CRÓNICA | El zarpazo del armadillo: Sevilla 0 – 1 Real Madrid

Una crónica de: @MiedoEscenico2

Dos derrotas consecutivas tras la victoria en Milán hacían que el Real Madrid llegara al Ramón Sánchez Pizjuán en la decimosegunda jornada de Liga en estado reservado, enganchado al suero, y necesitado de oxígeno en forma de victorias para remontar ese estado, entre depresivo y ansioso, que invadía la mente de los aficionados madridistas. Zidane anunciaba, el día anterior, un cambio de chip, y había cierta expectación por ver cómo se traducía eso en la alineación inicial con la que enfrentaría al Sevilla del ex técnico madridista Julen Lopetegui. Un partido como éste no era para rotar, pero tampoco podían quemarse todas las naves, estando a la vuelta de la esquina, el próximo miércoles, el encuentro decisivo para la continuidad del Madrid en Europa. Y Zidane optó por un once aparentemente equilibrado, con capacidad defensiva y con talento ofensivo, con Courtois; Lucas, Varane, Nacho, Mendy; Casemiro, Kroos, Modrić; Rodrygo, Benzema y Vinicius Jr.

El partido se inició a un ritmo alto desde el principio. El Madrid empezó presionando arriba, y se agradeció ver al equipo de negro con las medias blancas apretando arriba, especialmente en la zona en la que aparecían Rodrygo, Lucas Vázquez y Modrić. En los primeros minutos, una recuperación en esa zona permitió a Rodrygo dar un fantástico pase para la entrada de Vinicius al área, pero el brasileño cruzó demasiado el balón. Corría el primer minuto de juego, y en el minuto 5, una buena presión de Vinicius al portero Bono acabó saliendo por los aires hacia el poste contrario; allí, Benzema pugnó con Diego Carlos por cabecear, pero el balón salió rechazado de nuevo hacia el portero que, con un toque, consiguió evitar el remate de Vini. Había empezado el Madrid enchufado, y se notaba. El Sevilla decidió sacar el balón a base de pelotazos que permitieran una única jugada, que ya conocíamos: que Navas centrara desde la banda. Pero sus centros no encontraron remates claros en esa fase del partido.

Imagen: realmadrid.com

Al cuarto de hora, una falta directa sacada por Kroos acabó en una salida a vendimiar del portero sevillista, y un rechace que le cayó a Casemiro. El pobre no se había visto en otra de éstas antes, y no supo muy bien qué hacer, si pegarla malamente o no, y optó por centrar a nadie en el punto de penalti, perdiéndose la oportunidad. La toma de decisiones adecuadas en el último tramo del campo fue, de hecho, lo que nos mantuvo a los madridistas a medio camino entre el desfibrilador y una cerveza, a lo largo de todo el partido. En esta fase, el Madrid no dominaba la posesión, pero cerraba con oficio los caminos al Sevilla, y se lanzaba por momentos en contraataques malintencionados buscando a Rodrygo y a Vinicius a la carrera, aunque no acababan de transformarse en gol. Un disparo desde la frontal de Toni Kroos en el minuto 21 buscaba la escuadra, pero salió fuera por poco.

La sensación de solidez que transmitían Varane y Nacho, con coberturas continuas, permitían que el equipo basculara con facilidad desde un lado al otro, desmontando con presteza la única jugada que parecía hacer el Sevilla, y que prodigó durante prácticamente todo el partido: empezaban en banda izquierda, hacían un cambio de juego hacia la derecha, esperando que Jesús Navas pusiera un centro al área para el remate de De Jong. El asunto es que Navas no centraba, o no lo hacía muy bien, porque Ferland Mendy se encargó de echar el cierre en ese lado con su habitual eficiencia, y con la ayuda de Vinicius, que estuvo siempre cerca para darle apoyo.

Imagen: realmadrid.com

Cuando el Madrid tenía el balón, con Kroos y Modric en modo extraña pareja, manejaba el tiempo y hacía un juego más fluido que otras veces, con la ayuda de los laterales y lso etremos ofreciéndose. Cuando se perdía el balón, la presión en bloque medio y bajo, proyectada sobre todo en la parte central del campo, obligaba al Sevilla a llevar el juego a las bandas, donde se ahogaba sin posibilidades de centros o penetraciones. Solamente Ocampos aparecía con fuerza y potencia en ocasiones, tratando de romper en vertical, pero ahí la defensa madridista se transformaba en un enjambre donde uno pinchaba, otro cerraba y el tercero vigilaba la línea de pase, con lo que no había salida. Esa media hora inicial, con esa sensación de control del juego sin tener mucho el balón, dejó paso a una fase en que el Madrid comenzó a caer físicamente, y se replegó sin complejos, para tratar de asegurar que atrás no se sufría. El dominio territorial y de balón del Sevilla, no obstante, no se transformaba en peligro, con lo que se podía aguantar así hasta poder generar alguna otra oportunidad. En el minuto 38 llegó esa ocasión, pero el remate desde el borde del área de Benzema fue despejado con muchas dificultades por Bono, con lo que el conjunto sevillista se seguía viendo intranquilo, por mucho que dominara. Llegó el descanso, y el balance para el equipo madridista era bueno defensivamente -no había permitido un solo remate del Sevilla a puerta-, pero los aficionados echábamos de menos algo más de precisión en ataque, porque la sensación de haber perdonado, como en partidos anteriores, flotaba en el aire. Y todos sabemos lo que pasó después, saes.

