Una crónica de: Manuel Perez Abascal
¿Que me pasa doctor?. Podría preguntarse ahora mismo el madridismo sumido en el diván de las dudas y el pesimismo después de las grandes expectativas generadas no hace demasiado por juego brillante y capacidad goleadora.
Entonces, ¿Que ha sucedido en tan sólo un mes?, ¿Que puede haber motivado que el Madrid haya disputado hoy con la aceleración y excitación de una última jornada, cuando sólo llevamos cinco?. ¿Jugadores que no han alcanzado aún su mejor momento?, ¿Que hace que el Bernabéu se halla convertido en tierra hostil?. ¿Se trata de una cuestión de falta de gol?, ¿Porqué esa decisiones tan «osadas» de Zidane más propias de últimos minutos para buscar la heroica, que de mantener una línea continuista en estilo de juego?.
Demasiadas preguntas, demasiadas dudas y demasiados puntos de desventaja con respecto al Barcelona para llevar sólo cinco jornadas de liga. Dicho esto convendría no rasgarse las vestiduras, ser autocrítico, constructivo y tener la cabeza fría para la toma de decisiones. Porque decisiones hay que tomarlas y cuando estás metido de lleno en una vorágine negativa de resultados, tienes que cambiar la tendencia, ser paciente y mostrar confianza en tu grupo de trabajo que hace tan poco te ha conducido al éxito total.
En septiembre no se gana nada, pero se pueden perder cosas. Sabiendo esta máxima, el Madrid debe ser consciente que el camino no puede ser la auto destrucción, la ansiedad y el nerviosismo. Debe pensar única y exclusivamente en sí mismo. En volver a llenar el campo de centrocampistas y no querer encontrar el gol antes que el juego. El equipo debe ser consciente que el mejor método de ganar partidos es a través de la paciencia, de mover el balón, buscar los espacios a través del toque, distraer por dentro para atacar por fuera, pero no para colgar balones propicios para los centrales contrarios, sino para ganar líneas de fondo y provocar desajustes defensivos. El Real Madrid no debe caer en la desesperación, debe querer que vuelva a rodar el balón para demostrarse a sí mismo que esta situación incómoda es mejor tenerla ahora que en el mes de abril. Debe liberase de ataduras y tensiones para dejar ver su mejor versión.
Zidane, que por primera me ha dejado dudas, debería retomar la hoja de ruta, descifrar las causas de tanta ansiedad y pedir calma, calma y fútbol. Ese fútbol que el Madrid había perdido en parte ante el Levante, recuperado en Anoeta y mostrado hoy ante un muy buen Betis, pero que de repente y a falta de más de un cuarto de hora y justo cuando el Madrid olía el gol, una decisión mató toda opción.
Zizou mandó con sus cambios tocar corneta demasiado pronto y Setién transmitió calma con los suyos. El Madrid le perdió la cara al encuentro y el Betis se aprovecho para mover el balón y encontrar una opción y esa llegó al final, justo donde más cómodo se siente el Madrid. Esa zona Cesarini no fue blanca esta vez y el Betis deja al campeón grogui, pero noqueado.
Porque para mandar a la lona al Madrid se necesita mucho más que estar a siete puntos del líder y menos en el quinto asalto habiendo tanto por disputar. No nos olvidemos que no hay nadie mejor que el Real Madrid para revertir esta situación. No existe equipo mejor que se mueva bajo estas circunstancias.