Una crónica de: @MiedoEscenico2
Llegaba la batalla entre vikingos y celtas que @pepo2204 presentaba en su previa, y además volvía Hazard a las convocatorias. Todo eran sonrisas y planes, y el primero que se sumó a la euforia general fue Zidane, que puso en liza un 4-3-3 bastante ofensivo, con Courtois bajo palos, Marcelo acompañando a Carvajal, Varane y Ramos en defensa, la KFC (Kroos, Fede -Valverde-, y Casemiro) en el medio, y arriba Bale por la derecha, Hazard por la izquierda, y Benzema por el centro.
El partido comenzó rematadamente mal para el Real Madrid. A los 6 minutos de juego, Iago Aspas filtró un balón hacia delante ante un Ramos que salió a cortar el pase sobrado de confianza y falto de colmillo. Para acabar de arreglarlo, Varane tiró el fuera de juego a destiempo y dejó a Smolov en posición de remate claro ante Courtois, que no pudo hacer nada ante el disparo cruzado del ruso. Con el 0-1 se le puso el partido cuesta arriba al Madrid, que trató de dominar desde la posesión de balón y llegar por las bandas, pero todos sus intentos morían en las inmediaciones del área viguesa debido a que había demasiada gente y poca intención de remate.
El Real Madrid dominaba, pero era un dominio estéril que no conducía a nada que no fuera perder el balón y dar la oportunidad al Celta de dejar pasar los segundos en cada saque de puerta, de banda o de falta. Remates altos o desviados de Casemiro, Bale o Marcelo no sirvieron para compensar la desventaja, mientras el Madrid hacía ataques en general muy lentos y poblados de errores en centros y entregas. Presionar, recuperar y perder era el círculo vicioso en el que el equipo blanco se metía, mientras el Celta se limitaba a cerrar atrás y salir puntualmente. El Real Madrid remató hasta siete veces en esta primera parte, pero seis de ellas acabaron fuera y la otra fue bloqueada por un defensa. Por el contrario, el Celta estuvo a punto de marcar el segundo gol en el último minuto de la primera parte: un cabezazo de Aidoo fue desviado con la punta de los dedos por Courtois cuando parecía que entraba en la portería. Y así, llegó el descanso, con un Real Madrid impotente y el árbitro absolutamente complaciente con las pérdidas de tiempo del equipo vigués y que no concedió ni un solo minuto de descuento.
Afortunadamente, el Real Madrid salió al campo en la segunda parte con otra mentalidad. Volcado hacia la portería rival, comenzó a generar peligro y la primera ocasión fue en el minuto 49, cuando Bale puso un centro magnífico que Ramos remató a la red en fuera de juego. Apenas 3 minutos después, Benzema decidió abrir la caja de su violín, tomó el arco y puso un balón en profundidad a Marcelo, que el brasileño apuró llegando hasta la línea de fondo, en el auténtico hoyo de las agujas. Puso el balón atrás, Benzema no llegó, pero Kroos cargó su rifle y, con la zurda, empalmó el balón a la red, equilibrando el marcador.
El 1-1 no hizo relajarse al Madrid sino todo lo contrario. El diplodocus se despertó, y siguió buscando las cosquillas al Celta con un juego más abierto y vertical, apoyado en el baile de Benzema, el empuje de Valverde, la precisión de Kroos, los malabares de Marcelo y un Hazard convertido en el diablo de Tasmania.
Eran minutos en los que Marcelo entraba en el área gallega como cuchillo caliente en mantequilla, y el Celta a duras penas aguantaba la embestida del Madrid, que trataba de ponerse por delante con remates de Kroos o Valverde, y que salían desviados o detenía el portero. En el minuto 64, llegó el pisotón definitivo del diplodocus. Un arpegio diabólico de Benzema en forma de pase buscando el hueco sirvió para que Hazard galopara hasta el corazón del área pequeña forzado, y para que el portero Rubén, aún más forzado, tocara al belga antes de que llegara el balón. El árbitro señaló el penalti, Ramos lo transformó y el 2-1 subió al marcador.
Y, curiosamente, lo peor que le pudo pasar al Madrid fue marcar el segundo gol. A partir de ahí, bajó la intensidad del ataque, se dedicó más a tener el balón que a buscar un tercer gol y el Celta poco a poco fue recuperando terreno. Benzema tuvo una ocasión qué fue anulada por fuera de juego y Zidane comenzó a mover el banquillo haciendo cambios que ayudaran a consolidar el resultado, pero que acabaron suponiendo más un problema que una solución. Vinicius por Hazard, Modrić por Kroos y Mendy por Bale fueron las opciones que activó el francés, y lo cierto es que el equipo se descompuso de una manera sorprendente, transmitiendo una sensación de dar por acabado el partido a falta de 10 minutos.
Apenas había pasado un minuto desde que Bale, el último cambio, había salido del terreno de juego, cuando una jugada iniciada por banda izquierda por el Celta, vio cómo Ramos volvía a salir de su zona para intentar evitar la circulación del balón del equipo vigués con una actitud parecida al primer gol, de exceso de confianza y ausencia de tensión. Denis Suárez encontró un hueco imposible en la línea defensiva del Real Madrid, con margen para pensar, y Santi Mina aprovechó el hueco que apareció para penetrar y cruzar el balón lejos de Courtois y dentro de las redes, mientras Varane le observaba de cerca sin hacer gran cosa, y consiguiendo así el 2-2.
A partir de ahí, lo de siempre. Ramos al área rival, balones a la olla, y la heroica. Y con el mismo resultado de las últimas veces: ninguno. El partido llegó al final con el empate en el marcador, y la cara de tontos de los madridistas que estábamos en el campo o frente al televisor. Empieza esa fase de la temporada donde cualquier error penaliza, y el equipo madridista la ha empezado demostrando lagunas de concentración y un exceso de confianza innecesario, desaprovechando así la oportunidad de mantener la ventaja sobre su rival más directo, e incrementarla respecto a otros. Se acerca la Champions y otro partido como el de esta noche te manda directamente a casa. Esperamos que Zidane tome buena nota, y recupere la solidez defensiva del momento anterior de la temporada.
RESULTADO FINAL: Real Madrid, 2 – Celta, 2
REAL MADRID: Courtois; Carvajal, Varane, Ramos, Marcelo; Casemiro, Valverde, Kroos (Modrić, min.81); Bale (Mendy, min. 84), Benzema y Hazard (Vinicius, min. 73).
ÁRBITRO: Alberola Rojas (Comité castellano-manchego). Mostró tarjetas amarillas a Bale (min. 72) y Carvajal (min.74).
Imagenes: realmadrid.com