Una crónica de: @MiedoEscenico2
La décima jornada de Liga llevaba al Real Madrid a Villarreal, para continuar el turno de visitas a los equipos de la Comunidad Valenciana. La verdad es que era difícil, hasta para el madridista más avispado, saber exactamente con qué saldría Zidane para enfrentar al submarino amarillo de Unai Emery. El equipo merengue llegaba a la localidad levantina sin Ramos, Militao, Odriozola, Casemiro, Valverde, Benzema ni Jovic, es decir, aparentemente sin alma, sin hormigón, sin vuelo, sin violines y sin pólvora. Así que el francés decidió que salieran de inicio Courtois de portero, con el recuperado Carvajal acompañando en la zaga a Varane, Nacho y Mendy. En el centro del campo, Kroos, Modric y Odegaard, ayudados por Lucas Vázquez en el lado derecho, Hazard por el lado izquierdo y arriba Mariano, que es lo más parecido que tiene el Madrid a un torpedo, y al fin y al cabo eso es lo que mejor te viene para intentar hundir un submarino.
Y, según empezó el partido, el Madrid, vestido de gris oscuro, soltó el torpedo. Un pase en largo de Kroos a Carvajal hacia la banda derecha, llegó al de Leganés tan estupendo que hizo un intento de jugar de primeras para Lucas Vázquez, o un mal control; el caso es que le salió una pifia que él mismo recuperó, y el centro que hizo al corazón del área vio a un auténtico rinoceronte loco tirándose a rematar de cabeza. El torpedo Mariano impactó con sus rizos teñidos, a pesar de la oposición de Mario Gaspar, y mandó el balón a la red para establecer el 0-1. Y para cabrear al Villarreal, que protestó que el juez de línea levantara la bandera pensando que Lucas Vázquez participaría después de estar en fuera de juego. Pero el 0-1 subió al marcador, a pesar de las protestas. También sirvió para hacer feliz a @luismanper, presentador de los podcast de esta casa, y más de Mariano, casi, que el propio Mariano.
Corría el minuto 2 y, si tengo que ser sincero, de ahí al descanso el partido no fue lo que se dice entretenido. El Villarreal tenía el balón por momentos, el Madrid lo conseguía otras veces, los amarillos presionaban muy arriba, los de gris salían jugando y corriendo algún riesgo, y el caso es que había muchos pases, alguna carrera, pero el peligro justo. Baste con decir que el único remate a puerta de los dos equipos en la primera parte fue el del gol de Mariano. El resto fueron un cabezazo fuera de Parejo y un par de remates de cada equipo, bloqueados por los defensas rivales. Tanto unos como otros trataban de llegar sin que les llegaran y, atrapados en esa paradoja, dejaron una primera parte teñida de control defensivo y desconfianza.
Imagen: realmadrid.com
El Madrid tenía momentos de elaborar buen fútbol en el centro del campo, especialmente cuando se encontraban Modrić, Ødegaard y Kroos, pero ese talento se diluía al asomar al balcón del área, con un Hazard circunspecto y lentamente lento, un Lucas hiperactivo y precipitadamente precipitado, y un Mariano poco presente e invisiblemente invisible. Los centrales estaban bien posicionados y se manejaban con oficio y disciplina, mientras Carvajal y Mendy se mostraban sólidos atrás y subían ocasionalmente. La llegada del descanso transmitía cierta tranquilidad por el resultado, pero también una sombra de sospecha sobre el futuro.
En todo caso, el inicio del segundo tiempo no fue más que una continuación del primero, con las mismas dinámicas plomizas por parte de ambos contendientes: una especie de versión futbolística del perro del hortelano, que ni come ni deja comer, que animaba a ver la película sueca de algún otro canal televisivo, que tanto le gustan a @cubelas13. Hay que darle a Emery el mérito de que cambiara la dinámica del partido, con los cambios que hizo en el minuto 61. Metió de una tacada a Estupiñán, Chukwueze y Yeremy, en lugar de Pedraza, Trigueros y Bacca, ganando en fuerza, velocidad y peligro. Para acabar de cambiar el panorama, Zidane introdujo a Isco y Vinicius, retirando del campo a Ødegaard y Hazard. Y ahí el Villarreal se quedó con el territorio y el dominio, e hizo sufrir al Real Madrid.
