Una crónica de: @MiedoEscenico2
Se presentaba un partido complicado en Stamford Bridge para la vuelta de semifinales de la UEFA Champions League, pero el 1-1 de la ida era un resultado que dejaba relativamente abierta la resolución de la eliminatoria. El Chelsea estaba mostrando más peligro fuera que en casa, y el Real Madrid estaba funcionando mejor fuera que en Valdebebas. La recuperación de lesiones de diferentes jugadores permitía a Zidane optar por varias alternativas, y finalmente, la alineación fue la formada por Courtois bajo palos, con Militao, Ramos y Nacho como centrales; Vinicius y Mendy como carrileros; Casemiro, Kroos y Modric como centro del campo; y Hazard y Benzema adelante.
Este humilde cronista, en algún debate en redes sociales, había defendido que lo lógico era que el entrenador mantuviera lo que funcionaba (el centro de la defensa) y tocara o reforzara lo que podía no funcionar en otras partes del equipo. Se veía que Vinicius y Asensio estaban bajando su rendimiento en los últimos partidos, y que Rodrygo estaba creciendo por momentos. Que Blanco estaba aportando soluciones en el centro del campo y que Valverde podía aportar un empuje que se echó en falta en el partido de ida. Por el once planteado por Zidane, queda claro que el entrenador del Madrid tiene su propia idea de lo que hay que hacer, y que se la bufa lo que digan los cronistas. Probablemente hace bien, si tuviera que hacer caso de los advenedizos que hay por ahí, no estaría donde está, pero….
…esta es de las veces que a uno le cabrea tener razón. Fue inexplicable la presencia de Mendy como carrilero. Tanto como la de Vinicius. Y estoy diciendo carrilero, y no lateral. La proyección ofensiva de Mendy fue de cero pelotero, y la de Vinicius fue de 0’1, sin aportar ninguno de los dos nada tampoco en términos defensivos, salvo alguna recuperación aislada. Perdonen, pero aquí se valora eso de “Zapatero a tus zapatos” y, para un perfil que dé mucho en ataque pero poco en defensa, uno prefiere al último Odriozola y al último Marcelo, con todos los riesgos que eso supone.
Imagen: realmadrid.com
Lo de Ramos en el centro de la defensa fue dramático. Ya se había ido, allá por enero, lesionado, después de un papel bastante discreto, y volvió en un partido, el del Elche, en que fue sustituido a la hora de partido, perdiendo el equipo 0-1. Luego jugó un partido relativamente tranquilo en la vuelta de octavos de final frente al Atalanta. Hoy, tras casi tres meses sin jugar, se vio superado en la mayoría de jugadas ofensivas del Chelsea, incapaz de encimar o de recuperar el terreno perdido, fuera de forma y de sitio, e hizo inútiles los esfuerzos de Militao y Nacho, más erráticos y forzados a corregir que de costumbre.
El centro del campo del Madrid se vio físicamente superado por el Chelsea (casi diríamos que le superó físicamente Kanté en exclusiva). Perdieron balones, fueron imprecisos, y les robaron la cartera unas cuantas veces, algo poco habitual, que da idea de que están al límite. Aquella etapa de gloria de diciembre de la pareja Kroos-Modric, o esa exuberancia de Casemiro en febrero y marzo ha dejado paso a una zona de creación agotada y saturada, que apenas llega y desequilibra menos.
Arriba, Benzema se cansó de buscar espacios, remates, socios o ayuda, pero los centrales le perseguían allá donde fuera, y todos sus esfuerzos se estamparon contra la propia incapacidad de su equipo, o la brillante actuación del otro Mendy, el portero del equipo azul, que le hizo dos paradas de mérito, una en el minuto 26 y otra en el 35. Primero, a un remate a la media vuelta y escorado, que buscaba portería y ante el que el cancerbero metió una mano impresionante, y después a un cabezazo ante el que el guardameta reaccionó, pleno de reflejos, despejando a córner. Entre medias, una jugada de ataque del Chelsea, tras una pared y subida de Kanté, acabó con Havertz picando el balón por encima de Courtois, un rechace en el larguero, y Werner rematando solo en la línea de gol. A mí no me pregunten por quién debería haber estado ahí, solamente digo que Nacho se mató para llegar y no pudo llegar a ninguna, el hombre. El único.
Imagen: realmadrid.com
Mientras tanto, el Madrid se ahogaba en la presión que hacía el Chelsea, especialmente a través de Kanté y los tres de arriba. Hazard jugó, sí. Su principal mérito es que provocó cuatro faltas del rival. Y que tiró una vez a portería. No me pregunten más, hagan el favor. El equipo blanco con las medias negras superó en la posesión, más del doble, al equipo londinense en la primera parte, y remató cuatro veces a portería. El Chelsea remató 3 a puerta, una al palo y metió un gol. Fue peor que el Madrid en la construcción y bastante mejor en la destrucción. Y con eso le bastó para irse 1-0 al descanso, ganando.
