Una crónica de: @elcarrildel2
El Real Madrid ha perdido (70-75) frente al Gran Canaria, en el partido correspondiente a la Jornada 7 de la Temporada regular de la Liga ACB, disputado en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid.
Lleva ya un tiempo dando la impresión de que el Real Madrid se toma sus compromisos ligueros como pachanguitas dominicales. Si en lugar de jugar en el Palacio lo hiciesen en el Retiro, no habría gran diferencia. Quizás sea que hasta aquí ha llegado lo que tantas veces ocurre en el equipo de fútbol, eso de querer ganar con la ley del mínimo esfuerzo.
Y mira que desde el principio se vio lo que iba a ocurrir. El partido era un correcalles, sin defensa ni disciplina. Al menos en los minutos iniciales tuvimos acierto desde el triple, con Alocén dando viveza al juego de ataque. Nos llegamos a poner 19-7 a falta de 3,25 para el minuto 10. Entonces se marchó el banco el base de Zaragoza, y entró en escena Thomas Heurtel, para comenzar a perder el partido. El base francés es un desastre absoluto, ni defiende ni aporta claridad en ataque, ni sabe mover al equipo ni soluciona nada a nivel individual. Alguna canasta de tarde en tarde no parece justificar su presencia en la cancha. Que Pablo Laso le regale una minutada partido tras partido no es de recibo.
Con él a los mandos, 5-7 en lo que quedaba de primer cuarto, que reflejaba un 21-14 a su conclusión.
Perdíamos en rebotes (7-11). Vukcevic, muy blandito, perdió dos balones seguidos. Le suplía un Yabusele que ha bajado su rendimiento de manera preocupante los últimos partidos, no tanto como Hanga, una sombra que se marchó del encuentro con valoración negativa.
Comenzó el marcador a moverse en un columpio. Nuñez, dos asistencias espléndidas, tuvo su participación en el juego. Minuto 20, empate a 35. Llegábamos al descanso por debajo en rebotes (11-13), y con nada menos que 10 pérdidas.
El paso por vestuarios no fue revulsivo en esta ocasión. Todo lo contrario. Y eso que comenzamos con parciales favorables, y que el arbitraje cambió a raíz de una acción sobre Tavares. Abalde daba un pase por la espalda precioso a Edy para el 47-44 en el marcador. Gran Canaria imponía su ritmo de juego.
Imagen: realmadrid.com
Albicy se comía tanto a Alocén como a Heurtel. Rudy tampoco era la solución al desaguisado. Minuto 30, 52-53 (parcial de 17-18).
El triple, que había funcionado al principio, comenzó a no entrar. Con seis abajo, Diop cometió técnica. Le seguiría una falta en ataque del Madrid. Gran Canaria iba abriendo pequeñas brechas en el marcador.
Un tiempo muerto de Laso llevó a un parcial de 9-0, que dejaba el electrónico en 69-69, tras un triple de Rudy y un tiro libre de Tavares.
En ese instante se acabó el Real Madrid. Alocén tuvo el empate a 72 en un triple librado, solo, teniendo tiempo para apuntar y colocar los pies. Lo falló, algo que no había hecho instantes antes A.J. Slaughter en situación mucho más comprometida.
Y mira que Gran Canaria nos dio oportunidad. Con 70-72, Postoviy falló dos tiros libres. El rebote se lo llevaron los visitantes, con Yabusele saltando tarde. Con 70-73, tuvimos la última bola. Tiempo muerto para que Abalde lanzase un triple que no tocó ni tablero. Final 70-75.
Convendría que el Madrid sacase las pertinentes consecuencias de lo ocurrido hoy. Los partidos oficiales no son pachangas, exigen la debida seriedad. Tampoco estaría de más saber los motivos de la evidente baja forma de algunos de los nuestros, por ejemplo Hanga, Yabusele o Poirier. Quizás Ndiaye merezca algún minuto más, y quizás Heurtel debiera aportar bastante más que algunas buenas canastas. Tavares solo (35 de valoración, 18 puntos, 5 de 7 en tiros de dos, 8 de nueve en tiros libres, 13 rebotes, dos asistencias, 1 balón perdido y dos recuperaciones en 25 minutos de juego) no siempre es suficiente. Los cero rebotes de Poirier también muy significativos.
Buenas tardes a todos. HALA MADRID.