En este punto tengo que confesar una pequeña discrepancia con mi amigo @gdelatorre, relativa a los cambios de Zidane. Mi sensación es que el problema de los cambios tuvo que ver con que Isco entró a hacer lo que estaba haciendo Hazard, y que lo poco que hizo, lo hizo bastante bien. Y que, sin embargo, el cambio supuso perder un Ødegaard cada vez más participativo y activo, además de acertado en general, para incluir a un Vinicius que siguió en la línea desafortunada de sus últimas apariciones. Soy el primero que ha señalado en estas páginas cuando Isco no ha jugado bien, pero hoy sus números fueron estos: 25 minutos, 95% de acierto en el pase, un regate completado, 3 de 4 duelos ganados y 2 balones perdidos. Para los desconfiados, Vinicius, en el mismo tiempo, ha tocado menos balones y ha perdido casi la mitad. El debate está abierto.
Imagen: realmadrid.com
A fuerza de ser sinceros, tampoco el Villarreal tuvo verdaderas oportunidades de peligro. Solamente una penetración de Chukwueze, tras un pase en profundidad de Estupiñán a la espalda de la zona derecha de la defensa madridista, vio a Courtois salir con todo y llegar tarde al balón y tocar levemente al delantero nigeriano. Lo suficiente para que se acabara de caer al suelo sin llegar a un balón al que nunca hubiera llegado, y para que el árbitro señalara penalti contra el cuadro madridista. Gerard Moreno lo metió en el minuto 76, y no cambió apenas nada. El Madrid siguió intentando llegar, pero se ahogaba en la frontal del área, con un Vinicius desacertado, un Mariano desaparecido y un Lucas voluntarioso, que no daban para mucho más.
De ahí al final, Zidane decidió introducir a Asensio por Mariano en el minuto 85, que no cambió nada, y solamente una penetración de Kubo desactivada por Nacho y Courtois casi en el descuento supuso un cierto sobresalto para la escuadra madridista. La sensación de querer y no poder empapaba cada acción del equipo gris oscuro casi negro, y el partido agonizó hasta que el árbitro decretó el final del mismo. Un partido que acabó con un remate a puerta de cada equipo, que acabó siendo gol. Los porteros no pararon un solo balón. Y, para el Real Madrid, un nuevo empate, un nuevo penalti en contra, y otra jornada en que se aleja la posibilidad de mantenerse en las posiciones de cabeza de la clasificación.
Pero, sobre todo, sensación de una baja capacidad para dominar los partidos, y de decidirlos en los momentos clave. Es un hecho que La Cerámica es uno de los estadios más difíciles de esta Liga y que el Real Madrid, en 9 partidos, ya ha visitado seis campos rivales, incluidos Anoeta, el Nou Camp y Mestalla. Y también es cierto que este empate se ha conseguido con un equipo diezmado por las lesiones, el COVID y cualquier otra cosa que pueda ocurrirle a la flor de Zidane. Pero el miércoles espera el Giuseppe Meazza, y un Inter de Milán desesperado por ganar para no estar fuera de los cruces de Champions, con Lukaku ya disponible. Allí harán falta no sólo torpedos, sino misiles, obuses y antiaéreos, para poder sacar algo positivo. Más vale que el francés encuentre la combinación adecuada para que toda esa pólvora necesaria aparezca el día D.
RESULTADO FINAL
Villarreal, 1 – Real Madrid, 1.
GOLES
2’ 0-1 Mariano (asistencia: Carvajal)
76’ 1-1 Gerard Moreno (penalti)
REAL MADRID
1 Courtois
2 Carvajal
5 Varane
6 Nacho
23 Mendy
8 Kroos
10 Modrić
21 Ødegaard (22. Isco, min. 65)
17 Lucas Vázquez
24 Mariano (11. Asensio, min. 85)
7 Hazard (20. Vinicius, min. 65)
ARBITRAJE
Hernández Hernández (Comité Canario)
Amonestó por el Real Madrid a Nacho (min. 68) y Kroos (min. 92).