Una crónica de: @MiedoEscenico2
Dejad un momento el tema de Mbappé. Que, salido de mi exilio de las tareas de cronista, me toca recuperar las teclas para contar el partido que enfrentaba esta noche al Madrid con el Betis en el Villamarín, tercero consecutivo fuera de casa, y para el que Ancelotti decidió que salieran de inicio Courtois bajo palos, con una defensa casi obligatoria con Carvajal, Militao, Alaba y Miguel Gutiérrez; el centro del campo con Casemiro, Valverde e Isco y, en punta de ataque, Gareth Bale, Karim Benzema, y Vinicius Junior en el lugar que Hazard había ocupado en los primeros partidos.
La primera parte tuvo un cuarto de hora inicial intenso, donde ambos equipos presionaban arriba, y se daban salidas al contraataque o jugadas de peligro más en el área del Betis que del Madrid. Vinicius, en el minuto 4, taladró la banda de Martín Montoya, tocó línea de fondo y puso con la izquierda un balón atrás que Benzema remató levemente desviado. El Betis, a su vez, también generaba peligro en salidas a la contra que el equipo madridista abortaba con oficio y compromiso. A partir del minuto 20, el Betis incrementó la intensidad de los duelos en el centro del campo, focalizando especialmente la presión en Isco, que se vio más exigido por situaciones de desventaja, y que tuvo más dificultades que en partidos anteriores para superar, especialmente cuando Guido le tomaba la matrícula y le dejaba recaditos.
Imagen: realmadrid.com
Gutiérrez se zafaba con Ruibal sin perder la cara en los duelos, y llegó al descanso con un codazo en la boca de Canales, mientras que el extremo bético recibió un par de golpes en el lomo que le dejaron tocado. Hernández Hernández, en modo Salomón, asignó una tarjeta a cada uno a lo largo de esta primera parte. En el caso de Ruibal, por una patada a Vinicius que también le costó la tarjeta a Pellegrini, cuya protesta era, además de injustificada, exagerada.
En el Madrid, Carvajal anticipaba bien atrás pero no desbordaba ni centraba arriba, y los centrales se agigantaban, especialmente Alaba, que hizo un primer tiempo primoroso, lleno de potencia y enorme en colocación. El problema lo tenía en el medio, donde Casemiro se movía lento, Isco no jugaba con mucha fluidez, y ambos sufrían con cada momento de presión del equipo sevillano. Valverde superaba la presión con su impresionante zancada, pero aparecía de una manera muy irregular, y eso dejaba al equipo en inferioridad frente a un centro del campo más nutrido y dispuesto a pelear por cada balón como no le hemos visto contra otros equipos. Estas dificultades acababan llevando a ocasiones del Betis, especialmente una falta directa de Fekir, que sacó Courtois con intuición y una gran estirada, y un centro chut de Canales que se fue desviado al lateral de la portería del belga. El resto de llegadas fueron controladas por un Madrid disciplinado atrás, con Bale y Vinicius comprometidos con el trabajo defensivo, y un entramado bien organizado que desactivaba al equipo verdiblanco.
Imagen: realmadrid.com
Tras el descanso, al que se había llegado sin goles, la metamorfosis fue evidente. El Madrid salió con intención de hacer valer su superioridad técnica y los tres delanteros se fueron a presionar desde el principio, cortando esa salida tan cómoda de los béticos de la primera mitad. Carvajal y Valverde sacaban el cuchillo para cortar los cables de conexión entre Fekir, Canales y Juanmi, mientras, por el otro lado, Miguel Gutiérrez se incorporaba arriba con intenciones aviesas, Vinicius calentaba su motor turbo e Isco perdía presencia en el inicio de las jugadas pero engrasaba las transiciones con facilidad. Un centro de Bale desde la derecha era cabeceado a puerta por Benzema, provocando una intervención meritoria de Rui Silva y, después, el propio francés cabeceaba a gol un centro de Casemiro, pero ambas acciones eran anuladas por fuera de juego. A continuación, un magnífico centro de Miguel fue rematado defectuosamente por Vinicius, al igual que otro de Isco tras centro de Bale, sin que cogieran puerta.
