco a poco, moviendo las piezas, perdiendo algunos balones por precipitación y otros por mero atolondramiento, pero disciplinado a la hora de colocarse en su sitio.

Dejó que el Barcelona se sintiera dominador, aunque anuló todos los intentos de su contrincante de hacerle daño, bien enrocado atrás, con Militao como rey blanco, sacando cada balón con energía, secando a Lewandowski sin ceder un milímetro y, con la ayuda de Alaba, fiel escudero, abortando las opciones de peligro azulgrana con oficio. El caballo austríaco se mostró solvente siempre, a veces adelantándose en los balones cruzados con sus movimientos en forma de L, y en otras sacando el balón, impidiendo remates o haciendo coberturas defensivas.

Imagen: realmadrid.com

En los flancos, Carvajal volvía a ser el peón sólido y luchador de las grandes ocasiones mientras, al otro lado, Camavinga, en su rol de alfil zurdo, transitaba el pasillo izquierdo como una centella, rompiendo las líneas de peones azulgranas y apresando piezas rivales como Rafinha con denuedo y tesón, en cada fase defensiva y cada incursión ofensiva.

En el centro, la torre Kroos, plantada en el centro, recia como suele, ocupaba un vacío que había castigado al conjunto de las piezas blancas en los anteriores partidos jugados frente al cuadro de Xavi, e impedía el movimiento con libertad de los centrocampistas azulgranas, que no eran capaces de encontrar una línea de pase clara, con las almenas del alemán disparando saetas continuamente. Además, mostraba su habitual templanza a la hora de sacar la pelota jugada, esperando al momento adecuado para dar el pase preciso.

En los primeros veinte minutos, hay que decir que el cuadro azulgrana se empleó con dureza, poniendo el marcador de faltas en 7-0, pegando aquí y allá, y, en ocasiones, como una jugada de Gavi donde aporreó a Camavinga y luego a Vinicius, perdonado con indulgencia. Es un misterio que un jugador tan sucio como éste tenga tan buena prensa. Un día alguien se va a enfadar y le va a poner la cabeza del revés. Y lo peor es que probablemente, tendrá razón. De hecho, vio la tarjeta pero no por esa jugada, sino por la tangana posterior con Vinicius.

Parecía que el primer tiempo se iba a acabar con más pena que gloria, con empate a cero, aunque el Real Madrid iba ganando paulatinamente terreno, control y posesión, cuando una buena llegada del Barcelona obligó a Courtois a emplearse a fondo por primera vez en el partido y, de su rechace, nació un contraataque vertiginoso, conducido por Rodrygo, continuado por Vinicius con una apertura a Benzema, escorado a la derecha, que se la devolvió al medio para que el joven peón brasileño coronara y se transformara en dama con el primer gol del encuentro.

Imagen: realmadrid.com

Al descanso, la eliminatoria estaba en tablas, pero parecía que la apertura del maestro Ancelotti comenzaba a dar sus frutos. La salida al campo en la segunda parte fue una continuación del final de la primera: un Madrid lanzado, con todas sus piezas, y castigando al rival con una presión insistente, especialmente en el flanco derecho, que acababa derivando en una aparición del caballo Modrić, que dejaba la pelota en la frontal para la dama Benzema. Y éste, en su segunda aparición decisiva de la noche, mandaba el balón a las redes de Ter Stegen con un derechazo colocado junto al palo, poniendo en ventaja en la eliminatoria al Real Madrid por primera vez. Corría el minuto 50, y desde ese momento, la estrategia de Ancelotti acabó de concretarse: el equipo blanco sacó su potencial, mordió, robó arriba y desarboló completamente al equipo barcelonista.

Aunque los de Xavi trataron de adelantar piezas en el tablero, se encontraron con una línea defensiva sólida e infranqueable por parte de las piezas blancas, que no cedían ni un milímetro. En un ataque blanco posterior, corriendo el minuto 57, Kessié cometió un penalti infantil sobre Vinicius, que le estaba volviendo loco. Y la dama Benzema lo lanzó con parsimonia, engañando completamente a Ter Stegen, y haciendo subir el 0-3 al marcador. A partir de ahí, se acabó de desencadenar la ofensiva blanca, escaque a escaque y captura a captura.

Apareció por fin el alfil Valverde, que recorría el terreno en diagonal, parecía que nadie pudiera ponerle freno, decidido a tratar de incrementar su aportación respecto a los últimos partidos y a la primera parte. Cerca de él, el caballo Modric, con su habitual desplazamiento, saltaba líneas con pases sencillos, directos, o con pequeñas conducciones que le abrían de par en par un balcón con un mundo de posibilidades frente a la defensa blaugrana. Mientras tanto, la torre Kroos, desde su almena, distribuía el juego a un lado y al otro, movía la pelota y las piezas con esa cabeza tan alemana que ve el terreno de juego en cuadrantes y parábolas. Ambos se dedicaron a desmentir, jugada a jugada, a los que cuentan que ya no pueden jugar juntos los partidos grandes.

La dama blanca, Benzema, enfundada en su tutú, bailaba entre líneas y se desvanecía por momentos, reapareciendo en la casilla adecuada y con el movimiento apropiado para obligar al rival a enrocarse, con Alonso y Koundé cada vez más estresados. Y el peón que acabó coronado, Vinicius, sacudía los cimientos de la defensa culé con violencia, repitiendo diferentes variantes del mismo movimiento una y otra vez, persistente hasta el agotamiento. Rodrygo, el peón rebelde, aparecía y desaparecía en cualquier parte del campo, apoyando, combinando, y apareciendo en la zona de remate, aunque sin fortuna.

Imagen: realmadrid.com

Fue una conducción de Vinicius, magnífica, que finalizó con una asistencia sencillamente descomunal, la que dejó a Benzema solo, uno contra uno, frente a Ter Stegen, en el minuto 80, para que el el francés cruzara la pelota y consiguiera su segundo hat-trick de la semana, con música de violines de fondo. Para entonces, se habían sucedido una ocasión tras otra, una llegada tras otra, mientras el Barcelona acumulaba amonestaciones, enfados y una apariencia de absoluta impotencia ante el aluvión de juego que le estaba pasando por encima. Aún tuvo otro par de ocasiones el Madrid, especialmente una de Benzema, para acabar de conseguir un resultado humillante, pero no pasó del 0-4 que acabó en el marcador y que dio al Real Madrid, de manera gloriosa, el partido, la eliminatoria y la buena imagen en el mundo.

Así que se cumplió lo que el viejo Ancelotti le dijo a Jagoba Arrasate, allá por febrero, de que se encontrarían en la final de la Copa del Rey. Más sabe el diablo por viejo, que por diablo, dice el refrán, y Carletto Alekhine, en la noche de hoy, volvió a darle una lección al joven jardinero, en una deslumbrante exhibición ajedrecística, además de dársela a todos los que desconfían de él y quieren verle con el chándal de Brasil puesto. Su gambito de dama, sacrificando algunas piezas para acabar ganando la partida, le volvió a demostrar a Xavi que tiene mucho que aprender.

De esta manera, el Real Madrid se ha clasificado para la final de la Copa del Rey con una victoria meritoria y merecida en el campo donde más apetecía, jugando mejor al fútbol y aprovechando muchas de sus ocasiones. Por cierto, para quien no lo sepa: Alekhine, que se nacionalizó francés durante el Campeonato Mundial de Ajedrez de 1927, acabó ganando por 6-3 a Capablanca en 34 partidas, y el gambito de dama fue la apertura que dominó a lo largo de la mayoría de ellas.

Va por tí, José Ángel. Hasta el final.