A la vuelta del descanso, el Sevilla salió adelantado, dispuesto a ahogar al Madrid exactamente igual que los de negro le habían amargado a ellos al inicio del partido. El Madrid, como un armadillo, apenas salía de su caparazón, le costaba hilar jugadas, pero tampoco permitía que el Sevilla fuera más allá. Una chilena de De Jong en el minuto 52, fuerte pero centrada, fue el primero de los dos únicos remates a puerta del Sevilla en todo el partido. Modrić ya no era el del primer tiempo, Casemiro se incrustaba entre los centrales más frecuentemente, y el equipo madridista apenas se estiraba, quizá por cansancio, o quizá por jugar al encantador de serpientes, dejando que los del cuadro de Nervión se confiaran demasiado arriba, aguantando con su coraza blindada, para luego soltar el zarpazo.

Imagen: realmadrid.com

Y el zarpazo llegó más pronto que tarde. En el minuto 56, Vinicius jugaba para Benzema, y el francés, en una de esas cosas suyas, un intangible, una preasistencia, un penúltimo pase, un que-se-yó, mandó con precisión, al primer toque, una apertura al lado izquierdo para la entrada de Mendy. El francés más oscuro que su propia camiseta devolvió, de primeras, un pase para la entrada de Vinicius, pero le salió adelantado. Sabemos que nuestro joven Vini tiene muchos defectos, pero una virtud que hace que no perdamos la esperanza: no se rinde. Y se tiró como pudo para intentar rematar antes de que el balón llegara a las manos de Bono. Y estiró la pierna como si fuera el Inspector Gadget, y todos soplamos el balón, para que llegara al remate. Pero no, no llegó a rematar. Solamente rozó con la punta de su bota, sutil, la pelota. Pero lo suficiente como para que Bono, que ya había calculado dónde cogerla, dudara, tratara de cogerla en vez de despejarla, y la acabara de empujar, sin querer, en su propia portería.

Vinicius corrió, feliz, gritó algo así como “de puta madre”, y todos estuvimos de acuerdo con él. A partir de ahí, quedando media hora, el Madrid volvió a sacar brillo a su coraza de armadillo, y se replegó para descansar defendiendo (es un decir). En el minuto 63, Lopetegui hizo un triple cambio, intentando cambiar también su destino, con gente fresca, con otros perfiles, con destornilladores, taladros y cartuchos de dinamita. Como respuesta, lo único que hizo Zidane (aparte de cambiar el chip, que ya sabemos lo que quería decir) fue meter en el campo a Asensio tres minutos después, en la plaza de un Rodrygo sacrificado y trabajador. Asensio salió en su versión ni carro, ni ausencio, y estuvo allí ayudando a Lucas con algo menos de intensidad que el brasileño, pero tampoco le abandonó a su suerte. La verdad es que no está muy claro que Lucas necesitara mucha ayuda, porque tuvo otro de esos días preclaros, de elegir bien cuándo ir deprisa y cuándo despacio, cuándo entrar y cuándo aguantar, y salió airoso de sus duelos con los que le tocaron en suerte por allí, ya fuera Aleix Vidal, Munir u Óliver Torres.

Imagen: realmadrid.com

La entrada de Suso, que se acercó a Navas, sí que generó algo más de peligro, con un disparo que salió cerca de la escuadra de Courtois, allá por el minuto 80. En el 85, llegó el segundo remate del Sevilla a puerta, otra chilena, esta vez de Ocampos, que Courtois desvió con agilidad evitando el gol de los palanganas. El Madrid seguía agazapado, en modo armadillo, y el Sevilla era incapaz de encontrar caminos para crear verdaderas oportunidades de peligro, mientras los de negro caían físicamente de una manera perceptible. Aquí hay que decir que no tenemos muy claro qué le pasa por la cabeza a Zidane –aunque esto no es nuevo- para, en un partido como éste, no dar refresco a los jugadores que llevaban casi todo el partido pegándose una paliza interesante. Pero sus razones son suyas, saes, y no está claro si, como decía @Charlie_Brabus por línea interna, era porque miraba al banquillo y se deprimía, o porque va a jugar contra el Borussia con Marcelo, Odriozola, Ødegaard e Isco en el once inicial. O porque él sabe y nosotros no, que es lo más probable.

El caso es que llegó el minuto 92, y que Kroos consiguió un balón que era un tesoro, y que vió a Vinicius lanzado hacia el contraataque. Y que Vinicius iba por el medio, y llevaba por la derecha a Benzema, y por la izquierda llegaba, como una bala, Lucas Vázquez, aburrido de secar rivales. Y que, como otras veces, Vini eligió tarde y mal, y optó por dársela a la derecha a Benzema cuando tenía encima a media defensa del Sevilla. Así que aquello quedó en nada, pero sirvió al menos para dejar pasar un ratito más y llegar al final del partido con el 0-1 y los tres puntos en el bolsillo. Acabado el encuentro, ya solamente queda que nos tomemos todos una doble ración de tila, y sacarle brillo a la armadura y a las zarpas para tenerlas a punto el próximo miércoles, en que nuestro equipo se juega su futuro en Europa y necesita ganar para llegar a octavos, o una carambola. Lo contará el impresionante @datemus, y esperamos que sea otra alegría para el personal.

 

RESULTADO FINAL

Sevilla, 0 – Real Madrid, 1.

 

GOLES

55’       0-1       Vinicius Jr (asistencia: Mendy)

 

REAL MADRID

1     Courtois

17   Lucas Vázquez

5     Varane

6     Nacho

23   Mendy

14   Casemiro

8     Kroos

10   Modrić

25   Rodrygo (11. Asensio, min. 66)

9     Benzema

20   Vini Jr.

 

ARBITRAJE

Sánchez Martínez (Comité Murciano).

Amonestó por el Real Madrid a Kroos (min. 44), Modric (min. 60) y Vinicius (min. 89).