CRÓNICA | Enseñando a los mayores: Real Madrid Castilla 3 – 1 San Sebastián de los Reyes

Una crónica de: @MiedoEscenico2

Había tarde madridista y el Castilla se preparaba para enfrentarse al líder de su grupo, el San Sebastián de los Reyes, que llegaba al partido después de 7 victorias, 3 empates y 1 derrota. El filial madridista recuperaba efectivos, y Raúl, del que luego hablaremos algo más, decidió que salieran de inicio Fuidías en la portería, la defensa más o menos titular, con Santos, Gila, Chust y Miguel Gutiérrez, que volvía al once; Blanco en el medio centro, apoyado por Morante y Dotor en los interiores; Peter por la derecha, Gelabert escorado a la izquierda y Hugo Duro en la punta de ataque.

El inicio del partido fue funesto. Un robo a la altura de la zona defensiva pillaba a los castillistas adelantados, y un remate sin pensarlo, un globo teledirigido, superaba a Fuidías por arriba, que ya es difícil, y establecía el 0-1 en el marcador. Ya es triste que te metan un gol en el minuto 4. Es aún más triste que el gol te lo meta el líder de la categoría jugando en tu casa. Pero lo que es verdaderamente insoportable es que el gol te lo meta un tío que se llama Pichín.

El Castilla, lejos de descomponerse, mantuvo una actitud enormemente seria, disciplinada en defensa, aunque algo pastosa en ataque. Recordaban por momentos a los mayores, tratando de mover el balón y, con él, a la defensa del Sanse, que había acampado delante de su área, y se movía entre menos y nada, Acaso un par de llegadas con peligro del Castilla,  un posible penalti no pitado, y poco más. Control, control y control. Hay que admitir que el Sanse no llegaba a la portería de Toni Fuidías, pero también que el blanco era un equipo lento y tomo arriba.

Imagen: realmadrid.com

Llegó el descanso y nos pilló con esa cara de tonto que se te queda cuando has dominado el partido, las ocasiones y la iniciativa, y te vas al vestuario como saliste de él, de vacío. Y, encima, el gol de Pichín manchando el honor. La verdad es que no sabemos muy bien qué diablos le dijo Raúl a los chavales en el descanso. Quizá les contó aquel partido en el Calderón en que MIjatovic se fue expulsado y el Madrid, con un tío menos, se llevó el partido, el deportivo y la chica, en la noche en que el entrenador castillista hizo chirriar la cintura de Juanma López, que no volvió a ser la misma.

Con la duda de si les dijo “echadle huevos” o “echadle pelotas”, el caso es que el Castilla entró al segundo tiempo diferente. Los chicos iban a cada balón dividido con fe, a cada corte con la piedra de afilar, y a cada centro con el alma. Intensidad, nervio y ganas de robar balones, espacios y gloria. Un centro de caramelo de Antonio Blanco fue rematado de cabeza por Chust a centímetros del poste, cuando apenas llevaban tres minutos jugados.  Y, en el minuto 50, todo junto. Un robo de Dotor, una magnífica apertura de Morante para Sergio Santos, que entraba como una locomotora por su territorio, la banda derecha, permitió al lateral poner un centro, tenso como la cuerda de un arco y preciso como un reloj suizo, al segundo palo, a baja altura. Y allí se tiraba Hugo Duro, estirando hasta el último de sus tendones para llegar in extremis a rematar el balón a la red y equilibrar el resultado.

El 1-1 hizo que el Sanse dejara el campamento que había montado delante de la portería de Felipe Ramos y se adelantara para intentar volver a dominar el juego. Pero ahí emergieron varias figuras vestidas de blanco. Sergio Santos ejercía un poder absoluto en la banda derecha, parando lo que llegaba y buscando las heridas en ataque al equipo de negro. Víctor Chust, con ese poso que da la experiencia (a los 20 años), cortaba, defendía y sacaba el balón con oficio. Antonio Blanco imponía su ley en el medio, no dejaba pasar a nadie y con sus tijeras de podar, como las de Casemiro, recolectaba balones con tensión y sin contención.

