Un articulo de: @danipuerto6
No es fácil entender que algo que te ha hecho inmensamente feliz, se acaba. No es fácil aceptar que personas que durante años nos hicieron disfrutar, tienen que irse. No hay culpables, si acaso el tiempo, ese juez inexorable que dicta sentencia sobre el principio y el fin de todas las cosas. El Madrid en su sección de baloncesto no ha sido ajeno a ese hecho y como todos, también ha envejecido. Durante años, los de Laso marcaron un ritmo en el baloncesto europeo que pocos pudieron aguantar. El vitoriano, como un domador de fieras, abría cada semana la jaula del Wizink Center para que los felinos que dirigía, se dieran un festín con cada rival que enfrentaban. Aquel Madrid era portador del mejor baloncesto y a la vez el más divertido que se vió en Europa en muchísimo tiempo. Velocidad, precisión, intensidad, físico y una química brutal. Un cóctel explosivo que desarmaba rivales a la vez que coleccionaba títulos, un equipo que jugaba de memoria y donde nadie, jamás, bajo ningún concepto, escatimaba un esfuerzo.
Pero ese Madrid superlativo se ha ido perdiendo en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. permitidme citar la mítica frase de Roy Batty (Rutger Hauer) en «Blade Runner». La edad, las lesiones y ciertas bajas que no se han sabido o podido sustituir, dan como resultado el Madrid de hoy. El equipo se sustenta sobre una base de jugadores que por unas causas u otras, no comparecen o no se muestran como los líderes necesarios… Salvo el incombustible Tavares, pues el de Cabo Verde se multiplica y en muchas ocasiones es capaz por sí sólo de enmascarar las enormes carencias que presenta el equipo. Ni Rudy, ni Llull, actores principales años atrás, han logrado cuadrar una temporada regular, ambos con cierta edad y un sinfín de lesiones, son incapaces de acercarse a sus mejores versiones, sobretodo Sergi, cuyo baloncesto efervescente y salvaje parece que murió aquella tarde en Tenerife, cuando su rodilla se quebró.
Imagen: menorcaaldia.com
Con ese panorama, está afrontando el equipo la temporada más difícil desde que Laso se hiciera cargo. No hay otro camino que el de la renovación, no hay forma de seguir compitiendo si no es a través del cambio. Lo primero es asegurarse de contar con Laso, cabeza visible e ideólogo de todo. A partir de ahí, el trabajo de Herreros y Sánchez será dotar al grupo de las piezas necesarias para recomenzar, para volver a ser referentes no sólo en España, sino en Europa. No vale con unas pequeñas pinceladas como hasta ahora, hay que reforzar cada línea, más aún si como parece, alguno de los jóvenes opta por salir con destino NBA. Un cambio grande, significativo, tanto a nivel de nombres, como de roles.
La vieja guardia que se mantenga en el roster, deberá dar un paso a un lado, siendo aún vital su aportación en momentos concretos. Deberán ser recursos para el sistema y no el sistema en sí mismo, como hasta ahora. Incluso el formato de juego deberá dar un para aprovechar así sus virtudes. No vale seguir jugando para quienes no están o para quienes ya no pueden aprovechar sus cualidades en plenitud, por tanto, también la pizarra deberá renovarse, buscando quizás involucrar más en ataque a un arma que hasta ahora, vive de sí mismo en cancha contraria y no de lo que le generan otros como Edy Tavares. Quizás sea Edy sobre el que rotar la ofensiva… ¿Por qué no?, Laso nos acostumbró a las sorpresas, por tanto, cambiar de raíz el juego del equipo haciéndose fuerte en la zona rival y no abusar tanto del juego exterior, desmontaría los scoutings rivales. No es una cuestión de negar el tiro de tres, sino utilizarlo como un recurso y no como la base de todo. Sea como fuere, el Madrid tiene un enorme trabajo por delante, ilusionante si ese trabajo se realiza con orden y criterio, sobretodo si quien lo encabeza… es Pablo Laso.