Un articulo de: @danipuerto6
Aquí estoy yo, en la sala de un hospital, nervioso, impaciente y desesperado por ver el rostro por primera vez de quien será el centro de mi mundo el resto de mi vida, el rostro de mi hijo.
Mil preguntas me asaltan, quizás más. ¿Cómo será?, ¿Se parecerá a mí o a su madre?, ¿Querrá jugar a baloncesto como yo o querrá practicar otro deporte?… Preguntas que si bien no parecen relevantes, ahora me ayudan a pasar el trance de quien espera, de quien permanece casi inerte en ésta incómoda butaca, que más parece un potro de tortura que otra cosa.
Entre todas esas preguntas hay una que me atrae y me dibuja una sonrisa en la cara, una que nos unirá más si cabe de lo que un hijo puede estar unido a un padre. ¿Cómo le puedo explicar lo que es el Real Madrid?.
Podría empezar diciéndote que el Madrid es una institución, enorme, ganadora, una institución que vela por su imagen como ninguna otra, limpia, pues el color blanco elegido no es casual, es un aviso para quien llega y no entiende lo que es el Madrid, ese blanco se respeta, se quiere y se protege, cuida el escudo, se puede manchar de sangre si es preciso, de barro si es necesario, pero no de vergüenza, quien lo manchas de vergüenza jamás debió pertenecer al Madrid.
Hijo mío, la gente piensa que el Madrid se elige, que ser madridista es una opción y no. El madridista nace siéndolo, da igual si es español, francés, jamaicano o argentino, eres elegido por el Madrid y no al revés, pues los destinos de cada uno están escritos y son inalterables.
El Madrid es genético, viene en el ADN, viene inscrito en lo más profundo de cada uno, por eso no te pregunto si serás o no madridista, eso lo sé, como lo supo mi padre antes que yo o el suyo antes que él, tú ya eres madridista, lo llevas en la sangre, pues compartes sangre de tu madre y mía, ambos más blancos que las nieves en diciembre y tú lo serás también.
Te sentirás orgulloso cuando los jugadores a los que sigues salten a un campo, da igual si pisan césped o parqué, da igual si miden 1.70m o 2.15m, te harán sentir un cosquilleo en la nuca, un escalofrío, porque sabrás que lo que vas a presenciar forma parte de ti mismo, porque cuando el Madrid juega, no juegan once, no juegan cinco, jugamos millones, jugamos todos.
Sólo espero hijo mío, que perdones a éste padre tuyo, por no ser tan claro a lo mejor en sus explicaciones, por ser quizás tan vehemente o tal vez, porque los nervios y el cansancio de la espera no me dejan ser lo lúcido que quisiera ser ahora contigo, pero tendremos tiempo, mucho tiempo para descubrir juntos lo que es el Madrid y quien sabe, quizás en un futuro tú puedas expresar mejor que yo lo que significa el Madrid, quizás quien sabe, un día tú puedas llevar ese escudo en el pecho, quizás un día tú puedas defender el blanco desde un terreno de juego y no desde un sillón en casa o un asiento como público. Si en un futuro ese quizás se convierte en certeza, no habrá padre más feliz en el mundo.