Una crónica de: @elcarrildel2
El Real Madrid ha perdido (83-86) frente al Joventut de Badalona, en el encuentro correspondiente a la Jornada 20 de la Liga ACB, disputado en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid.
Venía el Joventut de perder siete de sus últimos ocho partidos. Un Madrid errático, sin alma y sin ganas, ha sido su acicate para resucitar. Vistos los antecedentes más cercanos, debemos decir que se veía venir. La falta de liderazgo y de ideas de este Madrid de las últimas semanas es apabullante.
La rotación de hoy dejó fuera a Campazzo. Asumió el protagonismo Laprovittola, que no da el paso al frente que llevamos esperando toda la temporada, con Llull de alternativa. Lo del balear no es un bache. Es un socavón de tamaño sideral. Ni juega ni hace jugar al resto. El pase a ninguna parte tras gastar veinte segundos de posesión sin sentido y los “mandarinazos” se suceden uno tras otro. Debe Laso recapacitar al respecto, y tomar decisiones. No vale decir en un tiempo muerto “ya lo decía yo”, cuando el desastre está prácticamente consumado. Las medidas hay que tomarlas antes de llegar a ese punto.
Es intolerable que el equipo pierda 16 balones. Esa cifra no hace más que acreditar lo dicho en el párrafo anterior. La confusión es absoluta. El mundo al revés. Randolph tira de tres desde la esquina, Carroll al rebote. La última bola, a falta de cuatro segundos, con el de Wyoming en pista, es para Laprovittola.
Podríamos hablar igualmente de Causeur, otro jugador que está atravesando un larguísimo desierto, inseguro y fallón. Que a estas alturas sea Felipe Reyes el que se tenga que tirar al suelo a disputar los balones deja todo claro. ¿Alguien sabe los motivos por los que visto el devenir de los acontecimientos Tavares no ha vuelto a pista tras los siete minutos iniciales?.
Imagen: realmadrid.com
Los detractores de Laso le acusan de no saber cambiar los partidos cuando estos se tuercen, y su planteamiento inicial falla. No creo que sea cierto, si bien hay ocasiones en que desde luego lo parece, da toda la impresión de ser así.
Nadie fue capaz de parar a Tony Wroten, auténtico catalizador del despertar verdinegro. Prepelic estuvo treinta y dos minutos en pista, para anotar 22 puntos sin hacer ruido. La defensa de los exteriores del Madrid fue un desastre, y hasta un jugador como Omic fue capaz de crear problemas a nuestros interiores. Garuba no jugó ni un solo segundo.
Hablando de defensa, ochenta y tres puntos encajados lo dicen todo. No se necesitan mayores explicaciones. Alguien debería decirle a Jordan Mickey, excelente profesional por otra parte, que los mates de concurso se dejan para cuando la ventaja en el marcador es de veinte.
Trece puntos anotados en el último cuarto, con algunos pasajes, si bien en esto participaron los dos contendientes, de patio de colegio. Hasta tres rebotes ofensivos llegaron a coger los visitantes, que eso sí, fallaron cuatro ataques seguidos. Iba a hablar de Tavares y de Garuba, pero ya lo hice antes.
En fin, damas y caballeros. Que lo peor no es perder, sino hacerlo de la manera en que lo hace este Madrid: dejándose llevar, sin ninguna capacidad de reacción, anunciando la derrota desde mucho antes del minuto cuarenta, sin tomarse los partidos con la aplicación ni la seriedad debida. Más allá de la importancia tan relativa de las victorias y las derrotas en esta fase de la competición, debe Pablo Laso ponerse las pilas, y ponérselas a sus jugadores. Este Club no admite un segundo de relajación ni de autocomplacencia. Que ninguno lo olvide.
Buenas tardes a todos. HALA MADRID.
Fuente: elcarrildel2: tirando a dar