Una crónica de: @MiedoEscenico2
Llegaba el Madrid al campo del Galatasaray turco con los deberes sin hacer, despeinado por la tramontana, y necesitado de ganar el órdago que se le presentaba en Champions League en esta tercera jornada de la fase de grupos. Para ello, confirmando lo que se intuía tras la alineación del sábado pasado, Zidane sacó lo más parecido que tiene a un once de gala, contando con las lesiones de Modric y Bale. Courtois bajo palos, con Carvajal, Varane, Ramos y Marcelo en la línea defensiva. Un centro del campo sólido y dinámico, formado por Casemiro, Valverde y Kroos, y una tripleta atacante con Hazard, Benzema y, novedosamente, el brasileño Rodrygo.
Los primeros minutos de partido se correspondieron con lo que se pudo ver en muchas fases del mismo: el balón transitaba a toda velocidad por el centro del campo, y la acción se multiplicaba en las áreas. Especialmente los blancos llegaban con facilidad a las inmediaciones de la portería defendida por Muslera, que tuvo trabajo durante bastantes momentos del encuentro. Remates de Hazard, Casemiro o Kroos animaban a pensar en un partido en que llegaría pronto el primer gol madridista. Sin embargo, en el minuto 9, un balón filtrado a la espalda de Varane y Ramos permitió a Andone disfrutar de un remate claro ante Courtois. El belga se transformó en Mister Fantástico, y desvió el remate del rumano con solvencia, estirándose con reflejos felinos. Apenas dos minutos después, una falta sacada al corazón del área merengue permitió a los mismos protagonistas participar en un remate de primeras del rumano, y otra estirada antológica del cancerbero belga, muy atento, que desviaba el disparo a córner. Después, otro pase a la espalda de los centrales blancos motivaba cierta ansiedad, pero Babel falló el remate.
La noticia de que había vuelto el Courtois que fue mejor portero del Mundial espoleó al Madrid para iniciar otra oleada de ataques, con remates de Rodrygo y Benzema. El francés empezaba a entenderse con Hazard, y la banda izquierda del ataque madridista comenzaba a generar un caudal de peligro ante el que el Galatasaray no sabía como pertrecharse. En el minuto 17, una recuperación de balón de Hazard le permitía escorarse y aprovechar el apoyo de Benzema que, con un toque sutil, le devolvió el balón de cara a la portería. Hazard entró, se paró en seco y puso atrás un paquete envuelto en papel de regalo y con un lacito. Benzema se pasó de frenada y el balón le llegó a Kroos que, según llegó, lo mandó a la red, tras tocar levemente en un defensa.
El 0-1, lejos de ofrecer visos de conformidad en el Madrid, le mantuvo en la caza y captura de otro gol. Vivía en campo contrario, gracias a una presión brutal de su centro del campo, en que Kroos y, especialmente, Valverde, se agigantaban a cada minuto que pasaba. El pajarito Valverde más bien parecía el hombre del saco, yendo con su kilométrica zancada de aquí para allá, y embolsando un balón tras otro, distribuyendo después de cada recuperación con criterio y sencillez. Si esa primera línea de presión fallaba, aparecía Casemiro con sus tijeras de podar, dispuesto a recortar cada pelota suelta, y se hacía con ella. Desde ese torreón que era el centro del campo, el equipo blanco proyectaba a sus delanteros, con Rodrygo muy incisivo por banda derecha, Benzema saliendo a combinar aquí y allá, aunque muy desafortunado en el remate, y Hazard probando la cintura de los defensas rivales.
Si bien el dominio del Madrid no se basaba en posesiones largas, sino en recuperaciones y estampidas inmediatas, también el Galatasaray llegaba puntualmente al área de los blancos, de manera más aislada, pero con peligro, especialmente debido a algunos desajustes defensivos. Se llegó así al descanso, con victoria momentánea del equipo madridista, y la sensación de que podía pasar cualquier cosa en la segunda parte.
