Una crónica de: @MiedoEscenico2
Volvía el Castilla a la competición oficial, tras haber parado un par de jornadas, bien por positivos por COVID en su plantilla, bien por haberlos en la del rival. Lo hacía en Majadahonda, de nuevo con el traje de color rosa que ya empieza a darnos mal fario con el primer equipo, y con una alineación bastante creativa de Raúl, que puso en el Cerro del Espino a Luis López, que debutaba en la portería, con una línea de tres centrales formada por Gila, Chust y Pablo Ramón; por los carriles salían Guillem y Miguel Gutiérrez, con Xavi Sintes como medio centro defensivo, y una línea de tres por delante, formada por Iván Morante, Carlos Dotor y Hugo Vallejo, volviendo a ocupar la punta de ataque Hugo Duro.
La primera parte permitió ver a dos equipos bien colocados, con pocas ganas de tener sobresaltos, y bastante interés por controlar el ritmo del partido. El esquema de Raúl, con los tres centrales, saltó por los aires en torno al minuto 13, cuando una lesión muscular obligó a Pablo Ramón a abandonar el campo. Le sustituyó Kenneth, que se ubicó en la zona izquierda del centro del campo castillista, que pasó a jugar en 4-1-4-1. A partir del minuto 20, el Castilla bajó su línea de presión al balcón de la zona de Xavi Sintes, y en ese tramo los chicos consiguieron robar algunos balones por medio de Dotor y Morante, pero sus salidas al contraataque se vieron malogradas, a veces por la buena defensa de los rayistas, y a veces por el exceso de individualismo de los de rosa. Pecadillos de juventud.
El equipo local decidió que ya había tenido los sustos suficientes y, cerca de la media hora de partido, se puso a mover lento el balón, a controlar que el Castilla no volviera a sorprenderle, y a llegar más por insistencia que por juego. No generó ocasiones destacables, pero obligó al Castilla a recular y sacar el balón con muchas dificultades. Aun así, los chicos de Raúl mantuvieron seriamente la disciplina defensiva y aguantaron los tímidos intentos del Rayo. Incluso hubo un par de jugadas, especialmente una de Guillem, que acabó sin transformarse en gol, pero metió algo de miedo a los majariegos. Llegó el descanso y lo cierto es que, en cierto modo, fue un alivio, porque el partido estaba siendo más ganado por la táctica que por el talento. Es decir, un poco coñazo.
Imagen: realmadrid.com
El inicio de la segunda parte vio al Castilla presionando muy arriba y obligando al Rayo Majadahonda a sacar balones en largo, probablemente para evitar que el partido siguiera siendo así de tedioso. El problema es que, a la primera que el conjunto majariego ganó el balón en largo, se partieron los de rosa en dos y casi reciben un gol, en un remate que salió alto por poco. Luis SuperLópez tuvo que jugarse el físico en el minuto 50, en un centro muy frontal, y no tenía buena pinta la cosa para los chavales del filial, que perseguían el balón sin descanso y también sin mucho éxito.
Sufría el Castilla sin balón y bastante abierto, mientras se iban sucediendo las llegadas rivales. Solamente se lo pudo sacudir algo en el minuto 57, en que una buena combinación por la izquierda acabó en falta a favor de los de rosa. Dotor la puso, y una sucesión de rechaces acabó en un córner. Para que el lector se haga a la idea del estado del filial en ese tramo, el saque de ese córner acabó en un contraataque, un centro al área, y un cabezazo fuera del Rayo Majadahonda. Se había convertido en un partido de ida y vuelta, la pelota transitaba rápido de un área a la otra, pero el oxígeno se les acababa en el cerebro a los dos equipos cuando llegaban al borde del área rival. En el Castilla se notaba especialmente la desconexión entre la línea de mediocampistas y Hugo Duro, que peleaba por un balón sin que le llegara ni una sandía en condiciones.
