Una cronica de: @Javirodespi – planetacb
Aplausos para todos y un coach reconocido por los suyos
Resulta curioso que los comienzos de los partidos con UCAM tengan muchos aplausos en las presentaciones, tanto es así porque siempre es bueno aplaudir a los que estuvieron en la casa blanca, como así pasa con Antelo, Pocius y Campazzo. Si a ello le unimos que Pablo Laso fue reconocido con el premio de mejor coach de la temporada pasada dado por la Asociación de entrenadores (es decir, votado por ellos mismos sin tener en cuenta resultados), pues el comienzo era de lo más idílico posible, nada que ver con lo que vino a continuación.
Los chicos de moda más el de siempre
Hacemos lo posible de no caer en el topicazo de decir eso de «Llull y cuatro más» y mira que el menorquín nos hace duras pruebas para que lo hagamos, pero lo cierto es que el primer cuarto, en que el 5×5 se apoderó de la cancha hasta el punto de que el contraataque brilló por su ausencia, nos permitió ver al Llull en su faceta más multicultural, repartiendo juego para deleite de los pívots titulares Ayón y Randolph, pero claro, sin dejar de anotar, no vayamos a perder las buenas costumbres.
El punto de mira desviado
Toda la alegría que había en el interior, el Madrid la sufría en el exterior con ninguno de sus aleros aportando puntos desde fuera, a pesar de la jugada de bloqueos indirectos que tan bien suele salir al equipo blanco, así que si le decimos que el porcentaje paupérrimo de 2/13 al descanso resultaba obvio, es todavía peor si nos damos cuenta que precisamente, esos triples convertidos fueron los de Sergio Llull en una serie de 2/4, por lo que los otros nueve habían sido lanzados por siete jugadores del Real Madrid y ya saben cuál fue el resultado.
Guerra de guerrillas
Las 9.028 almas que hoy se acercaron al Barclaycard Center no solo pudieron disfrutar de baloncesto, también tuvieron una buena muestra de lo que es la guerra de guerrillas, como lo muestran la gran cantidad de faltas de ataque pitadas, también tuvimos antideportivas como la señalada a Rudy Fernández por un codazo a Sadiel Rojas que, un partido más, tuvo sus más y sus menos con muchos jugadores blancos, fallos inexplicables en contraataques claros de 3×1, balones regalados sin orden ni concierto y por tener, tuvimos hasta parciales demoledores, tanto para uno como otro equipo, en primer lugar del Madrid que parecía cerrar el partido y, por arte de magia, una desconexión y un mejor ritmo anotador murciano les ponía por delante como si fuera una carrera de fórmula 1, así que lo dicho, de todo tuvimos para pasar el rato.
El niño y el viejo
Dentro de esos parciales que les hemos señalado, el que vino por obra y gracia madridista tiene su nombre y apellidos, pero nosotros preferimos nombrarles como el niño y el viejo, evidentemente, ustedes que son listos porque para eso leen esta web, saben que nos referimos a Luka Doncic y Felipe Reyes, el primero dando una muestra de su calidad en sus acciones, pero no solo con el espectáculo, sino mostrando madurez en dirigir al equipo, aguantando las presiones que le hicieron tanto Campazzo como Llompart, siendo un bastión en el rebote y con ese balance defensivo que ya empiezan a conocer todos sus rivales y que hace muy difícil evitar ese tapón que empieza a adornar todos los highlights de la semana. Por el lado del viejo, qué le vamos a contar que no sepan, rebotes imposibles, faltas sacadas en cada lucha y solo le vamos a dar un dato, en 11 minutos solo anotó 3 puntos y ¿saben qué valoración? Nada menos que 15, saquen sus propias conclusiones.
Al final casi se lía
Estaba el Madrid con el partido tan controlado, que casi se lía al final pensando que había terminado, lo cierto es que UCAM Murcia dio una lección de pundonor hasta tal punto que llegó a ponerse por delante un punto arriba, a partir de ahí tiempo muerto, llamada al orden, vuelta a intensidad defensiva, concentración y, por supuesto, Sergio Llull, que con un 3+1 volvió a poner el camino en la senda correcta para los blancos que ya no volvieron a dejar.
Que no nos olvidamos de Campazzo
Cómo nos vamos a dejar fuera a Facundo, y más siendo el mejor del encuentro, cabreado cuando le pitaron una falta a Doncic, cabreado cuando no le pitaron la que hizo a Llull, mostrando su frustración por no conseguir la victoria lanzando una botella de agua al suelo pero mostrando un nivel absolutamente desequilibrante en el partido, bien secundado tanto por Vitor Benite como Marcos Delía, pero lo del argentino empieza a no tener nombre, su visión de juego empieza a destacarse por encima del resto hasta el punto de saber cuando no tiene que penetrar y lanzar un triple mientras mira como su defensor se aleja porque piensa que va a entrar a canasta, ese tercer ojo que debe andar por donde la espalda pierde su casto nombre para dar esos pases imposibles o esa sensación de dominio del ritmo, sea como fuere, uno de los mejores bases del campeonato sin duda alguna y que hoy volvió a dar una lección de baloncesto, garra e intensidad.
Así terminamos hoy, la semana que viene visita al Maccabi y el domingo derbi contra Estudiantes en su casa que también es la del Madrid, mientras eso llega disfruten y, por supuesto, no dejen de sonreír.