CRÓNICA | Poco rayo y un trueno: Real Madrid Castilla 1 – 0 Rayo Majadahonda

Una crónica de: @MiedoEscenico2

Volvía el Castilla a recuperar partido atrasado, en este sistema de Segunda B al que solamente le faltaba un calendario caótico y una pandemia para acabar de hacerlo incomprensible. Llegaba el Rayo Majadahonda de Iriondo al Campo Número 7 de la Ciudad Deportiva de Valdebebas y, por primera vez desde hace semanas, Raúl podía contar con todos sus jugadores, a excepción de Marvin. Así que compuso algo parecido a un once de gala, con Fuidias bajo el larguero, Santos, Gila, Chust y Miguel en lo que sería la defensa más titular; Blanco en el centro de operaciones, Dotor y Arribas con él, Peter caído a la derecha, César a la izquierda y, en punta, Hugo Duro, tras sus breves apariciones con el primer equipo.

El partido lo empezó el Castilla bien plantado y construyendo desde atrás, paciente y ordenado. La dinámica que se generó era que el Castilla sacaba el balón, paso a paso desde la defensa, abría el balón a las bandas, y buscaba el área. El Rayo Majadahonda recuperaba el balón, pero no conseguía sacarlo cómodamente, porque los chavales de blanco presionaban hasta recuperar la pelota y volver a empezar. En el minuto 5, un fenomenal lanzamiento en largo de Antonio Blanco fue alcanzado al límite por Sergio Santos, que lo devolvió al área con el último esfuerzo, donde entraba Dotor y remataba raso, pero centrado y a las manos de Dani Sotres. Seis minutos después, Sergio Santos cambiaba el juego para que recibiera Miguel Gutiérrez, y el lateral izquierdo puso un caramelo en el área que Hugo Duro remató con plasticidad pero de nuevo a las manos del portero.

Al minuto siguiente, tuvimos un principio de deja-vu. Pitu vio adelantado a Fuidias y mandó un disparo con una parábola endiablada que el portero castillista tocó con una mano y, desde el suelo, se estiró para evitar, en una segunda opción, que el balón se colara en la portería. A partir de ahí, el Castilla inició una fase de juego algo más hiperactiva, con más presión, más movimiento y velocidad en el pase, pero también algo más confusa por la precipitación. Mantenía el dominio pero se le apagaban las luces al asomar la nariz por el área majariega. En el 18, una buena jugada de César Gelabert, con pérdida y recuperación incluida, acababa con Arribas, a diez metros de la portería, mandando alto su remate, por ejemplo.

Imagen: realmadrid.com

También es verdad que ni Sergio Arribas andaba demasiado inspirado, en ocasiones empeñado en aventuras individuales casi imposibles, ni Peter estaba muy a gusto, con los defensas rayistas obligándole continuamente a recular hacia su campo, a poco que se hacía con el balón. El Rayo Majadahonda había puesto delante de la portería un par de decurias romanas y allí no había forma de que se llegara en condiciones para crear situaciones de peligro, sin espacios, ni oxígeno que respirar, casi. A la media hora de partido, bajó el ritmo del filial y el rival se empezó a adelantar, para intentar que se jugara más en el campo local que en el suyo. Al Castilla se le espesaba el juego como si lo estuviera elaborando en una hormigonera, y el Majadahonda comenzó a salir, puntualmente, con algo más de peligro.

Una buena jugada de Hugo Duro, caído a banda izquierda, puso un balón en el vértice del área, y César Gelabert enganchó un buen disparo que, rechazado por un defensa, acabó en córner. Era el minuto 40, y la sensación era de que habíamos perdido diez minutos de vida los espectadores, los jugadores y hasta el árbitro. Un par de minutos después, una falta cometida por Hugo Duro cerca de la defensa castillista, y que le costó una amarilla, fue botada con peligro y el remate de Casado salió cerca del poste de Fuidías, certificando que al Castilla se le estaban acabando las pilas. Impreciso, precipitado y cansado, el equipo filial blanco no encontraba caminos, y se ahogaba frente a un sistema que Iriondo había modificado, y que le estaba siendo rentable. Llegó el descanso, afortunadamente para los chavales, que habían perdido la cartera, la iniciativa y hasta las llaves del coche.

El inicio de la segunda parte no hacía presagiar nada más que una continuación de lo que habíamos visto a lo largo del cuarto de hora final de la primera parte, pero dos factores fueron introduciendo modificaciones: Raúl metió a Hugo Vallejo por Peter en la banda derecha, y el chaval respondió a la confianza castigando esa banda sin descanso, a base de desborde, velocidad y pelea. El segundo factor fue una especie de recarga progresiva de energía de los chicos: jugada a jugada, minuto a minuto, fueron levantando el ánimo, el empuje, el control y el partido. El viaje desde el minuto 46 hasta el 60 fue como un pulso en que, de tener el brazo casi pegado a la mesa, fueron poniendo todo para llevar al rival al borde del KO.

