Una crónica de: @MiedoEscenico2
Se jugaba esta noche el Real Madrid el acercarse un paso más a la obtención del título de Liga, y lo hacía en un terreno complicado como Los Cármenes, donde un Granada bien clasificado, como ya nos avisaba @pepo2204 en su previa (y haría el lector bien en leerlas, para conocer que podía pasar lo que se ha visto hoy), había generado muchos problemas a algunos de sus visitantes, con un juego descarado y una presión asfixiante. En consecuencia, para hacer frente a un partido previsiblemente incómodo y difícil, el segundo en la asfixiante serie de cuatro en nueve días, Zinedine Zidane decidió alinear inicialmente a Courtois en la portería, y una defensa compuesta por los clásicos Carvajal, Varane y Ramos, acompañados por el granítico Mendy. Un centro del campo supervitaminado, el ancla de Casemiro, el vuelo del Pajarito Valverde, la mira telescópica de Toni Kroos, el porte principesco de Modric y los arabescos de Isco; y en punta de ataque, Karim Benzema y su violín con el nueve grabado.
Empezó el partido intenso, con el Granada intentando presionar la salida del balón del equipo madridista, hoy de verde, pero paulatinamente los merengues fueron imponiendo su ley en el centro del campo. De hecho, la primera media hora fue una masterclass de control del juego, con un Madrid imperial, templando el empuje granadino y mandando en el sentido más amplio de la palabra. Como forma de certificar lo que estaba pasando, en una de las jugadas de ataque del cuadro verde cirujano, Mendy hizo eso que ya sabemos que hace muy bien. Adelantarse el balón unos metros, arrancar ese motor de ocho cilindros que tiene y dejar atrás a su marcador. Lo que no nos había descubierto todavía era que podía estampar el balón de un zurdazo inapelable, por alto, en la portería rival, como si hubiera estado toda la noche anterior viendo videos de Don Pancho Puskas. Así, corría Mendy, corría el minuto 10, y corría el 0-1 en el marcador de Los Cármenes.
Imagen: realmadrid.com
Apenas seis minutos después, Karim Benzema llegó a las mismas coordenadas, sacó su arco y su violín, le tocó una de Sarasate a Víctor Díaz, y envió con la derecha el balón al palo contrario con efecto, estableciendo el 0-2. El Madrid cantaba la marsellesa, gracias a un planteamiento fantástico de su entrenador, y dos goles de jugadores del país de la libertad, de la igualdad y de la fraternidad. Durante el cuarto de hora siguiente, el equipo madridista siguió moviendo el balón con tranquilidad y calma, acercándose poco a poco al área granadina, sin prisa pero sin pausa. Mientras tanto, el Granada apenas conseguía salir de su campo, y mucho menos llegar a la portería de Courtois. Valverde llevaba bombonas de oxígeno aquí y allá, Modric introducía su pequeño bisturí entre las líneas andaluzas, Kroos se encargaba de controlar la orientación del juego, Casemiro andaba con sus tijeras de podar en ristre, rebañando aquí y allá, e Isco era perseguido por los jugadores del Granada, que parecían fans pidiéndole autógrafos, aunque de fondo estaba la intención, pocas veces lograda, de robarle el balón.
Llegó la pausa para la hidratación, y después dio la sensación de que el cuarto de hora final de la primera parte equilibró algo la contienda; el Granada llegó algo más, especialmente con un remate de cabeza que sacó Courtois, y el Madrid también tuvo una gran ocasión mediante un remate de Karim Benzema, tras otro magnífico pase de Luka Modric, que despejó Rui Silva con muchos apuros. El descanso llegó y, al volver al campo, pudimos constatar que, si la primera parte había sido dominada por la sección francesa del Madrid, el equipo hoy verde se había despedido del partido de la misma manera, a la francesa. El primer cuarto de hora de la segunda parte, el Granada le quitó al Madrid la pelota, montó sus tiendas en el campo madridista y comenzó a hostigar peligrosamente la portería de Courtois.
