OJO AL BLANCO: La batalla se perdió en la arena turca

Una crónica de: @Javirodespiplanetacb

Cayó el Real Madrid, fue una derrota sin poca discusión, ante un rival que jugó un mejor baloncesto que los blancos y que es justo finalista, un partido que así vimos en nuestro OjO Al Blanco.

Foto: Euroleague

Finalmente el Chapu 

Al final no hubo sentimentalismos y Pablo Laso descartó a Andrés Nocioni para este partido contra Fenerbahce, algo que ya debía barruntar el argentino cuando decía que si al final no jugaba, aportaría desde el banquillo lo que hiciera falta. Junto a Álex Suárez fueron los dos protagonistas no queridos de este primer partido de Final Four.

Una genialidad o locura táctica 

Dentro del arsenal táctico que tiene Obradovic, dos consignas muy sencillas les dio a sus hombres, defender cómo si no hubiera un mañana y olvidarse del tema ayudas a Sergio Llull, ¿genialidad o locura táctica? Pues visto el resultado que le dio en los comienzos tendríamos que decir que fue lo primero, Llull pudo con el par que le tocara en el primer cuarto con relativa facilidad hasta el punto de anotar 11 puntos, sin embargo, el resto de los componentes se quedaron en solo 2. Al final fueron 19 de los 34 totales del descanso.

Si no tiras, no metes 

Hay una máxima en baloncesto que dice que para ganar, hay que anotar, pues el Madrid no tiraba y encima sumaba pérdidas, unas veces en entregas erróneas, otras veces en pasos, así como tampoco era encontrar una vía que le viniera propiciada ni por fuera, ni por dentro, donde Ekpe Udoh era un auténtico coloso que hacía imposible cualquier tipo de anotación. Si a ello le sumamos que Fenerbahce parecía que tenía una velocidad más junto a un público enloquecido, normal que los turcos se fueran con ventaja de hasta 14 puntos en el marcador.

Encontrar el juego pero con incidente

Al final era cuestión de tiempo, el Madrid empezó a encontrar buenas posiciones de tiro en cuanto igualó el ritmo de Fenerbahce y con tres triples consecutivos de Randolph, Llull y Thompkins más uno de Carroll, todos ellos en situaciones de pocos segundos, empezó a encontrarse más cómodo en el juego, sobre todo cuando fue capaz de igualar la intensidad defensiva local. El problema real vino cuando Randolph se lesionó por un golpe con Vesely y esa supuesta remontada quedó en casi nada yéndose los blancos al descanso con diez puntos de desventaja (44-34).

Cambios de registros

Salvo en el caso de Sergio Llull, que merece tener un epígrafe aparte, ninguno de los llamados principales, desarrollaron el papel que se esperaban, por poner ejemplos concretos, ni Doncic ni Ayón, completamente superado por el enorme partido de Udoh, MVP del encuentro sin duda alguna, eran capaces de contrarrestar el tremendo juego desplegado por los hombres de Obradovic. Ahí Laso tuvo que tirar de actores más secundarios y tuvo una gran respuesta tanto en Jaycee Carroll, volviendo a demostrar por qué es uno de los mejores tiradores tras bloqueo indirecto y Othello Hunter, siendo el único capaz de dar respuesta al juego interior turco.

Inalcanzable 

No sirvió de nada los esfuerzos denostados del Real Madrid de engancharse al partido, enfrente había un señor equipo que era completamente inalcanzable, podía tener sus despistes defensivos vistos cuando Llull doblaba balón a hombres liberados y que le dio opción de reducir la ventaja a menos de diez puntos, pero al final, la excelencia turca se veía en el movimiento de balón, una tremenda oda al extrapass y que dejaba casi siempre, un tirador liberado, no se puede poner ni un pero a la victoria del Fenerbahce.

Orgullo 

El final ya lo saben, el Real Madrid luchó cada balón hasta que solo quedaban cinco segundos para terminar, hasta ese momento y con el marcador más que claro para los de Obradovic, los de Laso dejaron todo en la cancha para llevarse el resultado más corto posible, con especial mención para Sergio Llull, enorme esfuerzo el suyo y que merece un aplauso unánime, pero no solo él, sino a todos y cada uno de los jugadores blancos por la temporada realizada y es que, aunque muchos no se den cuenta, llegar a una Final Four no es fácil.

Así terminamos hoy, volvemos el próximo domingo en la lucha por el tercer puesto de la Final Four (ya sé qué piensan) contra el CSKA, un partido que Laso nunca ha dirigido porque siempre que ha estado aquí ha llegado a la final, así que toca vivir sensaciones nuevas y, por supuesto, con una sonrisa.