En el minuto 58, Casemiro colmó el sueño de cualquier madridista cuando, al lanzarse al suelo para despejar un balón, le metió un viaje portentoso a Hernández Hernández, que acabó con los dos ayudándose a levantarse del suelo con una sonrisa en la boca. Sí, sí, pero el canario se lo llevó puesto. A la hora de partido, llegó la jugada clave del partido. Un contraataque bético permitió a Juanmi remontar desde el lado izquierdo del ataque bético, Militao dijo algo en portugués, y Alaba le contestó en austríaco. El caso es que, de esa confusión, salió Juanmi con ventaja, el balón y camino libre hacia Courtois. Pero le pudo un ataque de generosidad y trató de pasar el balón a su derecha, y allí estaba Miguel Gutiérrez con sus pantalones cortos y sus libros bajo el brazo, para interceptarlo y arrancar un contraataque madridista, desactivando la mejor ocasión del Betis en todo el partido.
Imagen: realmadrid.com
El contraataque que sacó Miguelito acabó con Vinicius llegando a línea de fondo, y poniendo el balón atrás para Benzema. El capitán, oh, mi capitán, nuestro capitán, oteó el otro lado, vio a Bale saliendo, a los defensas colocados, y a una bala vestida de blanco entrando desde la segunda línea. Así que puso el balón allí, y allí apareció el frágil Carvajal, el cuestionado Carvajal, el dudoso Carvajal, que, de primeras, cruzó de volea con la espinilla el balón al palo contrario y lo mandó al fondo de las redes, estableciendo el 0-1 y celebrándolo como nunca. La justicia poética era esto, pasar un año penando por las lesiones y llegar, en el primer partido como titular, y marcar el gol de la victoria. Del infierno a la gloria.
El Madrid sostuvo la embestida posterior del Betis con una nueva exhibición de disciplina defensiva, aunque pasando apuros. Ancelotti, que vio muestras de cansancio en el equipo, introdujo a Lucas y a Asensio para que salieran Bale e Isco, en el minuto 65. De ahí en adelante, el Madrid, especialmente con un Alaba y un Casemiro colosales, desactivó el peligro bético, con buena colocación y un Courtois serio y solvente. El Betis introdujo cambios, redobló esfuerzos, pero fue inútil. Y, además, el Madrid salía como un tornado en las contras, como en la que acabó con Asensio rematando desviado en el minuto 73.
Imagen: realmadrid.com
En el minuto 76, Hazard sustituía a un Vinicius que nos había dejado un partido pleno de velocidad, frescura y desborde, además de una maravillosa jugada en la que se fue de dos rivales que le encerraban, con un taconazo y un giro plenos de calidad. Lo más destacable del belga fue una asociación con Benzema que acabó con un remate duro, pero al muñeco, casi al final. Mientras tanto, Miguel tuvo que retirarse con problemas musculares, y entró en su lugar Rodrygo, pasando Lucas al lateral derecho y Carvajal al izquierdo. En ese último tramo, el equipo blanco mantuvo la solidez defensiva y seguía saliendo con cierto peligro, desanimando al Betis. Aun así, en el último minuto de juego, una jugada de desborde de Tello acabó con un centro y un remate raso, en el que Courtois detuvo en dos tiempos y aseguró la victoria madridista.
Se va el Madrid al parón de selecciones con dos victorias y un empate en este tramo inicial de la Liga, todos partidos jugados fuera y con diferentes versiones del equipo. Ancelotti parece haber conseguido eso que pedía tras el partido del Levante, compromiso y concentración defensiva, y el equipo sigue generando peligro arriba con cierta regularidad. Como deberes pendientes queda el acabar los partidos con más tranquilidad, cerrándolos antes. Pero no tiene mala pinta la cosa, la verdad. Y ahora ya podéis seguir hablando de si viene Mbappé o no.