Imagen: realmadrid.com

Así, el equipo del norte de Madrid trataba de llegar arriba, pero no se encontraba más que a chavales de blanco centrados en volver a quedarse con la pelota y construir jugadas de peligro, especialmente mediante las llegadas por banda derecha. A la hora de partido, Raúl dejaba claro que quería subir la apuesta y cambiaba a Peter por Marvin, y a Morante por Arribas, que era como un “veo las tuyas y envido más”. El Castilla comenzaba a generar cada vez más peligro, con un Arribas hiperactivo, un Marvin hiperveloz y un Dotor cada vez más presente. El problema es que el control y el asalto no acababa en oportunidades demasiado claras.

En el minuto 69, una penetración –otra- del rubio Sergio Santos por el costado derecho, acabó con el lateral por los suelos y el árbitro (que tenía pelo, ojo) señalando penalti. No sabemos si el contacto con el defensa era suficiente o no para suponer falta, lo que sabemos es que la jugada venía de otra falta a Marvin, y que el karma tiene estas cosas. El penalti lo tiró Arribas ajustándolo al palo izquierdo de Felipe Ramos, que adivinó la trayectoria, pero no pudo hacer nada por pararlo. Así que el Castilla había levantado el Pichín con algo Duro y Arribas. Para qué explicar más.

A partir de ahí, el Sanse ya si que se fue a intentar empatar el partido, pero el Castilla, a base de sufrimiento, de trabajo y también de faltas, consiguió parar la embestida. Arribas vio tarjeta, Blanco vio tarjeta, y Raúl, que no tiene un pelo de tonto, y vio que Gelabert estaba ya en la reserva, introdujo a Xavi Sintes en su lugar en el minuto 79. Sintes es una especie de Casemiro jovencito, con mejor toque de balón y una mentalidad obsesiva con recuperar balones para dárselos a sus compañeros. Y allá que se fue con su cesta de mimbre a redistribuir la riqueza y cubrir las espaldas de Antonio Blanco. Y a cerrar aún más los caminos al equipo de negro hacia la portería de Fuidías.

Imagen: realmadrid.com

En el minuto 86, una falta de entendimiento entre dos jugadores del Sanse permitieron a Marvin salir zumbando a por un balón por la banda derecha. El extremo puso el balón con precisión en el punto de penalti, donde aparecía Carlos Dotor, ese box-to-box aparentemente invisible, para materializarse y rematar a la red del líder el 3-1. Después de eso, Raúl le acabó de dar matarile al partido metiendo a Pablo Ramón por el capitán Chust, y a Hugo Vallejo por un agotado Hugo Duro, que había estado 88 minutos sin parar de bregar y correr. Y llegó el final.

Esta tarde, el Castilla ha hecho todo eso que estamos echando de menos en los mayores: no venirse abajo por muy difíciles que sean las circunstancias, meter más intensidad y pegar si hace falta, creer en la remontada, pelear cada balón, jugar la pelota rápido y entrar al área con los bolsillos cargados de pólvora y balas. Y, así, le ganó al líder, enseñando a los mayores.

 

RESULTADO FINAL

REAL MADRID CASTILLA, 3 – SAN SEBASTIÁN DE LOS REYES, 1

 

GOLES

1-0  4’    Dani Pichín

1-1  50’  Hugo Duro (asistencia: Sergio Santos)

2-1  70’  Arribas (penalti)

3-1  86’  Dotor (asistencia: Marvin)

 

REAL MADRID CASTILLA

13  Fuidías

20  Sergio Santos

4    Gila

5    Chust (15. Pablo Ramón, min.88)

3    Miguel Gutiérrez

6    Blanco

8    Dotor

16  Morante (22 Arribas, min. 59)

27 Peter Federico (7. Marvin, min. 59)

10  César Gelabert (14. Xavi Sintes, min. 79)

19  Hugo Duro (17. Hugo Vallejo, min. 88)

Vieron tarjeta amarilla Sergio Santos (min. 56), Gelabert (min.65), Arribas (min. 73), Blanco (min. 78) y Marvin (min. 91)