Un articulo de: @luismanper
Cuando los madridistas habíamos perdido la esperanza de ganar algo serio esta temporada, el equipo nos sorprendió con dos victorias fiables ante equipos de la parte alta de la tabla como el Sevilla y el Barça en el Camp Nou vengando la afrenta de la ida, para volver inmediatamente a la cruda realidad despeñándose ladera abajo ante el Wolfsburgo, equipo alemán lejos de los prototipos porque en Alemania vaga por la mitad de la tabla pero en Champions acabó la primera fase primero de su grupo y aún no ha perdido todavía en su casa, pero el subidón del Clásico les llevó a muchos a dar al Wolfsburgo por amortizado y eso unido a dos decisiones arbitrales desfavorables, provocó que el Real Madrid volviera a dar la penosa imagen de principios de temporada cuando se sucedían los ridículos fuera de casa.
Es francamente desesperante ver que año tras año el equipo sigue teniendo un partido horroroso en la Champions, ahí están los ejemplos de debacles como la de Dortmund, o la del año pasado contra el Shalcke y eso por no remontarme a chorreos y maldiciones como la del Olympique de Lyon, y aún más frustrante es ver que cada partido espantoso lo achacamos a los mismos factores como una defensa caótica con la que llevamos casi 10 años ya, a la falta de actitud de los jugadores que dan el partido por ganado antes de jugarlo, a jugar con una enorme distancia entre líneas que provoca que el equipo se parta constantemente una y otra vez, o errores arbitrales a los que nos sobreponemos según se dé el día, si reaccionamos ante un gol mal anulado todos contentos si naufragamos como el otro día, es culpa del árbitro aunque hayamos tirado a puerta tres veces en el resto del partido.
De todo ello se deduce que los problemas del club van mucho más allá, como pueden ser una planificación desastrosa de la plantilla con posiciones en las que pueden jugar cuatro hombres y otras en las que solamente hay un jugador que las pueda ocupar sin sacarlo de su posición natural y sobre todo, para mí es culpa de unos jugadores que hace mucho que perdieron la ambición y que año tras año justifican sus fracasos con las mismas razones antes expuestas y lo que es más deprimente para un club con la categoría del Real Madrid, ver como nuestros jugadores se sacian para varios años ganando un título anual o se sacian para varios partidos ganando un partido grande, como nos han mostrado esta semana.
Ahora nos piden a la afición unión y que no perdamos la esperanza, cuando fueron ellos los que no subieron a lo alto de la montaña rusa el pasado sábado y nos bajaron de golpe el miércoles viniéndose abajo en cuanto vinieron mal dadas, ojalá el equipo sea capaz de remontar el próximo martes para pasar por sexto año consecutivo a semifinales, pero aunque nos clasifiquemos los problemas seguirán ahí y de esa manera, el próximo partido que se ponga complicado el equipo se volverá a descomponer y volveremos a apelar a la falta de actitud, a los errores arbitrales, o incluso al carrusel de entrenadores que han pasado por el banquillo del Santiago Bernabéu en los últimos cinco años.
El entrenador que más tiempo ha durado en el banquillo del Real Madrid desde Vicente del Bosque, se fue señalando a los culpables de una plantilla tan viciada como la que tenemos hoy en día y todos ellos siguen ahí mientras el equipo va de descalabro en descalabro, con los mismos argumentos para justificar una debacle tras otra. Mientras Sergio Ramos, Pepe o Marcelo sigan ahí más preocupados de atacar que de defender, el triste consuelo que nos queda es esperar que las cosas no vayan a peor, porque cuando tienen tres entrenadores en un año y no funcionan con ninguno está claro que la responsabilidad va más allá del banquillo.