Una previa de: @danipuerto6
Será el Valencia Basket. Los de Ponsarnau se impusieron a un combativo Unicaja en el tercer y último encuentro de su playoff y pelearán con el Madrid por estar en la final.
El ritmo de juego. Esa será la clave de la eliminatoria, quien pueda marcarlo, quien asuma la potestad de la velocidad en el partido, quien decida a que se juega, cuando y como, tendrá muchas más opciones de victoria que su rival. La realidad es que ambas plantillas se parecen en cuanto a concepción, ambas formadas por jugadores polivalentes que pueden rendir en diferentes puestos, jugadores de alta intensidad en su juego, rápidos y atléticos, aunque no de gran envergadura y peso. La diferencia entre ambos, es que mientras el Madrid rompe a sus rivales desde el juego exterior, Valencia busca jugar en mayor medida con sus pivots.
Imagen: valenciabasket.com
Dubljevic y Will Thomas son las primeras referencias ofensivas en los Taronjas, son ellos los buscados al parar y jugar estático, mientras que Labeyrie y Tobey han ido creciendo mientras avanzaba la temporada dando un gran resultado en la eliminatoria previa ante Unicaja. Dentro de esa pelea por imponerse en las zonas y dominar el rebote, es el Madrid quien se muestra superior, sobre todo al contar con el “efecto Tavares” y la capacidad de infundir un gran temor sobre cada tiro en la pintura que intenta su rival. Junto a Edy, se alinea una batería de pivots de mucho nivel, pero que no tiene el mismo sentido defensivo que el de Maio, pero sí una calidad mayor a la hora de moverse en busca de puntos en el aro rival. Ayón, Thompkins, Randolph o en menor medida Felipe Reyes, conforman una línea interior de las mejores del continente que pondrán a prueba la cohesión en la pintura del Valencia.
En el perímetro, más concretamente en la posición de base, es donde parece que el equipo de Ponsarnau está algo mejor que el de Laso, no por calidad y sí por cantidad. Van Rossom, Vives o Diot que es el combo base-escolta para los de la Fonteta, son un trío sólido en defensa y capaces de sumar en ataque. Mientras, en el Madrid todo se reduce a Campazzo, pues Llull no termina de encadenar varios partidos a buen nivel, una irregularidad que deja muy sólo al argentino.
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Tras los ideólogos del juego en ambas plantillas, aparecen una serie de jugadores de mucho nivel, que sin ser estrellas, tienen la suficiente calidad como para decantar la eliminatoria a favor de los suyos . Los taronjas muy probablemente no podrán contar con su metralleta, Matt Thomas, lesionado desde hace semanas. En los de Laso, que no cuentan bajas, sí tienen jugadores tocados, todos ellos importantes y dentro de una misma posición de juego, pues Rudy, Causeur y Carroll han parado o bajado la intensidad de sus entrenos por diferentes causas, aunque es probable que si se alineen en ese primer choque de semifinales. Será Taylor, el perro de presa madridista, el encargado de emparejarse al mejor exterior o al menos, al más decisivo de Valencia, un Fernando San Emeterio que parece vivir una segunda juventud. Alrededor de ellos, jugadores de perfiles parecidos como Doornekamp y Deck, Abalde y Causeur o Carroll y Martínez.
Que la eliminatoria sea corta o larga dependerá de la capacidad de los valencianos para robarle la iniciativa a los blancos. Todo ello pasa por dominar los rechaces y jugar así al ritmo que más le convenga, limitando a los de Laso, obligándoles a jugar un baloncesto más lento, de contactos constantes que desgaste e incomode a Campazzo, al que impedirle volar sobre el parket es vital. La primera opción para ganar al Madrid pasa por evitar que el base argentino juegue liberado y en cancha abierta, que pueda recibir un primer pase limpio y plantarse en cancha ofensiva sin obstáculos, porque si Campazzo domina y su equipo juega alegre, corre y no hay equipo en Europa que frente a un Madrid así, pueda ganar. Es ese agujero el que primero debe tapar Ponsarnau, abriéndole un debate a su “scouting”, ¿Cómo lograrlo?, ¿Cargando el rebote con tres jugadores para tener segundas opciones ofensivas y con eso, evitar una salida rápida de su rival o por el contrario, pelearlo sólo con sus grandes, colocándole una sombra al Facu que le impida salir en transiciones rápidas mientras se obliga al retorno defensivo al resto?… Sea como fuere, para Valencia Basket dejar correr a su rival es un suicidio, una forma de irse a casa por la vía rápida. El Madrid, como decía Sergio Llull en la previa, deberá seguir como ante el Baxi Manresa, totalmente intenso en defensa robando cada línea de pase, además de imponerse en el rebote para poder dominar el ritmo de juego, porque si el Madrid domina ese aspecto, terminará imponiéndose en la serie.