La segunda parte empezó peor todavía. El Chelsea recuperaba pronto, jugaba rápido, y el Madrid sufría viendo cómo le pasaban al lado aviones azules. Vinicius vivía en campo contrario y Militao caía para hacer casi de lateral. En el otro lado, tres cuartos de lo mismo, Nacho casi en la línea de banda y Mendy de excursión arriba, aunque atacara el rival. Abierto el Madrid en canal, el Chelsea jugaba casi con comodidad cuando recuperaba el balón, soltando un golpe tras otro, y las ocasiones de Havertz, al larguero en el 47, Thiago Silva, cabezazo alto en el 52, remate fallado por Mount en el 54, mano a mano de Havertz en el 59 que salva Courtois, y la sensación continua de que estaba más cerca el 2-0 que el 1-1, y que al portero belga solamente le faltaba pedir un paquete de pañuelos de papel y echarse a llorar, con lo que veía por delante de él.
Uno pedía algo diferente, qué se yo, Valverde para meterle energía, Blanco para cortar la corriente de color azul, Rodrygo para castigar el lado derecho, y que salieran de ahí Ramos y Hazard, superados por el partido, y Vinicius, más perdido que un sordo en un concierto de Alejandro Sanz. Queríamos un poco de rocanrol, sangre joven, pólvora y mala leche, vaya. El caso es que Zidane introdujo cambios, pero solamente de hombre por hombre, Valverde por Vinicius y Asensio por Mendy, en el minuto 63. Yo qué quieren que les diga. Si el planteamiento había sido tan desastroso como la elección de los jugadores, los cambios tampoco fueron gran cosa, aunque el Madrid entró, durante un periodo breve de tiempo, en combustión, y nos permitió atisbar un rayito de esperanza, con un remate de Asensio desde lejos que salió rechazado y otro de Hazard que mandó Mendy a córner, el único a puerta en el segundo tiempo. Una cosa triste, la verdad.
Imagen: realmadrid.com
Al momento, Kanté se plantó delante de Courtois y el partido se volvió definitivamente loco, pero las llegadas del Madrid eran lentas y torpes, con un medio campo superado y una delantera olvidada, aparte de una defensa de tres en la que verdaderamente sólo defendían tres, y unos más que otros. Pulisic había entrado por Werner, y ya solamente nos faltaba quedarnos embarazados sin querer. Zidane acabó el despropósito metiendo en el minuto 76 a Rodrygo por Casemiro, perdiendo posibilidades de cortar balones en el medio. Al minuto de formular esta hipótesis, Havertz no llegó por centímetros a un pase de la muerte tremendo de un compañero, y aquello se convirtió en un matar o morir en el que el Madrid jugaba con balas mojadas.
Y, en el minuto 85, se acabó de convertir la hipótesis en teoría: Kanté recuperó el enésimo balón, lo puso para Pulisic, que esperó pacientemente mientras Ramos le miraba, puso otro pase de la muerte, y Mount entró para establecer el 2-0 definitivo. Zidane decidió retirar a Hazard y meter a Mariano en el minuto 89 (no tocó un solo balón) y acabar de rematar su dislate, y el Chelsea se clasificó para la final de la Champions.
La eliminación de la Copa de Europa supone, aparte de la decepción lógica, una sensación doblemente incómoda. Incómoda porque, alterando la normal estructura del equipo –especialmente de la defensa-, lo que queda es que, aun pudiendo ser el Chelsea un equipo superior, el Madrid le ha dado facilidades desmontando algo que venía funcionando. Y también incómoda porque –qué diablos- los que venían jugando eran los que había llevado al equipo hasta aquí. Y, probablemente, los que merecían defenderlo. Al Madrid, así, no le queda ni siquiera el consuelo de haber hecho lo mejor posible para llegar a la final. Queda el amargo regusto de que el equipo que ha jugado hoy no era exactamente, ni en nombres ni en dibujo, el que consiguió llegar a este punto de la competición. Nada ni nadie le quitará el orgullo de haber llegado a estar entre los mejores cuatro equipos de Europa. Pero tampoco la sensación de que cambió lo que funcionaba en el peor de los momentos. Y eso cae en el debe del entrenador. Indiscutiblemente. Solamente queda la Liga. Y, sobre todo, no insistir en pegarse tiros en el propio pie.
RESULTADO FINAL
Chelsea, 2 – Real Madrid, 0
GOLES
1-0 28’ Werner
2-0 85’ Mount
REAL MADRID
1 Courtois
20 Vini Jr (15.Valverde, min. 63)
3 Militao
4 Ramos
6 Nacho
23 Mendy (11. Asensio, min. 63)
14 Casemiro (25. Rodrygo, min. 76)
8 Kroos
10 Modric
9 Benzema
7 Hazard (24. Mariano, min. 89)
ARBITRAJE
Daniele Orsato (Italia)
Mostró tarjeta amarilla por el Real Madrid a Sergio Ramos (min. 37), Nacho (min. 62), Kroos (mon. 72) y Valverde (min. 90).