CRÓNICA | Saber volver: Real Madrid 6 – 0 Real Valladolid

Una crónica de: @MiedoEscenico2

Volvía el fútbol al Bernabéu, aunque fuera en este campeonato de Liga que, sabiendo lo que sabemos, e intuyendo lo que intuimos, ha perdido toda la gracia, porque no sabemos cuándo aparecerá un penalti escamoteado, una tarjeta perdonada, una alineación indebida del principal rival o una ayudita extemporánea, para arrimar la sardina hacia el ascua de quien pagó durante años al vicepresidente de los árbitros. El Madrid, a una docena de puntos de distancia, ha de dedicarse concienzudamente a lo que todavía es posible, y hacer lo que debe para conseguirlo. El resto, meros entrenamientos.

Para el de hoy, Carlo Ancelotti decidió modificar el dibujo habitual, esa pasión panenkita, y puso sobre el césped del coliseo blanco un 4-2-3-1 nítido, con una defensa formada por Lucas, Militao, Alaba y Camavinga, por delante de Courtois; un doble pivote con Tchouameni y Kroos, la línea de 3 formada por Asensio, Rodrygo y Vinicius, con el cuestionado Karim Benzema en punta. Enfrente, un Valladolid joven y atrevido, con ganas de hacer algo diferente, en vez de poner el autobús.

La arrancada del partido no fue lo que se dice ideal para los blancos. Daba la sensación de que costaba cogerle el aire al nuevo sistema, la presión ante la salida del conjunto pucelano no se ajustaba del todo, y los visitantes aparecían por los terrenos de Courtois más de lo deseable. Por el lado blanco, algunos remates de Tchouameni y Kroos, con poca fortuna, la misma que algunos caracoleos de Vinicius que no llevaron a nada. A los diez minutos, un disparo con efecto de Roque Mesa se estrelló contra el poste de la portería local, y se comenzó a escuchar el habitual runrún del Bernabéu.

Imagen: realmadrid.com

Otro remate del conjunto vallisoletano que salió algo desviado, poco antes del cuarto de hora, disparó la ansiedad de los aficionados locales, y empezaron a oírse pitos. Kroos mandaba una falta donde Cristo perdió las alpargatas, Lucas y Asensio se liaban intentando combinar, Rodrygo pululaba sin demasiado éxito, y había dudas en el ambiente. Antes del minuto 20, un intento de centro de Vinicius fue interceptado a córner por el brazo de Fresneda, pero parece que, previamente, había tocado su muslo y el árbitro dijo lo de “sigan, sigan”.

En el mismo ecuador del primer tiempo. Camavinga recuperó un balón, que pasó a Tchouameni, y la delantera blanca se abrió de forma que se generase un pasillo en el medio para que el medio centro francés pusiera un pase profundo para la carrera de Asensio. El mallorquín corrió y apuró la jugada hasta dejarla, a la derecha, en los pies de Rodrygo, y el menino brasileño de la pólvora en los calcetines cruzó con un remate seco la pelota a la red, acallando los pitos y abriendo la caja de los truenos con el 1-0.

Quizá fue el gol lo que quitó la ansiedad, quizá fue el abrelatas de Benzema, que comenzó a salir de su posición para jugar al primer toque y haciendo que cada entrada valiera su precio, quizá fue el movimiento de los cuatro de arriba, quizá la autoridad de Kroos y la solidez de Tchouameni, o quizá fue la sonrisa de Camavinga, o la imperial actitud de Eder Militao, ágil al corte, intenso en la pugna y sensato en el juego, con su sable de mariscal y su gorra de plato. El caso es que el Madrid rompió a jugar, así, sin más.