A Raúl aquello no le gustaba, y decidió meter en el campo a Blanco y Arribas por Hugo Vallejo y Kenneth, en el minuto 69. El Castilla, a partir de ahí, empezó a llegar con más peligro, y el Majadahonda perdió el balón y bastante de su fe. Un centro al área majariega fue despejado con apuros, y tras la recuperación del balón por parte de Blanco, un zambombazo de Guillem desde fuera del área fue rechazado a duras penas por el portero Sotres. El rebote le llegó a Dotor, pero le salió un remate tibio, cayéndose, que el portero volvió a despejar. A partir de ahí, el Castilla comenzó a dominar y tener el balón, mientras el Rayo Majadahonda aporreaba a los chicos con la aquiescencia del árbitro, que no era calvo, pero sospechamos que no le queda mucho para serlo.
Imagen: realmadrid.com
En el 79, una falta dentro del área por pisotón a Hugo Duro fue sancionada por el calvo incipiente como falta directa desde fuera del área. Ya era el segundo penalti que no señalaba, tras un agarrón evidente a Chust en el área local poco antes. Dotor lanzó la falta directa a puerta, pero centrada, y el portero la atajó sin dificultades. La convivencia entre Sintes y Blanco se resolvía con el primero jugando de medio centro defensivo puro, y tercer central en los ataques rivales, mientras que Blanco aparecía en mitad de la línea de tres por delante. Hay que decir que el Castilla, en los últimos diez minutos, se lanzó decididamente a por el triunfo, y Raúl metió a Gelabert por un Dotor fundido que, una vez más, se había marcado un partido imponente. Pero también hay que decir que todo el peligro que generaba Arribas cayendo a banda derecha era echado a perder por la precipitación de un Guillem hiperactivo, con toda la voluntad y bastante poco acierto.
Y, en el minuto 88, un rechace dentro del área castillista, dio lugar a un remate, un nuevo rechace fuera del área, y un disparo inapelable de Carlitos, un señor de 35 años, que entró en la portería de Luis López sin que el portero pudiera hacer nada, y sin que ningún jugador del filial hiciera nada por evitarlo, especialmente Gelabert. En el minuto 90, el futuro alopécico señaló una falta a Arribas diez metros más atrás de donde había sido. El saque de falta dio en la barrera y fue a córner, que se sacó sin consecuencias. El asalto a la desesperada parecía condenado al fracaso, y lo fue, porque el filial madridista no supo tener paciencia ni cabeza como para montar una jugada de verdadero peligro, y naufragó entre los patadones lejos del rival, y los suyos propios a la desesperada.
Esta segunda derrota vuelve a evidenciar ciertos defectos del joven equipo filial. Vuelven los goles de última hora, y la evidente dificultad para marcarlos, si no juegan desde el principio jugadores como Arribas. Se echa de menos en algunos de los chicos la cabeza y la tranquilidad, la paciencia y el aplomo de buscar la mejor solución antes que la más rápida. Son pecadillos de juventud, pero tal y como está configurada actualmente esta competición, es muy importante conseguir cuanto antes los puntos necesarios que te meten en la pomada al final de esta fase. Hacen falta 35 puntos cuanto antes, y en esta temporada no hay posibilidad de esperar a crecer. Hay que dejarse de pecadillos de juventud e imponer la clase y la personalidad que muchos de estos jugadores demostraron en la pasada edición de la Youth League. Sin excusa.
RESULTADO FINAL
RAYO MAJADAHONDA, 1 – REAL MADRID CASTILLA, 0
GOLES
1-0 88’ Carlitos
REAL MADRID CASTILLA
25 Luis López
2 Guillem
4 Gila
5 Chust
15 Pablo Ramón (18 Kenneth, min. 13; 6 Blanco, min. 69)
3 Miguel Gutiérrez
14 Xavi Sintes
8 Dotor (10 Gelabert, min. 85)
16 Morante
17 Hugo Vallejo (22 Arribas, min. 69)
19 Hugo Duro