Una crónica de: @elcarrildel2
El Real Madrid se ha impuesto (88-71) al Olimpia Milano, en el partido correspondiente a la Jornada 4 de la temporada regular de la Euroliga, disputado en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid.
Llovió en Madrid como no recordaban los registros oficiales. Más de noventa litros por metro cuadrado. Fue el preludio de la tormenta de buen baloncesto que veríamos por la tarde-noche en el Palacio.
El protagonista del mismo fue el Real Madrid, si si el de Chus Mateo, el que permanece invicto en la temporada, el que juega a velocidad supersónica conducido por un Facu Campazzo pletórico.
Y mira que ayer el comienzo tuvo sus dificultades. Parece que se ha extendido la consigna por aquí y por aculla de que la única manera de poder parar el ciclón blanco es enfangar el juego, entrar al cuerpo a cuerpo. Eso provocó pérdidas por parte de los nuestros, que se marcharon al minuto diez con seis abajo en el marcador, 19-25, ocho balones perdidos, dos faltas en el casillero de Tavares y una técnica a Poirier que pareció exagerada, como lo pareció alguna otra posterior con un colegiado presto al disparo rápido.
Las manos rápidas de unos y otros no dejaban claras algunas acciones. Había que acudir al monitor. Milan seguía arriba (28-36, a falta de 3,52 para el descanso). Mirotic chocó con Hezonja en un salto por el rebote. El montenegrino quedó en el suelo. Mario ni se inmutó. Otro gran partido del de Dubrovnik, que lució unas significativas botas rosas.
Pangos forzó una entrada, para caer sobre Campazzo. La Señorita Valdemoro manifestó que no era nada, todo lo contrario que en la anterior de Hezonja sobre Mirotic, en que los comentaristas buscaban desesperadamente una mano del croata golpeando al montenegrino. “Son las cosas del querer”, dijo alguien cerca de mí.
Imagen: realmadrid.com
Tuvimos que vivir una nueva técnica, en este caso a Campazzo. Mal los colegiados en este apartado del juego. Nos marchábamos al descanso. Llull cogió el balón, atravesó la cancha, se trastabilló en el paso final, y aún así anotó un triple de los suyos, mandarina lo llaman, que supuso marcharnos a los vestuarios con empate a 42 en el electrónico, y un parcial de 23-17 en el segundo acto.
Tavares volvió a salir en el quinteto del tercer cuarto. Cometió su tercera personal en apenas un minuto y medio. Nos habíamos puesto cuatro arriba, cuando Messina recibió su falta técnica. Erró el tiro libre Musa. Con 53-51, el Madrid forzó tres personales de Milan en un solo ataque.
La diferencia en el marcador se iba agrandado en favor de los nuestros. Llegó a diez (63-53, a falta de 3,11 para el minuto 30), tras un mate de Poirier asistido por el Chacho. Se entienden ambos a la perfección. Otro buen partido de Vincent, que parece haber encontrado su rol en el equipo. Lástima dos triples en el final fallados por el Chacho y Rudy. La ventaja al minuto treinta quedaría en seis puntos: 67-61, parcial de 25-19.
Tres faltas en el mismo ataque forzó Poirier en el comienzo del último cuarto. Llull se puso el traje de las grandes noches. Ocho puntos en un abrir y cerrar de ojos. Hezonja gigante en defensa, y Rudy trabajando a destajo como en él es habitual. Parcial de 13-2. El partido roto (80-65) mediado el cuarto. Mateo rotando con acierto. Minutos para Eli Ndiaye. Canastón de Hezonja tras giro de 180 grados espectacular para cerrar el partido. Minuto 40, 88-71 (parcial de 21-10).
Destacados: Campazzo (21 de valoración, 12 puntos, 10 asistencias), Llull (16-19), Hezonja (16-13), Musa (13-6).
Tiros de uno 10 de 12 (84%), Tiros de dos 24 de 36 (67%), Tiros de tres 10 de 22 (46%), Asistencias 21-10, Rebotes defensivos 19-16, Rebotes ofensivos 5-13, Recuperaciones 5-6, Pérdidas 15-17, Tapones 1-1, Faltas personales 23-20.
Buenos días a todos. HALA MADRID.