CRÓNICA | ✍ REENCARNACIÓN MARADONIANA: NÁPOLES 2 – 3 REAL MADRID

Una crónica de: @luismanper

Llegaba el Real Madrid al partido de ayer en el Estadio Diego Armando Maradona con la intención de sentenciar cuanto antes el liderato del grupo de Champions, ayudado por la sencilla victoria de la primera jornada ante el Unión Berlín, y poder centrarse en competir una Liga contra el Barça que se presume rondará los 100 puntos, por lo que no va a permitir el más mínimo margen de error, todo ello cuando llevamos ya mes y medio de competición y ya se vislumbran las virtudes y defectos del equipo que hasta ahora cuenta sus partidos por victorias, salvo la debacle del Metropolitano, en la que una de los mayores defectos del equipo de encajar goles en los primeros minutos por salir sin la intensidad necesaria, esa vez fue imposible de remontar.

Para evitar empezar el partido cuesta arriba en un estadio tan caliente como el Diego Armando Maradona, Carletto repitió el once de Girona con Kepa en portería, Carvajal y Camavinga en los laterales con Rudiger y Nacho de centrales, Tchoaumeni en el eje del rombo flanqueado por Valverde y Kroos siendo Bellingham el otro eje del rombo aunque caído a la izquierda para ayudar a Vinicius en labores defensivas y como acompañante de Vini, llegó la única novedad en el once con la entrada de Rodrygo en lugar de Joselu.

Imagen: realmadrid.com

Dio un voto de confianza Ancelotti al brasileño a pesar de la sequía goleadora, que en una plantilla tan corta de jugadores ofensiva destaca mucho más, y Rodrygo no pudo agradecer el detalle de su entrenador pues ya desde los primeros minutos el peligro que creaba se estrellaba una y otra vez en Alex Meret, y cuando parecía que el Real Madrid esta vez sí había salido concentrado desde el principio, el partido nos tenía preparado un giro de guión de esos que nos enganchan a este deporte, en forma de cantada casillesca de Kepa a la salida de un córner, pegando el cancerbero vasco un puñetazo al aire que aprovechó el central Natal para cabecear el larguero y el otro central Ortselia para empujar el rechace a gol, adelantando al Nápoles en el marcador.

A partir de ese momento, empezó el show de Bellingham que empieza a tener ese aura que solamente tienen los cracks generacionales de aparecer en cualquier posición del campo en cualquier momento, primero robando un balón en la frontal del área italiana que sirvió a Vinicius, para que éste la cruzara mansamente lejos del alcance de Meret, y después con una jugada maradoniana en la que cogió el balón en el mediocampo y entre caños y escorzos regateó a todo defensor que se interpuso en su camino hasta plantarse en el área y colocarla con el interior en la escuadra contraria. La primera parte acabó con la compensación de Kepa que consiguió despejar un cabezazo peligrosísimo de Oshimen, que trajó a Rudiger por la calle de la amargura durante toda la primera mitad.

Imagen: realmadrid.com

No habíamos salido de nuestro asombro por el gol espectacular que había marcado el centrocampista inglés, cuando a la vuelta del descanso el árbitro nos bajó de golpe de la nube en una jugada en la que Oshimen se internó en el área, intentó poner el pase de la muerte que interceptó Nacho lanzándose a sus pies, de manera que el balón primero le golpeó en la rodilla y luego en la mano, pitando el árbitro penalti en una decisión incomprensible ya que no hay forma metafísica de lanzarse en plancha con las manos detrás de la espalda, hasta hoy creíamos que jamás se podrían pitar manos que proceden de un rebote de otra parte del cuerpo, pero una vez más el reglamento se retorció en contra de los intereses del Real Madrid, ocasión que Zelenski no desaprovechó para batir a Kepa con un disparo ajustado al poste que se convirtió en el 2-2 y que dejó noqueado al equipo, en un comienzo de la segunda parte en la que el Nápoles se vino arriba de tal manera que la defensa blanca no era capaz de taponar todas las vías de agua por las que el equipo italiano generaba peligro, especialmente a través de centros laterales, y sobre todo por la banda de un amonestado Camavinga.

Por todo ello, Ancelotti tomó cartas en el asunto y retiró a Camavinga por Mendy buscando empaque defensivo y a Kroos por Modric para conseguir recuperar el dominio del balón, recuperando el equipo el control del juego y cortando las llegadas con peligro al área de Kepa, de hecho Bellingham estuvo a punto de redondear su noche aprovechando un rechace del portero a disparo Modric pero su cabezazo se fue fuera por poco, en ese momento Ancelotti decidió quemar sus naves dando entrada a Joselu en lugar de Rodrygo, que sigue con su mala racha goleadora, y este cambio tuvo su fruto minutos después cuando un córner despejado por la defensa napolitana, lo controló Valverde sacándose de la chistera un imponente latigazo que se estrelló en el larguero con tal violencia, que nada pudo hacer Meret para evitar que le rebotara en la nuca y se convirtiera en el 2-3 final, que el Real Madrid consiguió mantener durmiendo el partido, como corroboró el último cambio en el que Vinicius dejó su sitio a Ceballos, que salió con la clara intención de que no pasaran demasiadas cosas en lo que quedaba de partido, como finalmente el equipo consiguió para colocarse con 6 puntos de 6 posibles y dejar encarrillada la clasificación, a la espera del doble duelo contra el Sporting de Braga que nos puede dar la clasificación matemática a octavos.