Una crónica de: @MiedoEscenico2
Les voy a ahorrar hoy tener que leer mucho: ni yo tengo muchas ganas de contar, ni el partido del Real Madrid de esta noche contra la Real Sociedad da para gran cosa. Ancelotti puso un once con Courtois; Nacho, Militao, Rudiger, Camavinga; Kroos, Ceballos; Valverde, Rodrygo, Vinicius; y Benzema. Y el partido empezó con mucho movimiento, pero el Madrid pronto fue imponiendo su juego y plantándose en campo rival.
Se van a enfadar conmigo los fans de Vinicius, pero creo que está desaprovechando (otra vez) su talento. Hizo una jugada maravillosa en el minuto 14, con un caño a Zubeldia en un palmo de terreno, una conducción rápida con la que se plantó solo ante Remiro, algo escorado, pero la mandó fuera. Esa fue la constante en sus primeras apariciones, grandes inicios, fantásticas expectativas, pero finales desafortunados, ya fuera en el remate o en el último pase, una tras otra.
Para entonces ya había dado un susto la Real, que aprovechaba bien su capacidad para las transiciones: un centro cruzado de Aihen al que no llegó Sorloth por los pelos. El Madrid alcanzaba con facilidad la zona de tres cuartos del campo donostiarra, pero ahí se apagaban los plomos: Benzema salía de su sitio y hacía diabluras, Valverde, Rodrygo y Nacho montaban quilombos en la banda derecha, pero luego no acababan en remates claros, y en el flanco izquierdo, Camavinga trataba de habilitar a Vinicius siempre que era posible, aunque tampoco aquello cristalizaba.
Imagen: realmadrid.com
El único error de Nacho en toda la primera mitad vino en la fase de construcción, y estuvo a punto de aprovecharlo Illarra, pero quedó en nada. El resto del primer tiempo del hoy lateral derecho blanco fue una masterclass de trabajo defensivo, anticipación y recuperación. Una vez más. Al otro lado, Camavinga no sufría mucho en defensa y se descolgaba en ataque, aunque Vinicius no le tuvo en cuenta las tres primeras veces que le dobló, y el francés optó por quedarse detrás. Ya saben, para qué insistir, si no me hacen ni puñetero caso.
Otra gran arrancada de Vinicius, que no acabó en nada (pase atrás para nadie) abrió un periodo de mayor presencia del conjunto madridista en campo contrario. La presión alta era constante, pero la Real salía con tranquilidad y poso, encontrando siempre un resquicio para hacerlo. Los remates de Valverde arriba, y de Kroos y Benzema después, para lucimiento del portero, daban idea del dominio del Madrid, pero Remiro detenía todo lo que no acabara fuera.
Casi en el descuento de la primera mitad, Benzema filtró un fantástico pase para Vinicius, pero el brasileño volvió a elegir la opción menos apropiada, con Remiro solo frente a él, 10 metros fuera de su área, y el portero abortó la última ocasión antes del descanso.
Imagen: realmadrid.com
No hemos dicho nada de él, pero Dani Ceballos volvió a convertirse en el hombre clonado, apareciendo en la defensa, en la construcción, en la intercepción en el medio, cerca del área, y hasta vendiendo peladillas en las gradas del fondo norte, desplegando un esfuerzo impagable. Confieso que a mí no me acababa de convencer el anterior Ceballos, pero esta actualización me tiene enamorado, qué quieren que les diga. Merece seguir, si sigue así.
La segunda parte empezó siendo una especie de versión redoblada de la primera: el Real Madrid acabó de acampar en campo contrario, y apenas dejaba salir de ahí a la Real, con una presión alta decidida, que acababa dando frutos mediante intercepciones de centrocampistas y defensas. En una de ésas, Benzema habilitó a Vinicius y el brasileño volvió a estampar el remate contra Remiro, que empezaba a parecer una pesadilla de color rojo.
Llegaron remates de Valverde, de Rodrygo, de Benzema, pero acababan bloqueados por la defensa o en la grada. Una fantástica combinación entre Valverde, Militao y Rodrygo estuvo a punto de transformarse en gol, pero Zubeldia llegó a tiempo de mandarla a córner.
Imagen: realmadrid.com
El Madrid estaba entonado, pero la Real, pasado el minuto 60, empezó a sacudir pequeños latigazos, especialmente a través de las botas del pequeño Kubo, que cayó a banda derecha y le buscó las cosquillas a Camavinga y Rudiger con cierto éxito. Fue un remate suyo, que detuvo Courtois con apuros, la primera señal de que el Madrid tampoco podía descuidar la parcela defensiva.
Con Asensio y Modric calentando en la banda, vimos una de las jugadas que mejor representó el partido de hoy: Rodrygo arrancó a presionar, fue a por el central derecho txuriurdin, después a por el portero, luego al otro central y más tarde a por el lateral: presionó e insistió hasta que consiguió recuperar la pelota. La jugada siguió hacia el otro lado, donde Vinicius optó por la solución más difícil y tardó dos segundos en perder el balón. Sólo uno de los 27 que perdió durante todo el partido. No parece que «no deja de intentarlo» acabe de ser del todo eficaz, por muy efectista que sea.
Hemos hablado poco de Rodrygo y de Valverde, pero lo cierto es que estuvieron trabajadores y corajudos, el brasileño en el segundo tiempo se movió por todo el frente de ataque y tiró mil desmarques, aunque no le vieran, y el charrúa trabajó, recuperó balones y no reservó nada de su enorme capacidad de trabajo, aunque ninguno de los dos estuvo especialmente brillante en ataque.
Imagen: realmadrid.com
En el minuto 78, Ancelotti cambió a Valverde y Ceballos para meter a Asensio y a Modric. El mejor favor que les podemos hacer a ambos es decir que no hicieron nada especialmente malo, aparte de un remate del croata a pase del mallorquín, que acabó fuera. Si les digo la verdad, yo me hubiera inclinado por retirar a Kroos y Vinicius para reestructurar un poco todo, pero a toro pasado todos somos Manolete.
No he dicho nada del árbitro, en parte porque eso es cosa de nuestro NIlo Campo en su Crónica Arbitral, y en parte porque el arbitraje fue raro, no diría que malo ni bueno. Raro, raro, raro. El caso es que, aparte de un lanzamiento de falta de Asensio contra la barrera, nada especial ocurrió de ahí al final, a pesar de que a todos nos parecía que podía pasar. Los minutos finales de prolongación fueron, además, casi una tortura para el Madrid, que no conseguía sacar el balón con seguridad y la Real llegó a sacar dos córners, imagínense el caos.
Con el resultado inicial, 0-0, acabó el partido, dejando al madridismo con la idea de que se había perdido una buena oportunidad de ganar un partido que se acabó empatando, a 5 puntos del liderato, y cierta sensación de impotencia en el rendimiento ofensivo del equipo. Se crean oportunidades, se llega frente al portero rival, pero se desaprovechan muchas de ellas. Y, sin precisión, no hay gloria. El jueves, esperemos que afinen la puntería contra el Valencia, que esto no para…