Una crónica de: Manuel Perez Abascal
Suena la música y Jekyll se convierte en Hyde. El Madrid es así, cuantas veces ha hecho demostraciones de esta índole y cuantas veces nos empeñamos es subestimarle y enterrarle antes de tiempo. Pero si mal hacían algunos en dar por muerto al Madrid, mal haríamos en dar a los franceses por eliminados.
Dicho esto y mirando con frialdad objetiva; mejor resultado que juego. El Madrid recuperó de lo que vivió siempre: su pegada.
Buen primer tiempo; con el equipo intenso, concentrado, solidario y también con algunos despistes atrás que ante un equipo como estos, te acaban penalizando. Errores ya cometidos antaño que han sido santo y seña del equipo de Zidane durante prácticamente toda la temporada. Errores más producto de no seguir la jugada y no atender a las responsabilidades defensivas en segunda línea. Con un Casemiro muy preocupado en coberturas defensivas, pero con muchos problemas para darle salida al equipo. En este sentido, sobresalientes intervenciones de Marcelo, Modrić e Isco que aprovechó la ausencia de la figura del mediocentro posicional claro (Verratti más preocupado de aproximarse a sus centrales y no dejar desasistido a Lo Celso, que de ocupar posiciones centrales) para juntarse con Kroos y el jugador croata para iniciar las jugadas de ataque tanto en estático, como a la contra.
El PSG mostrando su peligrosidad llegando a zonas de definición con muy pocos toques y buscando la espalda de la defensa. Basando todo su potencial ofensivo en Neymar como jugador franquicia, pero muchas veces desconectado del resto del equipo francés.
En la segunda parte, también muy reconocible el Madrid que pierde de vista el balón, se alarga el equipo, pierde el control y se desconecta del partido. El Madrid sufre detrás del balón y el PSG ronda la posibilidad de sentenciar la eliminatoria.
En esos momentos emerge la figura de Zinedine Zidane, tarde, pero a tiempo. Manda un mensaje a su equipo de irse hacia delante sustituyendo a Casemiro y Benzema, por Lucas y Asensio (resultando ser decisivo) equilibrando el mediocampo francés. Emery sin embargo, manda el mensaje contrario a su equipo sustituyendo a Cavani por Mernier, adelantado a Dani Alves como interior poniendo una línea de cuatro, mandando el mensaje contrario a su equipo.
Pero es curioso e inexplicable lo que sucede con este equipo. Aquellos intangibles de los que tanto dan que hablar, se alinean y se posicionan en lado de un equipo que ama y se mueve mejor que nadie en estas situaciones y en esta competición en particular. Sólo así se puede explicar como es capaz de renacer de sus cenizas y acabar el partido como lo empezó, con la intensidad y personalidad que pide este tipo de partidos. Con dos directos a la mandíbula de cristal de un equipo que se encontraba cómodo y que creía tener la situación controlada. Pero no aquí, no este marco, no contra el Real Madrid.
Quedan noventa minutos de sufrimiento en donde tendremos todo en contra. Pero “riesgo” resulta ser el segundo nombre Del Real Madrid.