Imagen: realmadrid.com
Antes de que entremos en el relato de la dimisión de la segunda parte, hemos de hacer un merecido homenaje a uno de los pocos que no se despidieron del partido hasta que el árbitro pitó el final. El guardameta belga ha tenido hoy una actuación fantástica, así, sin más. Algo que, por otra parte, no es ninguna novedad, porque mucha de la seguridad defensiva del equipo desde el reinicio de esta Liga tiene que ver con él, y con la sensación que transmite al resto del equipo con sus paradas. Dicho esto, lo cierto es que a lo largo de la mayor parte del segundo tiempo, el Granada ha tenido en sus manos al equipo madridista. Una pérdida estúpida de Casemiro en el centro del campo permitió un contraataque en superioridad de los rojiblancos, y el pase de Yangel para Machís permitió al delantero enviar el balón al fondo de la portería de Courtois, en la única ocasión en que el cancerbero belga no estuvo afortunado.
Desde ese momento, minuto 50, hasta el final, el Granada hizo méritos para empatar. Solamente el esfuerzo y el compromiso defensivo del Madrid redujo las posibilidades de marcar del cuadro nazarí que, aun así, dispuso de algunas ocasiones muy claras. Zidane trató de dar la vuelta a la tortilla en el minuto 64, con un cambio no sólo de hombres sino también de índole táctica, dado que la entrada de Asensio y Rodrygo por Valverde e Isco convirtió el 4-5-1 original en un 4-3-3 bastante más deslavazado en ataque, y sufriente en defensa. Añadido a esto, Asensio tuvo uno de esos días en que se justifica ese apodo maldito que a veces le persigue, y especialmente en defensa, ayudó entre poco y nada a Dani Carvajal. Casemiro, Kroos y Modric corrían mucho buscando recuperar el balón, pero casi siempre para llegar tarde y perder energías inútilmente. Benzema trataba de ayudar y bajar a tejer juego, pero no le llegaba apenas compañía. Rodrygo, al menos, mostró decisión para irse hacia el área, y llevó cierto peligro.
Imagen: realmadrid.com
El caso es que el equipo madridista llegó al final extenuado (como no podía ser de otra forma, habiendo jugado hace tres días), siendo muy poco efectivo ofensivamente y estando al borde del infarto defensivamente, solamente sostenido por una gran actuación de Courtois y Sergio Ramos, que salvó un remate rival bajo palos, en el tramo final del encuentro. A pesar de ello, el partido finalizó con 1-2 y una victoria para el Madrid tan complicada como necesaria para afrontar lo que viene.
Porque el Real Madrid llega a los dos últimos partidos de Liga con una ventaja holgada sobre el rival, y el gol-average a favor: cuenta con un amplio margen de error, y le basta con ganar uno de esos dos partidos, o empatar los dos, para asegurar el título, tras la victoria de hoy, que hace la nueve de nueve. Veintisiete puntacos. Casi nada. Ni en nuestros mejores sueños hubiéramos pensado que nuestro equipo volvería del confinamiento con esta sensación de sobriedad y solidez, algo deteriorada en la segunda parte de este último partido. El jueves, frente al Villarreal en Valdebebas, viviremos una auténtica final, que puede dar la Liga si se gana. Lo contaremos, y esperamos que con buenas noticias, una vez más. Y ya van nueve…
RESULTADO FINAL: GRANADA C.F., 1 – REAL MADRID, 2.
GOLES:
0-1: 10′ Ferland Mendy (asistencia: Casemiro)
0-2: 16’ Karim Benzema (asistencia: Modric)
1-2: 50’ Machís
REAL MADRID: Courtois; Carvajal, Varane, Ramos, Mendy; Casemiro, Kroos, Valverde (Asensio, min. 64), Modric, Isco (Rodrygo, min. 64); y Benzema.
ÁRBITRO: Jaime Latre (Comité Aragonés). Mostró tarjetas amarillas a Mendy (min, 17) y Courtois (min. 92).