CRÓNICA | Un ajuste más: Athletic Club Bilbao 0 – 2 Real Madrid

Una crónica de: @MiedoEscenico2

Llegaba el Madrid a San Mamés, como decía @pepo2204 en su Previa, para acabar de cambiar la tendencia depresiva post-Mundial, y lo hacía con bajas en defensa (los dos laterales derechos y un central), en el medio (el medio centro defensivo) y arriba (aunque la ausencia de Hazard tampoco es que fuera decisiva). Y Ancelotti decidió sacar a su centro del campo más dinámico, con Camavinga, Valverde y Ceballos, mantener a la defensa de la remontada en Villarreal y alinear en punta a Asensio con los ya habituales Benzema y Vinicius. La apuesta por el mallorquín fue lo único que disgustó a los vinagretas, pero es que a esa gente hay que mantenerla a raya.

La verdad es que el partido empezó con el Athletic presionando muy arriba, queriendo plantear un partido muy físico, y el Madrid, a diferencia del inicio en Villarreal, sacando el balón con tranquilidad y criterio frente a las apreturas bilbaínas. Esto duró un ratito, y ese tramo inicial dejó paso después a un partido, abierto, bonito y jugado de poder a poder por dos equipos decididos a ganar, algo que agradecemos los aficionados. Ya en el minuto 7, Mendy aprovechó un buen pase en profundidad de Vinicius para poner la pelota atrás, pero Benzema recibió el balón botando y su remate con la zurda salió por encima del larguero.

Ese aviso del Madrid fue correspondido por el equipo rojiblanco con un cabezazo de Paredes, cuatro minutos después, que Courtois aseguró que no entraba con una estirada magnífica. Poco después del cuarto de hora de juego, Nico Williams intentó un remate lejano con la zurda que salió cerca del poste, y ahí prácticamente se acabó el peligro del equipo local en el primer tiempo. Poco a poco, el Madrid fue imponiendo su ritmo, salvando la presión del equipo vizcaíno con paciencia, mucho movimiento y dinamismo, y sin perder la cara a los balones divididos.

Imagen: realmadrid.com 

El centro del campo del Madrid –la CVC se decía en algún grupo de mensajería- fue tomando control, basando su dominio en mucha movilidad, ayudas y apoyos constantes, y la colaboración de los laterales para hacer ancho el campo. Mendy estuvo, en esta primera parte, a mejor nivel ofensivo que en otras ocasiones, y Nacho volvió a demostrar que puede jugar en cualquier posición de la línea defensiva sin hacer que se eche de menos al titular, lo cual dice mucho del nivel que el canterano ha mantenido en la última década. Camavinga y Ceballos movían el balón con sentido, destacando especialmente los apoyos del primero y los cambios de juego del segundo, mientras Valverde apoyaba en la derecha a Asensio y Nacho, embebidos en una batalla épica con Yuri Berchiche y Berenguer, llena de intensidad pero también de deportividad.

Una falta del lateral bilbaíno sobre Asensio en el límite del área no fue considerada por Manolete como penalti, ni siquiera falta, pero al Madrid en ese momento le sobraba hasta que el árbitro no acertara. En el minuto 24, un córner algo corto fue despejado por el Athletic hacia el centro, recuperado por el conjunto madridista y jugado por Ceballos hacia Valverde. El charrúa puso un centro al área donde Asensio, muy presente, trató de alcanzar el balón de cabeza y, de hecho, lo tocó levemente, saliendo hacia atrás, al punto de penalti. Allí, Benzema, que había tenido un comienzo de partido algo desacertado, puso en marcha su procesador, localizó dónde estaba en el campo y, sin mirar a puerta, a la media vuelta, remató con dureza con su pierna izquierda y puso el 0-1 en el marcador, gracias a esa sabiduría futbolística que venía durmiendo el sueño de los justos desde hace un tiempo.

La ventaja en el marcador dio al conjunto blanco un plus de seguridad en lo que estaba haciendo, e hizo tomar conciencia al Athletic de que llevaba casi media hora matándose a correr para nada. Vaya, que estaban cansados de cojones.