Imagen: realmadrid.com

Tenemos que confesar que nos gustaron mucho Miguel Gutiérrez, con su capa de superhéroe volando a sus espaldas, mientras horadaba con persistencia el flanco izquierdo, apoyado por un Gelabert infatigable. También nos gustó cómo los dos centrales mantuvieron la calma de mover el balón de un lado a otro, cómo Blanco fue ganando mando y peso en la distribución, cómo Dotor acompañaba cada subida y cada bajada envuelto en su capa de invisibilidad. Hugo Duro vestía la armadura de gladiador incansable arriba, Vallejo enarbolaba su hacha y dejaba costurones en la defensa, ayudado por los relámpagos que generaba Sergio Santos con cada incorporación. Sólo faltaba una cosa: el gol.

Los centros de Miguel Gutiérrez desde la banda eran atrapados por Sostres, el Rayo Majadahonda iba acumulando cada vez más gente atrás, y el área empezaba a parecer un vagón de la línea 3 de metro a las 8 de la mañana. Las pocas salidas del cuadro majariego eran controladas con bastante solvencia por Gila y Chust, y cada vez parecía más probable que el filial madridista consiguiera algo más. En el minuto 63, un buen pase de Dotor, prolongado con el pecho por Arribas, acababa con Hugo Duro desbordando al portero hacia fuera y rematando a puerta vacía, pero un defensa evitaba en la línea de meta el gol, despejando. El rechace fue a un compañero suyo, que cabeceó a córner justo donde volvía el portero que, al intentar coger el balón, estuvo a punto de volver a meterlo dentro, aunque llegó a cogerla antes de que entrara.

Iriondo fue refrescando al equipo con cambios, y el Castilla seguía intentando meter centros que no llegaban a ningún lado, por defecto o por exceso. En el minuto 73, Raúl mantuvo el dibujo pero cambió los nombres: Dotor y Hugo Duro dejaron su lugar a Iván Morante y Juanmi Latasa. Y, tres minutos después, al fin, llegó el trueno. Miguel Gutiérrez aprovechaba un desmarque hacia adentro de César Gelabert, César I El Infatigable, que enfrentó al central que le salió como si se acabara de tomar una tila. Con una mirada de reojo, vio al Hombre Enmascarado, Juanmi Latasa, señalando el punto al que pensaba llegar a la espalda del defensa en unos segundos. Gelabert intuyó el movimiento en diagonal del ariete, y se la mandó envuelta en papel de regalo con una pegatina de ésas que dice “Espero que te guste”. El Hombre Enmascarado llegó al punto donde llegaba el regalo y, ante la salida del portero, cruzó con la izquierda el balón, que llegó al fondo de la red tras tocar en Sostres.

Imagen: realmadrid.com

El atronador 1-0 le puso alegría a los castillistas, y activó a los rojinegros del equipo majariego. El Rayo se lanzó hacia la portería de Fuidías con más motivación que arte, y entre los centrales y el portero del filial fueron desactivando sus intentos. Además, el Castilla volvió a mostrar la paciencia del inicio, y fue calmando el juego, moviéndolo de un lado a otro, sin prisa pero sin pausa, además de intentar lanzar algún zarpazo ocasional, aunque Arribas no tenía el día y se notaba. Raúl, en el minuto 84, metía más cemento atrás, y daba entrada a Pablo Ramón y Xavi Sintes en lugar de Antonio Blanco y César Gelabert. De ahí en adelante, asedio del Rayo Majadahonda y defensa antiaérea de los castillistas, a veces algo ingenuos, pero inasequibles al desaliento, hasta el final de los tres minutos de descuento que decidió el árbitro, que tenía pelo natural, y se notaba. “Ningún error arbitral grosero” es una noticia novedosa en un partido del Castilla, la verdad.

Con esta victoria, los chicos de Raúl alcanzan la tercera plaza de la clasificación, consiguiendo con ello depender de sí mismos para poder quedar en la zona noble de la tabla. El problema es que, en los tres partidos que le restan, se enfrentan al primero y al segundo, además de al eterno rival. Pero este grupo de jugadores se han hecho acreedores de nuestra fe, de nuestra confianza y de nuestra devoción. Así que estaremos ahí para contarlo, y esperamos que usted, amigo lector, para disfrutarlo.

 

RESULTADO FINAL

REAL MADRID CASTILLA, 1 – RAYO MAJADAHONDA, 0

 

GOLES

1-0   76’ Juanmi Latasa (asistencia: Gelabert)

 

REAL MADRID CASTILLA

13  Toni Fuidias

20  Sergio Santos

4    Gila

5    Chust

3    Miguel Gutiérrez

6    Blanco  (15. Pablo Ramón, min. 84)

8    Dotor (16. Iván Morante, min. 73)

22  Arribas

10 Gelabert (14. Xavi Sintes, min. 84)

27 Peter Federico (17. Hugo Vallejo, min. 46)

19  Hugo Duro (21. Latasa, min. 73)

Vieron tarjeta amarilla Arribas (min. 31) y Hugo Duro (min. 42).