Un articulo de: @luismanper
Álvaro Morata es el único fichaje que hasta ahora ha realizado el club en lo que llevamos de pretemporada ya entrados en Agosto e igualmente es el gran protagonista negativo de este stage preparatorio que el Real Madrid ha desarrollado en Estados Unidos. El canterano blanco ha concluido los 3 partidos de pretemporada sin marcar ningún gol a pesar de haber sido titular en todos ellos, y todo hace indicar que va a ocupar esta temporada la función de 9 suplente que tanto hemos echado en falta otras temporadas, porque cada vez parece más claro que Mariano va a ser cedido a un equipo de Primera para que juegue habitualmente y no minutos residuales que disputaría si se quedara en el Real Madrid.
Vistas las cantidades que se han pagado este verano por delanteros que nosotros descartamos como Higuaín, no me parece ninguna locura pagar 30 millones para repescar un excanterano, cuyo cometido principal será dar relevo a la BBC en los numerosos partidos que tanto Benzema como Bale se pierden por lesión, ya que todos recordamos que el año pasado se perdieron muchísimos partidos y que ya estamos viendo esta pretemporada en el caso concreto de Benzema, quien después de un verano sin compromisos con la selección a causa de problemas extradeportivos, ha vuelto lesionado con problemas de cadera que le han impedido disputar ningún minuto en lo que va de pretemporada. Además en lo estrictamente futbolístico Morata ofrece una alternativa en el juego del equipo, de la cual hasta ahora carecemos como es un nueve alto que baje “los balones a la olla”, que sea bueno en el juego de espaldas y que se pegue con los defensas y esa es una función que Morata desempeña bastante bien.
El gran problema que tiene Morata es lo que Cruyff denominaba como el “entorno” y es que ya es de sobra conocida la protección extrema que la prensa deportiva española le ofrece por ser español, canterano y habitual en las convocatorias de la selección española, y por si todo eso fuera poco Morata es hijo de un antiguo trabajador del departamento comercial de la SER y de la COPE, cuya entrevista reciente tanto al padre de Morata como a su abuelo dejó a Morata en muy mal lugar ya que según contaban el delantero madridista les había contado que en el Real Madrid se iba a enfrentar a un “muro no futbolístico”.
Esas palabras llenas de ignorancia futbolística que los familiares de Morata le atribuyen a él refiriéndose a la BBC, es un flaco favor al delantero ya que da munición a sus detractores y les confirma la sensación de jugador problemático y reticente a aceptar de buen grado las decisiones de Zidane, que es al fin y al cabo el responsable de la repesca de este jugador, pero no hay que olvidar que Zizou es el primero que sabe y así lo dijo en la rueda de prensa de presentación allá por el mes de enero que cuando la BBC esté en plenitud de condiciones físicas, van a jugar siempre.
Por todo ello, si Morata se convierte en una bomba de relojería y en el foco de continuas campañas mediáticas, sólo lo sabremos cuando la temporada avance y él juegue poco, y no conviene anticiparse a los problemas que están por venir, a lo que hay que añadir que como Morata no suba su nivel y se libere de la presión mental que ahora mismo demuestra en cada jugada, ni siquiera los propios periodistas tendrán demasiados argumentos para querer imponer la titularidad de este delantero.
En definitiva, la opción de Morata como delantero relevo de la BBC a mí me parece buena opción visto lo que se está pagando por otros delanteros en Europa, teniendo en cuenta que Mariano necesita jugar con asiduidad durante una temporada para explotar definitivamente, Álvaro Morata es una opción muy aprovechable para ser la alternativa de Benzema y de Bale que tantos partidos se perdieron la pasada temporada por lesiones e incluso en esta misma en el caso del delantero francés. Si el nombre de Morata se convierte en objeto de una campaña periodística es una hipótesis futura, la cuál será más o menos probable pero hasta que ese problema no llegue, no será momento de afrontar y mucho menos de despreciar a nadie por una polémica aún por llegar.