Imagen: realmadrid.com 

Probablemente, ese fue el tramo de mayor dominio del equipo madridista, con un remate de Vinicius que paró Unai Simón, y llegadas constantes al campo local, aunque también el cuadro de Ernesto Valverde tuvo algunos momentos de aparición en el terreno del Madrid, cuyo centro del campo dominaba, la defensa defendía sin complicarse la vida en exceso, y los atacantes iban cogiendo algo de inspiración. Sin haber conseguido mover más el marcador, ambos equipos se fueron al vestuario exhaustos, tras una buena primera mitad.

La salida de la segunda permitió ver al Athletic más atrevido y adelantado, y el Madrid sin rehuir el combate, con ambos equipos lanzados a por el cogote del rival sin miramientos. Un partido entretenido y con mucho movimiento, agradable de ver, en que no se llegaron a ver ocasiones claras hasta el minuto 59, en que Nacho, en dos ocasiones tras un saque de córner, remató, una de ellas bloqueada por un defensa, y la segunda desviada con apuros por Unai Simón de manera milagrosa. En el 66, una fantástica combinación a la carrera entre Valverde y Benzema acabó con un pase filtrado para Asensio que, algo escorado y forzado a rematar con su pierna derecha, disparó cerca del palo, pero por fuera.

De las diferencias de criterio de Manolete entre la tarjeta amarilla a Camavinga, y la no-tarjeta al cínico Ander Herrera, unos minutos después, no contaremos aquí nada, que para eso ya está la Crónica Arbitral de @cubelas13, que deberían ustedes leer. El Athletic, hechos ya cambios, trató de volcarse para igualar el partido, mientras el conjunto visitante iba cerrando las puertas, ya fuera con la superioridad aérea de Militao y Rudiger, o con el trabajo de Nacho y Mendy en las bandas, ayudados –esta vez sí- por Asensio y Vinicius. Nos quedaremos con la duda de si el Athletic ponía centros sin parar porque, en el medio, Camavinga se había convertido en un coloso infranqueable, ayudado por Valverde y Ceballos hasta la extenuación, o si el centrocampista galo brilló especialmente porque el equipo bilbaíno tiende más a la heroica que a jugar por el medio. El caso es que Eduardo I, esta noche, iba con sus charreteras y su sable, oficiando como controlador absoluto de la zona central, con sus pequeños despistes de juventud, y un entusiasmo ilusionante.

Imagen: realmadrid.com 

Faltando un cuarto de hora, Ancelotti dio entrada a Modrić por un Asensio luchador y comprometido, para fortalecer la línea de medios y mejorar el control del juego, pero tampoco diremos que se vio una gran mejora en este aspecto.  En el 78, un gol anulado al Athletic, del que da cuenta @cubelas13, acabó de conceder seriedad al momento que atravesaba el Madrid, cerrado atrás y saliendo puntualmente, pero pasando apuros. Cinco minutos después, entraba Rodrygo por Vinicius, algo descentrado en el tramo final y, a continuación, Kroos por un agotado Ceballos, tras otro partido de trabajo y clase.

Y en el minuto 90, llegó la puntilla. Modric inició la jugada, que acabó llegando a Rodrygo. El joven brasileño recorrió la diagonal de izquierda a derecha y se encontró con Valverde, que le devolvió el balón al espacio en la zona del extremo derecho. Mientras Benzema llevaba a los defensas hacia el área pequeña, Rodrygo puso la pelota en la frontal, donde llegaba el ingeniero Toni Kroos que, en una postura algo complicada, porque le balón le pilló algo atrasado, conectó un remate raso, seco y con efecto, pegado al palo, que supuso el 0-2 y el cierre del partido.

No sabemos si el Madrid ha vuelto, lo que parece claro es que, en el partido de hoy, ha nacido una nueva generación de manera definitiva. Tras un tiempo de ir haciendo méritos, jugando minutos, unos cuantos jugadores han presentado su solicitud para formar parte de la leyenda y hacerla aún más grande. Antes de que tengamos tiempo de saber si será así o no, llegan los cuartos de final de Copa, contra un Atlético de Madrid que visita el Bernabéu el próximo jueves, en un nivel ascendente. El caso es que parece que la maquinaria sigue ajustándose, los instrumentos se van afinando, y esto va teniendo mejor pinta. Lo de esta noche ha sido solamente un ajuste más en esa maquinaria. Que parece que va volviendo a funcionar.