Imagen: realmadrid.com

Un remate a la media vuelta de Benzema, tras un balón suelto en el área, y una pared del francés con Rodrygo, fueron la antesala de un auténtico aluvión de oportunidades blancas, muchas de ellas con premio. A la media hora, un centro de Vinicius entre la defensa y el portero, algo largo, fue acompañado por Benzema, que acopló su cuerpo de 35 años para rematarlo casi en plancha, cayéndose de lado y terminando en los carteles publicitarios, pero dejando el balón dentro. El 2-0 caducó poco después de un intento de vaselina de Asensio que no acabó de salir: Benzema recorrió la frontal del área, dejando por el camino tipos con la cadera del revés, hasta encontrar el sitio justo desde el que clavar un disparo cerca del palo de Sergio Asenjo que supuso el tercero de la tarde.

Apenas tres minutos después, una penetración de Rodrygo por la derecha acabó con un centro del brasileño que pilló a contrapie a Benzema, en la zona de remate; aquí pudimos ver que, además de tener una clase fuera de categoría, el francés puede ser tan intuitivo e inteligente como para rematar de media tijera, sin ver el balón, para mandarlo al fondo de las mallas visitantes y establecer el 4-0 y su hat-trick personal, tras siete minutos de tormenta perfecta. No sabemos si será que el Ramadán le da más hambre, pero la primera parte del francés, no solamente en el remate, sino jugando en diferentes zonas del campo, fue un espectáculo absoluto.

Después del descanso, el Valladolid pareció salir con algo más de empuje y tratando de poner más intensidad sobre el campo, pero lo abultado del resultado y la solidez del Madrid no le dejaron hacer mucho más que otro remate al palo en una jugada algo caótica de la defensa local al inicio del segundo tiempo. También hubo un remate al poste de Rodrygo, en una salida al contraataque, lanzado por Courtois, allá por la hora de partido, con el menino desencadenado y decidido a seguir estableciendo diferencias. Cinco minutos después, una internada imparable de Vinicius en el área le permitió dejar la pelota atrás para su compatriota, que definió con frialdad, pero el árbitro anuló el gol a instancias del VAR, porque Vini había controlado la pelota valiéndose de la mano.

Imagen: realmadrid.com

Para entonces, Benzema había dejado su brazalete de capitán a Toni Kroos, y su puesto a Eden Hazard, que fue recibido con una sonora pitada por parte de los descerebrados de turno, que de todo hay en la viña del madridismo. A falta de un cuarto de hora, una buena jugada de Asensio fue culminada por el propio Marco, tras una combinación con Rodrygo, para establecer el 5-0. Y, a continuación, una salida a la contra de Hazard, que le plantó solo frente al portero rival, fue anulada por una presunta mano del belga, para el que cada flor era un cardo. La parte final del partido fue, básicamente, una llegada tras otra del Madrid al contraataque, con remates de Rodrygo, Kroos, sin encontrar el gol.

En uno de ellos, en que Lucas Vázquez se plantó uno contra uno frente a Asenjo, el rechace le llegó a Hazard, que trató de rematarlo en una posición algo forzada y le salió desviado, con lo que los descerebrados volvieron a hacerse notar. Además del belga, habían entrado al campo Ceballos, Odriozola y Vallejo, para que se imaginen cómo lo veía Ancelotti. Fue ya en el minuto 91 cuando Hazard vio la entrada de Lucas por la derecha, y le puso el balón como un caramelo, para que el extremo gallego solamente tuviera que cruzar al fondo de la red el 6-0 definitivo.

Así que, con la media docena de esta tarde, se cerraba el fin de semana que el boss de esta casa eligió para el regreso a las tareas habituales del equipo de colaboradores, y no se puede decir que tenga mal ojo, porque han ganado los juveniles, el Castilla, el equipo de basket y el de fútbol. Hay que saber irse pero, sobre todo, hay que saber volver. Y, en eso, El Diario de Mou es único. Ahora quedamos a la espera de poder contarles lo que ocurra en la vuelta de Copa del Rey del próximo miércoles, en el Nou Camp. Y que sean tan buenas noticias como las de hoy. Para no perder la antigüedad, ya saben… Y por joder un poco a los antimadridistas y a los cenizos.