En el inicio del segundo tiempo, el Galatasaray, con la incorporación de Feghouli, ganó metros, ambición y dominio del juego, y el Madrid empezó a esperar algo más atrás, para salir a la contra a intentar matar el partido. Y vaya si salió. Se vieron cabalgadas de Kroos, Benzema, Hazard, Rodrygo, que, no obstante, por lo general acababan en remates centrados o faltos de potencia, y que no ponían en especiales apuros a Muslera. En el minuto 64, Benzema recibía de Valverde de espaldas entre los dos centrales, se giraba y ponía un caramelito a la espalda de la defensa turca para la ruptura en vertical de Hazard. El belga evitaba con habilidad la salida de Muslera, pero lanzaba un remate, algo desequilibrado, que en vez de ir a la portería, vacía, impactaba contra el larguero.
El Madrid seguía teniendo oportunidades de manera continua, pero morían en las manos de Muslera o en el infierno de sus propias imprecisiones. En el minuto 79, Zidane introducía dos cambios. Hazard y Valverde, ambos con muestras evidentes de fatiga, eran relevados por Vinicius Junior y James. Lo cierto es que hay cambios que dan continuidad a un equipo, otros que mejoran sus prestaciones, y otros que sientan como un cocido completo el 15 de Agosto en la Plaza de España de Sevilla. Estos fueron de los del tercer tipo, de los que te hacen sudar la gota gorda. El Madrid comenzó a agrietarse, a perder balones más atrás y fue ahí donde emergió la figura imponente de Casemiro, cuyo último cuarto de hora consistió, más que en llevar las tijeras de podar, en ser un espíritu que aparecía perfectamente colocado en el sitio preciso para recuperar un balón tras otro, evitando al menos grandes oportunidades para los turcos.
El Galatasaray lo siguió intentando, mediante balones aéreos, pero el Madrid solventó la papeleta en cada despeje, y siguió llegando con peligro, pero a la hora de rematar se le seguían fundiendo los fusibles. Jovic relevó en el minuto 82 a un Rodrygo acalambrado y se mostró solidario en la ayuda defensiva a Carvajal, trabajador y jugando con sentido el balón. Y, con el árbitro repartiendo tarjetas a diestro y siniestro, el partido llegó a su fin.
Aunque el partido fue algo caótico en algunos momentos, lo cierto es que el Real Madrid dio una sensación más positiva que en el partido del sábado anterior. Parece que el centro del campo, con la participación de Valverde, gana en solidez y dinamismo, y permite ataques más rápidos a los delanteros a partir de la recuperación de balones. Aun así, el conjunto blanco no puede permitirse fallar tantas ocasiones de gol como en el partido de esta noche. Necesita la tranquilidad de ponerse por delante con holgura para poder enfrentar el área rival con menos ansiedad y más seguridad en sus disparos, que hoy parecían salidos de una escopeta de feria. Si el partido hubiera acabado 0-5, no hubiera sido extraño, tampoco. Lo extraño –y desasosegante- es que haya terminado con sólo 0-1, después de 27 remates.
Sigue como punto débil la línea defensiva que tiende a cerrar mal los espacios interiores, y a adelantarse a destiempo, aunque hoy no se hayan encajado goles gracias a una magistral actuación de Courtois. El cuadro madridista, con esta victoria, recupera una posición que le proporciona la clasificación para los cruces, dependiendo de sí mismo en lo que queda hasta el final de la fase de grupos. Es de esperar que aprovechen esta recuperación para certificar lo antes posible el pase a octavos, y ahuyentar fantasmas.
RESULTADO FINAL: GALATASARAY, 0 – REAL MADRID, 1 (0-1).
0-1: 17′ Toni Kroos (asistencia de Hazard).
REAL MADRID: Courtois; Carvajal, Varane, Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos, Valverde (James, 79), Hazard (Vinicius Jr, 79), Benzema y Rodrygo (Jovic, 82).
ÁRBITRO: Daniele Orsato (Italiano).
Tarjetas amarillas a Kroos (minuto 91) y Courtois (minuto 92).
Imagenes: realmadrid.com