Una crónica de: @elcarrildel2
El FC Barcelona se ha impuesto (68-86) en el partido correspondiente a la Jornada 26 de la Temporada Regular de la Euroliga, disputado en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid.
Dice el refrán que lo peor no es perder, sino la cara que se te queda. Ayer esa cara se nos puso en el minuto 5 de partido. Un 2-15 de salida dejó el encuentro visto para sentencia, las cosas claras como el agua. Ese tanteador necesitó Pablo Laso para pedir tiempo muerto. Cinco minutos fueron suficientes para que todos advirtiéramos que un clásico más el vapuleo iba a ser total, absoluto, incuestionable y hasta irreprochable.
Al minuto 10, 8-28. Ni defensa, ni ataque, ni una sola idea, ni una sola situación de ventaja para los nuestros. Enfrente, los azulgranas hacían y deshacían a su antojo. Al descanso, 52 puntos encajados. Parece que lo normal es que nos metan 50 puntos al descanso.
Ver cómo iban y venían unos y otros por la cancha era realmente llamativo. Ver a Heurtel daba auténtica grima. Su incapacidad es absoluta. Alocén no vale para jugar en el Madrid. Ese cuento de la eterna juventud que algunos sacan a colación, y esos miles de partidos que necesitan algunos para acreditar su condición de válidos, una excusa vulgar y barata. Fue José Antonio Camacho el que dijo que en el Madrid hay que tirar la puerta. Llegar y besar el santo, o llegar, ver y vencer.
Podría hablar igualmente de Williams Goss, y también, por qué no, de Nicolás Laprovittola, que se dio un homenaje a si mismo, y un recital a todos los demás. El cambio de cromos con Heurtel, sangrante, Y ahora que los teóricos me hablen de maneras de jugar. Yo se lo resumo en dos palabras: unos nos muestran la manera de ganar y otros la de perder. Laprovittola 27 de valoración en 19 minutos de juego, 20 puntos, 7 rebotes, 2 asistencias y 4 faltas recibidas. Entre los tres bases del Madrid, siete de valoración.
Imagen: realmadrid.com
Podríamos hablar de Yabusele, incluso de Tompkins, nueve minutos en cancha, -3 de valoración y unos movimientos que producían perplejidad. Randolph pasó una tarde noche excelente dando pedales en una bici estática, sin inmutarse ante lo que estaba ocurriendo en la cancha.
Podría hablar de Abalde, mucha clase, mucha técnica individual, pero dos canastas de ocho intentos. Y eso sí, al menos su coraje y lucha en todo lo alto un partido más.
Podríamos hablar del escaso 50% en tiros de campo, del ridículo 8% en triples (2 de 24), de los 26 rebotes frente a los 33 blaugranas, de las siete asistencias por 21 de los contrarios, y de la actitud de los espectadores del Palacio de los Deportes, que parecían felices y contentos, aplaudiendo a rabiar un mate de Tavares con 20 puntos abajo, y sin inmutarse ante el desastroso partido de los nuestros.
Lo dicho en el titular. Encefalograma plano. Hemos entrado en barrena, en una de esas dinámicas perdedoras de las que es muy complicado salir. Echemos la culpa a quién queramos, a lo que nos apetezca, pero al final, la realidad es que todos los caminos conducen a Pablo Laso. Verle anoche de pie delante de su banquillo, sin capacidad ninguna de reacción, fue realmente patético, y clarificador de la crisis de juego y resultados de este Madrid.
Buenos días a todos. HALA MADRID.